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sábado, 16 de enero de 2010

SINODO DE LA PALABRA Y VOCACIONES


Autor: Jorge Enrique Mújica, LC | Fuente: Catholic.net

Sínodo de la Palabra y vocaciones

Entrevista al P. Enrique Tapia, L.C.colabora desde hace varios años en la dirección general de la Congregación de los Legionarios de Cristo y es editor del libro recientemente publicado "Ven y sígueme"

Sínodo de la Palabra y vocaciones

El P. Enrique Tapia colabora desde hace varios años en la dirección general de la Congregación de los Legionarios de Cristo y es editor del libro recientemente publicado "Ven y sígueme" (Ciudad de México, 2008), con testimonios sacerdotales.

--¿Este sínodo está llamado a dar frutos en la renovación de la vida religiosa y en nuevas vocaciones?

--P. Tapia: Creo que para un creyente la respuesta es obvia: claro que sí. Y al afirmar esto me baso en la fe y la confianza en Cristo.

El Cardenal Franc Rodé, C.M., Prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica, recordó en el Sínodo que la Palabra de Dios está en el centro de la renovación de la vida consagrada, renovación a la que todos los religiosos y religiosas estamos llamados. Esta renovación, decía el cardenal, se realiza sobre todo viviendo con plenitud el Evangelio, según el propio carisma. Renovación es conversión, es decir, convertirnos cada día al amor del Padre, escuchando con atención su Palabra, que es Cristo, y siguiendo el consejo de María: "haced lo que Él os diga".

Por otro lado, estoy convencido de que Cristo no deja de llamar a muchos hombres y mujeres a seguirlo más de cerca, como hizo hace 2000 años con los 12 apóstoles y con los discípulos. Este llamado se ha verificado a lo largo de toda la historia, y aún hoy Cristo sigue llamando. La escucha atenta de la Palabra de Dios es un medio por el que Cristo nos habla. Conozco muchas personas que, leyendo o escuchando alguna parte de la Biblia, decidieron dejar todo y seguir a Cristo más de cerca.

--¿Qué relación tiene la Palabra de Dios con la vocación sacerdotal? ¿Y con toda otra vocación en la Iglesia?

--P. Tapia: El P. Giorgio Nalin, superior general de los rogacionistas, recordó en el Sínodo que la Palabra de Dios ilumina el camino vocacional de cada persona. En esta línea, yo diría que la relación entre la Palabra de Dios y la vocación personal es directa e inmediata. ¿Por qué?

Cristo es la Palabra de Dios, el Verbo (cf. Jn 1,1). Y Cristo es quien llama a todos los hombres a la salvación (cf. 1 Tim 2, 4) y a la santidad (cf. Mt 5, 48; LG 39), de maneras y formas muchas veces desconocidas a nosotros. Esta llamada es la vocación, y aquí entramos todos los hombres y, por tanto, toda vocación.

Partiendo de aquí, la relación con la vocación sacerdotal me parece aún más evidente. El sacerdocio ministerial es sencillamente una participación al sacerdocio de Cristo. Instituido durante la Última Cena, junto con la Eucaristía, el sacerdocio, separado de Cristo, la Palabra, no tendría ningún sentido, no podría existir.

--¿Cómo se puede constatar que la Palabra de Dios es viva y eficaz también en este mundo secularizado?

--P. Tapia: Viva quiere decir que es activa, fuente de una actividad que lleva hacia la perfección. Eficaz quiere decir que realiza su cometido, su misión; y el amor de Dios siempre es eficaz. Creo que ambas cualidades se constatan de forma evidente en las vocaciones religiosas y sacerdotales. Hoy en día hay cientos de miles de personas consagradas a Dios en una vocación particular, y más de 400.000 sacerdotes, entre religiosos y diocesanos. Esto es vida, y esto es eficacia. Cuando hablo con estas personas, me gusta preguntarles la historia de su vocación. Y es increíble cómo Dios sigue actuando en la vida de cada una de ellas, de cada uno de nosotros. Lo que pasa es que muchas veces no estamos atentos y no vemos esta acción. Pero si estamos atentos, la Palabra de Dios nos sorprenderá.

--¿Cómo se escucha la llamada (o la Palabra) de Dios?

P. Tapia: Creo que hay muchas maneras, pues Dios no actúa siempre igual. Al preparar un libro con testimonios sacerdotales, constaté que en cierto modo Dios se adapta a cada persona. Algunos lo escuchan siendo niños, otros en la juventud, otros siendo ya adultos. Algunos lo escuchan en su interior muy claramente, otros se debaten en una espesa niebla durante años. A algunos se les revela de manera patente, poderosa, sin dejar lugar a dudas; a otros se les revela con suaves sugerencias, con leves invitaciones. También varían mucho los lugares y las circunstancias (mi "sí" a la vocación, por ejemplo, fue en un bar tomando un refresco… aunque parezca increíble). En fin, creo que Dios tiene su camino para cada persona, y también su modo de llamarla. Lo que sí creo que es indispensable para poder escuchar la Palabra de Dios es un poco de silencio y de oración.

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