MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS (COMUNIDAD CATOLICA, APOSTOLICA Y ROMANA).

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jueves, 21 de enero de 2010

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS ALMAS DEL PURGATORIO (POR J. MILLOT VICARIO GENERAL DE VERSALLES).


María mediadora de todas las almas del Purgatorio

Todos los Recursos J. Millot
Vicario General de Versalles (1930)

Traducido del francés por José Gálvez Krüger para Aci Prensa


Mediante la mediación materna que ejerce en el Purgatorio, donde ella verdaderamente es reina y soberana, aliviando y liberando a las almas que se encuentran detenidas, la Santísima virgen justifica, plenamente, los amables símbolos bajo los cuales los mismos Padres de la Iglesia gustan designarla e invocarla. Ella es la puerta de cielo, la puerta de la vida eterna, la celeste puerta a través de cual pasamos del exilio al cielo; la puerta siempre abierta del paraíso.

Podríamos continuar mucho tiempo, todavía, las citas mediante las cuales los Santos Padres manifiestan esta mediación de María por sus hijos de la tierra y de aquellos que terminan de espiar sus faltas en el Purgatorio.


I

La gracia, primero de todos los bienes

Para la vida presente, hay un bien que debemos preferir a los otros, y que es, ciertamente, el único bien necesario; un bien que debemos colocar por encima de todos los bienes del mundo: por encima de la fortuna que acarrea más espinas que provecho y que convierte en polvo; por encima de los honores, que sólo traen más decepciones que alegrías y que vuelven humo; por encima de los placeres que degradan, que deshonran, que no dejan tras de sí sino vacío y remordimiento; por encima de la salud y de la vida misma, que son tan frágiles y que terminan quebrándose en la piedra del sepulcro.

Este bien, de orden superior – el don de Dios más exquisito y más gratuito – es la gracia: la gracia que supera todas las fuerzas y todas las exigencias de la naturaleza para elevarnos en el orden sobrenatural haciéndonos participantes de la vida misma de Dios; la gracia, que es en nosotros la semilla de la gloria futura; la gracia, sin la cual somos radicalmente impotentes para pensar, amar. Actuar, sufrir de una manera meritoria por el cielo.

Ahora bien, es enseñanza formal de la Iglesia que la gracia tiene por único autor a Dios, pero también que tiene a María como único canal.
Comprendamos bien esta doctrina.


II

Esta doctrina no quiere decir que entre el Hijo y la Madre no exista una diferencia esencial… Cristo, Hijo Dios, es Redentor; María, hija de Adán, es rescatada; rescatada, sin embargo, de una manera supereminente.

Esta distinción no deja de ser menos cierta, como dice “Bossuet, “que habiendo recibido por María una vez el principio universal de la gracia, recibimos así, por su intermedio, las diferentes aplicaciones en todos los estados diferentes que componen la vida cristiana”.1

Como ella cooperó, de una manera secundaria sin duda, pero muy real, en la adquisición de la gracia, trayendo al mundo a Jesús, es del todo conveniente – y tal es el plan divino – que coopere en la distribución de la gracia, que sea la tesorera y la dispensadora. De esta manera, la gracia nos es concedida por tres voluntades: la voluntad de Dios Padre que la confiere, la voluntad de Cristo que la merece, y la voluntad de María que la distribuye. Y San Bernardo, resumiendo, en una expresión célebre, al menos implícita, de los papas y de los doctores, de los teólogos y los santos, pudo decir: “No hay gracias que no descienda del cielo a la tierra que no pase por las manos de la Virgen María”. – Doctrina admirable que fue confirmada en un acto pontificio de la mayor relevancia: la institución, por Benedicto XV, de una fiesta, el 31 de mayo en honor de la Mediación universal de María.


III

De la misma manera que todas las gracias que son concedidas a la tierra y distribuidas por María, ella procura y refrenda, por decirlo así, estas cartas de libertad para las almas del Purgatorio.

Para los miembros de la Iglesia sufriente, como para los miembros de la Iglesia militante, ella es la mediatriz que conduce a Jesús. Esto no basta. He aquí un testimonio todavía más convincente: el de la Santísima Virgen misma hablando a Santa Brígida, como se puede ver en el libro de las Revelaciones de esta gran contemplativa: “Yo soy, dice la reina del cielo y la Madre de las misericordias, la dicha de los justos y la escala de los pecadores. No hay pena alguna en el Purgatorio que, mediante mi auxilio, no se vuelva más suave y más fácil de soportar”. Y en otra circunstancia ella agregó: “Yo soy la Madre de Dios, la Madre de todos aquellos que están en el Purgatorio, porque todas las penas que se inflingen a los pecadores para la expiación de sus faltas se ablandan por mi oración”. Y Nuestro señor mismo, hablando a María, le dice, como lo refiere además santa Brígida: “¡Tú eres mi Madre y la consolación de todos aquellos que están en el Purgatorio!”

Escuchen, finalmente el testimonio de la Iglesia, sostén y columna de la verdad, confirmando los datos de la sana razón, lo mismo que las declaraciones y las revelaciones de los santos en lo tocante al punto que nos ocupa. En su oración litúrgica de la misa cotidiana por los difuntos, la Iglesia solicita la clemencia del Soberano Juez, que perdona y que salva: ella pide por nuestros hermanos, nuestros semejantes, y nuestros benefactores la entrada en la eterna beatitud; y para obtener esta gracia no podría hacer nada mejor que encomendarse a la intercesión de la bienaventurada Virgen María. Beata Maria Samper Virgine intercedente! Ya que María se ocupa de las almas del Purgatorio, pues tiene capacidad para intervenir en su favor, y si pide por ellas, serán auxiliadas y salvadas, porque la oración de María es eficaz y obtiene siempre su efecto; Dios lo quiere así para honrar a su Madre.

La conclusión práctica que podemos sacar de esta doctrina es muy simple. Encomendemos nuestros difuntos a la Madre de Dios que es, a la vez, Madre de los hombres; ofrezcámosle las oraciones y la buenas obras que les queremos aplicar y. de golpe, aumentaremos su valor y eficacia. “La tierra posee apóstoles, patriarcas, profetas, mártires, confesores, vírgenes, lo mismo que otros tantos auxilios que imploro, porque tú eres la soberana de los órdenes angélicos. Todo lo que los ángeles pueden contigo, tú lo puedes sola, sin ellos. ¿Por qué lo puedes? Porque eres la Madre de Nuestro Salvador, la reina del cielo y de la tierra. Por eso recurro a ti, oh Santa Madre de Dios, para suplicarte humildemente que alivies y liberes a las almas que gimen en las prisiones del Purgatorio. Es la última gracia que esperan de ti, oh Madre de la divina gracia!”


1 Cuarto sermón para la fiesta de la Anunciación

LA INFLUENCIA DE MARIA MEDIADORA (PUBLICADA POR STAT VERITAS).



LA INFLUENCIA DE MARÍA MEDIADORA

Al ocuparnos de los fundamentos de la vida interior, no es posible tratar de la acción de Jesucristo, mediador uni­versal, sobre su cuerpo místico, sin hablar igualmente de la influencia de María mediadora.

Hay muchos ilusos, decíamos, que pretenden alcanzar la unión con Dios, sin recurrir constantemente a Nuestro Se­ñor que es el camino, la verdad y la vida. Otro error sería querer llegar a Nuestro Señor sin pasar , por. María a quien la iglesia llama, en una fiesta especial, Mediadora de todas las gracias. Los protestantes cayeron en este error. Sin llegar a esta desviación, hay católicos que no. comprenden la ne­cesidad de recurrir a María para conseguir la intimidad con el Salvador. El B. Grignion de Montfort habla también de "Doctores que no conocen a la Madre de Dios, sino de una manera especulativa, árida, estéril e indiferente; que temen abusar de la devoción a la Santísima Virgen, hacer injuria a Nuestro Señor honrando demasiado a su santísima Madre. Si hablan de la devoción a María, no es tanto para recomen­darla como para reprobar las exageraciones" (l); dan la im­presión de creer que María es un impedimento para conse­guir la unión con Dios.

Hay, dice el Beato, una gran falta de humildad, en menos­preciar a los mediadores que Dios nos brinda, teniendo en cuenta nuestra debilidad. La intimidad con Nuestro Señor nos es grandemente facilitada mediante una verdadera y pro­funda devoción a María.

Para formarnos idea exacta de esta devoción, veremos qué se entiende por mediación universal y cómo María es la me­dianera de todas las gracias; según lo afirma con la Tradi ción, el Oficio y Misa de María Mediadora que se reza el 31 de mayo. Mucho se ha escrito sobre el asunto en estos últimos tiempos; consideraremos esta doctrina en sus rela­ciones con la vida interior (2).

¿Qué se entiende por mediación Universal?

"Al oficio de mediador", dice Santo Tomás (3), "corres­ponde el acercar y unir a aquéllos entre quienes ejerce tal oficio; porque los extremos se unen por un intermediario". Ahora bien, unir los hombres a Dios es propio de Jesucristo que los ha reconciliado con el Padre, según las palabras de San Pablo (II Cor., v 19): "Dios reconcilió al mundo consigo mismo en Cristo. Por eso sólo Jesucristo es el perfecto mediador entre Dios y los hombres, cuanto por su muerte reconcilió con Dios al género humano." Igualmente, después de decir San Pablo: "Uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hecho hombre", continúa: "que se ha entregado en rehén por todos. Nada impide, sin embar­go, que, en cierto modo, otros sean dichos mediadores entre Dios y los hombres, en tanto cooperan á la unión de los hombres con Dios, como encargados o ministros."

En este sentido, añade Santo Tomás (4) los profetas y sacer­dotes del Antiguo Testamento pueden llamarse mediadores; y lo mismo los sacerdotes de la nueva Alianza, como ministros del verdadero mediador.

"Jesucristo", continúa el Santo (5), "es mediador en cuanto hambre; porque en cuanto hombre es como se encuentra entre los dos extremos: inferior a Dios por naturaleza, supe­rior a los hombres por la dignidad de su gracia y de su glo­ria. Además, como hombre unió a los hombres a Dios en­señándoles sus preceptos y dones, y satisfaciendo por ellos." Jesús satisfizo como hombre, mediante una satisfación y un mérito que de su personalidad divina recibió infinito valor. Estamos pues ante una doble mediación, descendente y as­cendente, que consistió en traer a los hombres la luz y la gracia de Dios, y en ofrecerle, en favor de los hombres, el culto y reparación que le eran debidos.

Nada impide pues, que, como acabamos de decir, haya otros mediadores secundarios, como lo fueron los profetas y los sacerdotes de la antigua Ley para el pueblo escogido. Por eso podemos preguntarnos si no será María la mediadora Universal para todos los hombres y para la distribución de todas y cada una de las gracias. San Alberto Magno habla de la mediación de María como superior a la de los profe­tas, cuando dice: "Non est assumpta in ministerium a Domi­no, sed in consortium et adjutorium, juxta illud: Faciamus el adjutorium simile sibi" (6); María fue elegida por el Señor, no como ministra, sino para ser asociada de un modo espe­cialísimo y muy íntimo a la obra de la redención del género humano.

¿No es María, en su cualidad de Madre de Dios, natural­mente designada para ser mediadora universal? ¿No es real­mente intermediaria entre Dios y los hombres? Sin duda, por ser una criatura, es inferior a Dios y a Jesucristo; pero está a la vez muy por encima de todos los hombres en razón de su maternidad divina, "que la coloca en las fronteras de la divinidad" (7), y por la plenitud de la gracia recibida en el instante de su concepción inmaculada, plenitud que no cesó de aumentar hasta su muerte.

Y no solamente por su maternidad divina era María la designada Dará esta función de mediadora, sino que la reci­bió y ejercitó de hecho.

Esto es lo que nos demuestra la Tradición (8), que le ha otorgado el título de mediadora universal (9), aunque subor­dinada a Cristo; título por lo demás consagrado por la fiesta especial que se celebra en la Iglesia universal.

Para bien comprender el sentido y el alcance de este título, consideremos que le conviene a María por dos ra­zones principales: 1º, por haber ella cooperado por la satis­facción y los méritos al sacrificio de la Cruz; 2º, porque no cesa de interceder en favor nuestro y de obtenernos y distri­buirnos todas las gracias que recibimos del cielo.

Tal es la doble mediación, ascendente y descendente, que debemos considerar, para aprovecharnos de ella sin cesar.

María mediadora por su cooperación al Sacrificio de la Cruz.

Durante todo el curso de su vida en la tierra, hasta el Consummatum est, la Virgen cooperó al Sacrificio de su Hijo.

En primer lugar, el libre consentimiento que dio el día de la Anunciación era necesario para que el misterio de la Encarnación fuera una realidad; como si Dios, dice Santo Tomás (111, q. 30, a. 1), hubiera esperado el consentimiento de la humanidad por la voz de María. Por aquel libre fiat, la Virgen cooperó al sacrificio de la Cruz, pues que, así nos dio el sacerdote y la víctima.

Cooperó asimismo al ofrecer su Hijo en el templo, como una hostia purísima, cuando el viejo Simeón, ilustrado por luz profética, veía en este infantito "la salud dispuesta por Dios para todos los pueblos, la luz de la revelación para los gentiles, y la gloria de Israel" (Luc., II, 31). María, más ilu­minada que el mismo Simeón, ofrendó su Hijo y comenzó a sufrir dolorosamente con él, al oír al santo anciano anunciar que aquel niño sería "un signo expuesto a la contradicción", y que "una espada traspasaría el alma de su madre". (Ibid.)

Pero fue sobre todo al pie de la Cruz, donde María coo­peró al sacrificio de' Cristo, al unirse a él en la satisfacción y en los méritos, más íntimamente que lo que lengua hu­mana pueda expresar. Algunos santos, particularmente los estigmatizados, han estado excepcionalmente unidos a los su­frimientos y á los méritos del Salvador; un San Francisco dé Asís, por ejemplo, y una Santa Catalina de Sena. Pero fué muy poca cosa en comparación con la unión de la Virgen.

¿Cómo ofreció María a su Hijo? De la misma forma que su Hijo se ofrendó. Jesús hubiera podido fácilmente, por milagro, impedir que los golpes de sus verdugos le causaran la muerte; pero se inmoló voluntariamente. "Nadie me qui­ta la vida, ha dicho él mismo, sino que soy yo quien la da; pues tengo el poder de darla y el de volverla a recuperar" (Juan, x, 17). Renunció Jesús a su derecho a la vida y se ofrendó entero por nuestra salvación.

Y de María se dice en San Juan, XIX, 25 : "Stabat juxta crucem Jesu mater ejus", junto a la Cruz de Jesús se halla­ba de pie su madre, e indudablemente muy unida a él en sus dolores y oblación. Como dice el Papa Benedicto XV: "Renunció a sus derechos de madre por la salvación de todos los hombres" (10).

La santísima Virgen aceptó el martirio de Jesús y lo ofre­ció por nosotros; todos los tormentos que él sufrió en su cuerpo y en su alma, sintió los ella en la medida de su amor. Como ninguno, padeció María los sufrimientos mismos del Salvador; sufrió por el pecado en la medida de su amor a Dios, a quien el pecado ofende; del amor a su Hijo a quien el pecado crucificó, y del amor a las almas, a las que el pecado estraga y da la muerte. Y la caridad de la Vir­gen era incomparablemente superior a la de los mayores santos.

Así cooperó al sacrificio de la Cruz a guisa de satisfacción o reparación, ofreciendo a Dios por nosotros, con gran dolor y amor ardentísimo, la vida de su Hijo bien amado, más precioso para ella que su propia vida.

En aquel instante, el Salvador satisfizo por nosotros en estricta justicia, mediante sus actos humanos que, por su pero tonalidad divina, tenían valor infinito, suficiente a reparar la ofensa de todos los pecados mortales juntos y aun más. Su amor complacía a Dios más que lo que todos los pecados pudieran desagradarle (11). Ésta es la esencia del misterio de la Redención. En el Calvario, y en unión con su Hijo, Ma­ría satisfizo por nosotros, con una satisfacción fundada, no en la estricta justicia, sino en los derechos de la íntima amis­tad o caridad que la unía a Dios (12).

En el momento en.,que su Hijo iba a morir crucificado, aparentemente vencido y abandonado, ella no cesó un solo instante de creer que él era el Verbo hecho carne, el Sal­vador del mundo que, tres días después, resucitaría como lo había predicho. Fue éste el más grande acto de fe y de esperanza; y fue igualmente, después del amor de Cristo, el mayor acto de amor. Él hizo de María la Reina de los már­tires, siendo ella mártir, no sólo por Jesús, . sino juntamente con él, en tal forma que una sola cruz bastó para hijo y madre, ya que en cierto modo María fue en ella -clavada por su amor a Jesús. Así fue corredentora, como dice Benedicto XV, en el sentido de que con Jesús, en él y por el, rescató al género humano (13).

Por la misma razón, todo lo que Jesucristo en la Cruz nos ha merecido en estricta justicia, María nos lo ha merecido con mérito de conveniencia fundado en la caridad que a Dios la unía. Sólo Jesucristo, como cabeza de la humanidad, pudo merecer estrictamente transmitirnos la vida di­vina, pero S. S. Pío X confirmó la doctrina de los teólogos cuando escribió: "María, unida a Cristo en la obra de la Redención, nos mereció de congruo (con mérito de con­veniencia) lo que Jesucristo nos mereció de condigno" (14).

El primer fundamento tradicional de esta enseñanza co­mún de los teólogos y sancionada por los soberanos Pontí­ fices, es que María, en toda la tradición griega y latina, es llamada la nueva Eva, Madre de todos los hombres para la vida del alma, corno Eva lo fue para la vida corporal: Y la. Madre espiritual de los hombres debe, pues, darles esa vida espiritual, no como causa física principal (que es Dios solo) sino moralmente, por mérito de congruo, ya que el otro mérito pertenece a Jesucristo.

El oficio y la misa propios de María mediadora reúnen los principales testimonios de la Tradición y su fundamento escriturario, particularmente los clarísimos textos de San Efrén, gloria de la iglesia seria, de San Germán de Constan­tinopla, de San Bernardo y de San Bernardino de Sena. Aun en el segundo y tercer siglo, San Justino, San Ireneo y Tertuliano insistían en el paralelo entre Eva y María, y en­señaban que si la primera concurrió a nuestra caída, la se­gunda colaboró a nuestra redención (15).

Estas enseñanzas de la Tradición descansan, en parte, en las palabras de Jesús narradas en el Evangelio de la misa de María mediadora: El Salvador estaba a punto de expirar, y "viendo a su Madre y junto a ella al discípulo que amaba, dijo a su Madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la tomó por tal" (Juan, XIX, 27).

El sentido literal de estas palabras: "he ahí a tu hijo", se refiere a San Juan; pero para Dios los sucesos y las personas significan varias cosas (16); y en este lugar, San Juan designa espiritualmente a todos los hombres rescatados por el sa­crificio de la Cruz. Dios y su Cristo hablan no sólo mediante las palabras que emplean, sino a través de los sucesos y per­sonas que les están sujetos, y por ellos dan a entender lo que les place dentro de los planes de la Providencia. Al tiempo de morir, al dirigirse Jesús a María y a Juan, vio en este último la personificación de todos aquéllos por quienes de­rramaba su sangre. Y como estas palabras crearon, por de­cirlo así, en María una profundísima afección maternal, que incesantemente envolvió al alma del discípulo amado, ese afecto sobrenatural se hizo extensivo a todos nosotros, e hizo realmente de María la Madre espiritual de todos los hombres siglo VIII, más tarde San Bernardino de Sena, Bossuet, el B. Grignion de Montfort y muchos otros. No hacen sino seguir lo que la Tradición nos dice de la nueva Eva, madre espiritual de todos los hombres. Si se estudian, en fin, teológicamente, los requisitos para el mérito de congruo o de conveniencia, mérito fundado no en la justicia sino en la caridad o amistad sobrenatural que nos une a Dios, en nadie podremos encontrarlo mejor rea­lizado que en María. Si, en efecto, una buena madre cristia­na, por su virtud, gana méritos para sus hijos (17), ¿con cuán­ta más razón María, incomparablemente más unida a Dios por la plenitud de la caridad, no podrá merecer en favor de los hombres?

Tal es la mediación ascendente de María, en cuanto ofre­ció con Nuestro Señor, en favor nuestro, el sacrificio de la Cruz, haciendo obra de reparación y mereciendo por nosotros.

Consideremos ahora la mediación descendente, por la que nos distribuye los dones de Dios Nuestro Señor.

María nos obtiene y nos distribuye todas las gracias.

Es ésta una doctrina cierta, según lo que acabamos de de­cir de la Madre de todos los hombres; como Madre, se inte­resa por su salvación, ruega por ellos y les consigue las gracias que reciben.

En el Ave, maris Stella se canta:

Solve vincla reis,
Prof er lumen coecis,
mala nostra pelle,
bona cuneta poste (18).

Rompe al reo sus cadenas,
Concede a los ciegos ver;
Aleja el mal de nosotros,
Alcánzanos todo bien.

León XIII, en una Encíclica sobre el Rosario (19), dice: "Por expresa voluntad de Dios, ningún bien nos es concedi­do si no es por María; y como nadie puede llegar al Padre si­no por el Hijo, así generalmente nadie puede llegar a Jesús sino por María.

La Iglesia, de hecho, se dirige a María para conseguir gracias de toda suerte, tanto temporales como espirituales, y, entre estas últimas, desde la gracia de la conversión has­ta la de la perseverancia final, sin exceptuar las necesarias a las vírgenes para guardar su virginidad, a los apóstoles para ejercer su apostolado, a los mártires para permanecer' invictos en la fe. Por eso, en las Letanías lauretanas, uni­versalmente rezadas en la Iglesia desde hace mucho tiempo, María es llamada: "salud de los enfermos, refugio de los pe­cadores, consuelo de los afligidos, auxilio de los cristianos, reina de los apóstoles, de los mártires, de los confesores y de las vírgenes. Su mano es la dispensadora de toda suerte de gracias, y aun, en cierto sentido, de la gracia de los sacramentos; porque ella nos los ha merecido en unión con Nuestro Señor en el Calvario, y nos dispone además con su oración a acercarnos a esos sacramentos y a recibirlos convenientemente; a veces hasta nos envía el sacerdote sin el cual esa ayuda sacramental no nos sería otorgada.

En fin, no sólo cada especie de gracia nos es distribuida por mano de María, sino cada gracia en particular. No es otra cosa lo que la fe de la Iglesia declara en estas palabras del Ave María: "Santa María, madre de Dios, ruega por nos­otros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; amén." Ese "ahora" es repetido; cada minuto, en la iglesia, por millares de fieles que piden de esta manera la gracia del momento presente; y ésta es la más particular de todas las gracias, varía con cada uno de nosotros y para cada uno en cada minuto. Aunque estemos distraídos al pronunciar esas palabras, María, que no lo está, y conoce nuestras necesi­dades espirituales de cada momento, ruega por nosotros y nos consigue las gracias que recibimos.

Tal enseñanza, contenida en la fe de la Iglesia, y expresa­da por la oración colectiva (lex orarsdi, lex credendi), está fundada en la Escritura y en la Tradición. En efecto, ya en su vida sobre la tierra, aparece María en la Escritura como distribuidora de gracias. Por ella santifica Jesús al Precursor, cuando visita a su prima Santa Isabel y entona el Magnificat. Por ella confirma Jesús la fe de los discípulos de Caná, con­cediendo el milagro que pedía. Por ella fortaleció la fe de Juan en el Calvario, diciéndole: "Hijo, ésa es tu madre." Por ella, en fin, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, ya que María oraba con ellos en el Cenáculo el día de Pen­tecostés, cuando el divino Espíritu, descendió en forma de lenguas de fuego (Act., r, 14).

Con mayor razón, después de la Asunción, desde su en­trada en la gloria, es María distribuidora de todas las gracias. Como una madre bienaventurada conoce en el cielo las ne­cesidades espirituales de los hombres todos. Y como es muy tierna madre, ruega por sus hijos; y como ejerce poder omnímodo sobre el corazón de su Hijo, nos obtiene todas las gracias que a nuestras almas llegan y las que se dan a los que no se obstinan en el mal. Es María como el acueducto de las gracias y, en el cuerpo místico, a modo de cuello que junta la cabeza con los miembros.

A propósito de lo que ha de ser la oración de los avan­zados, trataremos de la verdadera devoción a María, según el B. Grignion de Montfort. Pero ya desde este momento se comprende cuán necesario es hacer con frecuencia la oración de los mediadores, es decir, comenzar esta conver­sación filial y confiada con María, para que nos conduzca a la intimidad de su Hijo, y a fin de elevarnos luego, me­diante la santísima alma del Salvador, a la unión con Dios, ya que Jesús es el camino, la verdad y la vida (20).

R. P. Garrigou-Lagrange O. P.

NOTAS:

(1) B. Grignion de Montfort, Tratado de la verdadera devoción t la Santísima Virgen, c. II, a. I, § I. El secreto de María, resumen del anterior

(2) San Bernardo , Serm. in Dominic. infra oct. Assumpt., n. 1 (P. L., t. 183, 429). Serm. in Nat. B. M., De aquaeductu, n. 6-7 (P. L., t. 183, 440). Epist. ad Canonicos Lugdunenses de Conceptione S. Mariae, o. 2 (P. L., t. 182, 333).

San ALBERTO MAGNO, Mariale sive quaestiones super Evangelium: Missus est (ed. Borgnet, París, 1890-1899, t. XXXVII, q. 29). SAN Buena-ventura Sermones de B. V. Maria, De Annuntiatione, serm. V (Qua­racchi, 1901, t. IX, p. 679). Santo Tomás, In Salut. ang. expositio. Bossuet, Sermon sur la Sainte Vierge. Terrien, S. J., La Mire de Dieu et la Mire des hommes, t. III. Hugon, O. P., Marie pleine de grâce. Bittremieux, De mediatione universal¡ B. Miarie V. quoad gratias,1926. léon Leloir, La Médiation mariale dans. la Théologie contemporaine, 1933, ibid. P. R. Bernard, O. P., Le mystire de Marie, Desclée de Brouwer, 1933. Excelente libro, digno de meditarse. P. G. Frietoff, O. P., De alma Socia Christi mediatoris, 1936. El sagrado Corazón de María, de Bainvel, S. J. Le . Rosaire de Marie, trad. de la Enc. de León XIII sobre el Rosario, por el P. Joret.

(3) III, q. 26, s. 1.

(4) lbid, a. i, ad i.

(5) Ibid., a. 2.

(6) Mariale, 42.

(7) Cajetanus.

(8) J. Bittremieux, op. cit.

(9) G. FRIETOFF, O. P., Angelicum, oct. 1933, pp. 469-477.

(10) Litt. Apost. "Inter sodalicia", 22 de marzo de 1918 (Act. Apost. Sedis, 1918, 182; citado en Denzinger, ed. 16, nº 3034, nota 4.

(11) Santo Tomás, III, q. 48, a. 2 : "Ille proprie satis f acit pro of f en­sa, qui exhibet offenso id quod aeque ve¡ magis diligit, quam oderit of fensam. Christus autern et caritate et obedientia patiendo majus ali- Deo exhibuit, quam exigeret recompensatio totius offensae hu­mani generis... propter magnitudinem caritatis..., dignitatem vitae suae, quam pro satisfactione ponebat, quae erat vita Dei et hominis..., et propter generalitatem passionis et magnitudinem doloris assumpti."

(12) "Satisfactio B. M. Virginis fundatur, non in stricta justitia, sed in jure amicabili." Que es lo que comúnmente enseñan los teólogos.

(13) Benedictum xv, Litt. Apost. citat.: "Ita cum Filio patienti et morienti passa est et paene commortua, sic materna in Filium jura pro hominum salute abdicavit placandaeque Dei justitiae, quantum ad se pertinebat, Filium immolavit, ut dici merito queat, ipsam cum Christo humanum genus redemise." Denzinger, Enchiridion, n 4 3034, nota 4.

(14) Cf. Pium X, Encyclica "Ad diem illum", 2 de febrero de 1904 (Denzinger, Ench., n4 3034) : "Quoniam universis sanctitate praestat conjunctioneque cum Christo atque a Christo ascita in humanae sa­ lutis opus, de congruo, ut aiunt, promeruit nobis, quae Christus de condigno promeruit, estque princeps largiendarum gratiarum ministra." Hay que notar que el mérito de congruo, que se funda in jure amica­bili seu in caritate, es ciertamente un mérito propiamente dicho, aun­que inferior al de condigno; la palabra mérito se dice de los dos según una analogía de proporcionalidad propia y no sólo metafórica.

(15) San Ireneo, que es el representante de las iglesias de Asia, donde se había educado, de la Iglesia de Roma, donde había vivido, y de las de las Galias, donde había enseñado, escribía (Adv. Haeres, V, XIX, 1): "Como Eva, seducida por las palabras del ángel rebelde, se alejó de Dios e hizo traición a su palabra, así María oyó de boca del ángel la buena nueva de la verdad; llevó a Dios en su seno por haber obedecido a su palabra... El género humano encadenado por una virgen, por otra virgen fué liberado..., la prudencia de la serpiente cede a la simplicidad de la paloma, y quedaron rotas las ligaduras que nos encadenaban a la muerte."
San Efrén, en una oración que se reza en el Oficio de María me­diadora, concluye de e e paralelo entre Eva y la Madre de Dios, que "María - es, después de Jesús, mediador por excelencia, la mediadora del mundo entero, mediatrix totius mundi, y que por ella obtenemos todos los bienes espirituales (tu creaturam replesti omni genere bene. ficii, caelestibus laetitiam attulisti, terrestria salvasti).
San Germán de Constantinopla (Oratio 9, P. G., t. 98, 377 y ss., cita­da en el mismo nocturno del Oficio) dice igualmente: "Nullus, nisi per te, o sanctissima, salutem consequitur. Nullus, nisi per te, o im­maculatissima, qui a malis liberetur. Nullus nisi per te, o castissima, cui donum indulgeatur." "Nadie se salva sino por ti, oh santísima; nadie queda libre de sus males sino por ti, oh inmaculada; nadie re­cibe los dones de Dios sino por ti, oh purísima."
San Bernardo dice: "Oh medianera y abogada nuestra, reconciliad­nos con vuestro Hijo, encomendadnos y presentadnos a él." (Segundo sermón de Adviento, S.) Es voluntad de Dios que todo lo recibamos por María, sic est voluntas ejus qui totum nos habere voluit per Ma­ riam (De nat. B. IM. V., nº 7). Está llena de gracia, y lo que tiene de más nos lo da a nosotros: plena sibi, superplena nobis (Serm. sobre la Asunc., n. 2).

(16) Santo Tomás, 1, q. 1, a. 10: "Auctor sacrae Scripturae est Deus, in cujus potestate est, ut non solum voces ad siguificandum accommo­det sed etiam res ipsas."

(17) Santo Tomás, I, II, q. 114, a. 6: "Merito condigni nullus potest mereri alteri primam gratiam nisi solus Christus..., in quantum est caput Ecclesiae et auctor salutis humanae... Sed mérito congrui po­ test aliquis alteri mereri priman gratiam. Quia enim homo in gratia constitutus implet Dei voluntatem, congruum est secundum amicitiae proportionem, ut Deus impleat hominis voluntatem in salvatione alte­rius; licet quandoque possit habere impedimentum ex parte illius, cujus aliquis sanctus justificationem desiderat"

(18 ) Los jansenistas habían modificado este verso, para evitar el afir­mar esta mediación universal de María.

(19) Encycl. Octobri mense, de Rosario, 22 sept. 1891 (Denzinger, Enchiridion, 3033): "Nihil nobis, nisi per Mariam, Deo sic volente, impertiri, ut, quo modo ad summum Patrem nisi per Filium nemo Po . test accedere, ita fere nisi per Mariam accedere nemo possit ad Christum.»

(20 ) Muchos teólogos tomistas admiten que, siendo la humanidad de Jesús causa instrumental física de todas las gracias que recibimos, existen todas las razones para pensar que María, de una manera subor­dinada a Nuestro Señor, es también causa instrumental física, y no sólo moral, de la transmisión de estas gracias. No creemos que esto pueda afirmarse con certidumbre, mas los principios formulados por Santo Tomás, a propósito de la humanidad de Cristo, inclinan a pen­sar así.





Índice
STAT VERITAS

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS (THESE LAST DAYS MINISTRIES, INC).


MARIA, MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

"El Espíritu Santo, Santificador y distribuidor de todas las gracias, ha elegido actuar exclusivamente a través de la Inmaculada. Por lo tanto, la Inmaculada, como instrumento del Espíritu Santo, es la Mediadora de Todas las Gracias obtenidas por Cristo en el Calvario." - San Maximiliano Kolbe

MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS"Yo soy la Reina del Cielo, Madre de la tierra, y Mediadora de todas las gracias. Yo estaré aquí a través de la turbulencia que está por venir dentro de la Casa Santa de Dios.” - Nuestra Señora, 6 de Octubre, 1972
REINA DEL CIELO"¡Alabanzas a la Reina, Reina del Cielo, Madre de la tierra, y Mediadora de todas las gracias! Escuchadla bien, porque Sus palabras pronto serán pocas." - San Miguel, 15 de Agosto, 1972
ENTRE DIOS Y EL HOMBRE"Cuando Mi Hijo ascendió al Padre, Yo pasé muchos años divulgando Su palabra. Yo conozco las debilidades de la naturaleza humana. Yo conozco el dolor abrumador porque He pasado muchos años sobre la tierra. Por lo tanto, Yo siempre ruego por misericordia, hijos Míos, al Padre por Mis hijos errantes. Es por eso que He sido puesta aquí como una Mediadora entre Dios y el hombre. Mi Hijo estima que esto es necesario.” - Nuestra Señora, 14 de Agosto, 1972
MADE DEL MUNDO“Mi Madre es verdaderamente la Madre del mundo. Y en estos tiempos, solo Ella puede salvar al mundo, ya que Ella ha llegado a vosotros como una Mediadora entre el hombre y Dios.” - Jesús, 1 de Noviembre, 1985
REINA DEL UNIVERSO"Yo soy la Reina del universo, la Mediadora de todas las gracias; pero primero y ante todo, Yo soy vuestra Madre. He venido a advertiros, a protegeros, porque muchos serán perdidos para Nosotros. Todos vosotros, en la decisión final, habréis hecho vuestra elección." - Nuestra Señora, 7 de Septiembre, 1971
GRACIAS DADAS LIBREMENTE"Yo soy vuestra Madre de Gracia. Yo soy la Mediadora de todas las gracias, y Mis gracias y las gracias de Mi Hijo son dadas libremente para todos quienes creen. Creed, hijos Míos, solamente creed, y se os dará el camino." -Nuestra Señora, 24 de Diciembre, 1971
MADRE DE LA TIERRA "Yo estoy sobre la tierra ahora, visitando muchos lugares como una Mediadora de todas las gracias, gracias otorgadas libremente sobre todos quienes las piden. "Yo soy la Reina del Cielo, Madre de la tierra, pero todavía soy la Madre de Mis hijos. Y vosotros sois Mis hijos, y Yo estaré con vosotros hasta el regreso de Mi Hijo." - Nuestra Señora, 1 de Febrero, 1972
OBISPOS Y CARDENALES "... como Reina del Cielo, Madre de la tierra, y Mediadora de las gracias entre Dios y el hombre, os doy Mi última advertencia. Todos los obispos y cardenales serán responsables ahora por la caída de las almas en la Casa de Mi Hijo. Vuestra nación no reconoce la mano de Dios. Yo he librado a vuestro estado de mucha penuria. Ahora sentiréis la mano de retribución sobre vosotros. Aquellos quienes han permanecido en la luz no tienen nada que temer, ya que vuestro espíritu no será tocado." - Nuestra Señora, 25 de Julio, 1972
GRACIAS EN ABUNDANCIA "Yo soy la Reina del Cielo, Madre de la tierra, Mediadora de todas las gracias. Yo vengo a vosotros con gracias en abundancia, gracias para sólo ser pedidas. Yo les otorgaré a todos quienes se unen a Mí en rescatar a sus hermanos, muchas gracias – manifestaciones por medio de conversiones y sanaciones. Yo coloco sobre estos terrenos consagrados, sagrados, las gracias para rescatar las almas en estos días oscuros." - Nuestra Señora, 20 de Noviembre, 1972
MI SANTUARIO"Comprende, hija Mía, la naturaleza de los Terrenos sagrados y de Mi Santuario. He venido aquí como Mediadora entre Dios y el hombre para guiaros a través de las pruebas venideras. Todos los que siguen Mi dirección deben volverse humildes de espíritu y despojarse de todo deseo de logros mundanos." - Nuestra Señora, 21 de Agosto, 1973
GRACIAS GRATUITAMENTE PARA QUIENES LAS PIDEN "Muchas gracias, muchas manifestaciones serán dadas a aquellos quienes se han reunido aquí en los terrenos escogidos por el Padre. Vengo entre vosotros como una Mediadora de gracias, gracias que son dadas gratuitamente a aquellos que las piden. Soy consoladora de madres, una directora de los jóvenes errantes, y sobre todo, una Luz en el camino hacia el Reino. ¿No encenderéis, hijos Míos, vuestras candelas Conmigo y seguidme a medida que os dirijo por el camino al Cielo?" - Nuestra Señora, 13 de Septiembre, 1973
“YO CONOZCO VUESTRAS LIMITACIONES” "Me he puesto ante el Padre como una Mediadora entre Dios y el hombre. Le imploro por tiempo para llegar a Mis hijos sobre la tierra. Conozco vuestras limitaciones. Conozco vuestras emociones, hijos Míos, porque Yo también, fui una vez una criatura terrestre." - Nuestra Señora, 6 de Octubre, 1973
“NO ME DESECHÉIS” "El hombre llorará; ¡el hombre crujirá sus dientes en dolor! Es a través del corazón misericordioso del Padre que se me ha permitido venir a la tierra como Mediadora entre Dios y el hombre. No me desechéis. No me despidáis, porque si lo hacéis, perderéis almas y vosotros, como maestros y representantes de Mi Hijo, entraréis al reino de satanás. ¡ Ay de los líderes quienes emplean su rango para destruir las almas! No llevaréis las almas al matadero." - Nuestra Señora, 18 de Marzo, 1974
BARCA DE PEDRO ATRAVIESA GRANDES PENAS"El Padre Me ha permitido, en Su misericordia, venir a vosotros como un Mediadora de gracias: gracias por pedir, gracias en abundancia. Estoy ahora sobre aguas turbulentas con Mi Hijo. La barca de Pedro atraviesa grandes penas en aguas oscuras, pero Mi Hijo está atento a esta batalla. Yo tengo, hijos Míos, Mi mano sobre el timón. Una Iglesia en oscuridad lleva una banda de muerte a su derredor. La base no se derrumbará, aunque las paredes han desarrollado muchas grietas. "Un gran engaño ha sido permitido venir sobre la humanidad. Él (hombre) creerá en el error. De esta manera, aquellos quienes se han entregado a sí mismos a satanás serán reunidos y puestos como las cabras a un lado del Padre. Entonces Él llamará a las ovejas. Una será llamada, una permanecerá. La cizaña será separada de los buenos granos." - Nuestra Señora, 30 de Mayo, 1974
“NO ESTOY AJENA A VUESTROS PROBLEMAS” "Hay sobre vuestro mundo ahora, muchos portavoces del Cielo. He venido a vosotros, hijos Míos, en numerosos lugares y a muchas personas a través de vuestro mundo. El Padre Me ha enviado a vosotros como una Mediadora. Yo que conocí las tentaciones del mundo, tuve que luchar y esforzarme como hacéis vosotros, hijos Míos, porque no estoy ajena a vuestros problemas. Pero He puesto delante de vosotros el plan para vuestra salvación. En su libre albedrío, muchos han hecho a un lado Mis palabras, no escuchando. Ellos se precipitan a sí mismos en engaño y en los placeres de la carne, todo de una naturaleza temporal, desechando a un lado la verdad en conocimiento que todo con vida sobre vuestra tierra tiene que llegar a un fin algún día. Todos vosotros, como creaciones humanas del Padre, tenéis que regresar a vuestro Creador y seréis juzgados como la semilla que habéis sembrado, como ha florecido y crecido un tallo fuerte con aguas puras, un crédito para vuestro Creador, en la batalla contra satanás. Pero, ¡no-o-o! Muchos de vosotros os habéis vuelto débiles. Habéis escogido ir por el camino ancho, prefiriendo los placeres de la carne y la ganancia de las cosas mundanas. Seréis llevados de vuestra vida terrenal como la entrasteis, sin nada más que las gracias que habéis acumulado, o rechazado, en vuestra vida sobre la tierra. ¿Estáis, hijos Míos, preparados para esto? ¿Os habéis preparado, y a vuestros hijos? Muchos de vosotros no estaréis... más allá de los años que esperáis. No conocéis ni el día ni la hora. Hay un plan en el Cielo para cada vida que el Padre ha colocado sobre la tierra." - Nuestra Señora, 1 de Julio, 1974
ECHADA DE MUCHOS LUGARES "Debes apresurarte, hija Mía, ya que el tiempo se acorta, para avisar a Nuestro clero que ellos no deben seguir el plan de satanás. Hay un gran engaño enviado sobre ellos. En los rangos de Nuestro clero y en los cuerpos gobernantes de las Casas de Mi Hijo, hay muchos quienes han caído a satanás. ¿Puedo Yo negar esta verdad y permitiros que vayáis como ovejas al matadero? ¡No, hijos Míos! Mi voz clama desde vuestros terrenos sagrados. Yo he sido enviada a través del mundo como una Mediadora entre Dios y la humanidad. Yo he sido echada de muchos lugares. Mi voz no ha llegado lejos; sin embargo, hijos Míos, el despertar será pronto y será un día y noche tristes para muchos." - Nuestra Señora, 7 de Septiembre, 1974
UNA MADRE "Harás bien, hija Mía, en darle énfasis a la necesidad de apresurar el Mensaje de Mi Madre para el mundo. Ella ha sido enviada a vosotros como una Mediadora, sabiendo que una madre siempre puede llegar al corazón de sus hijos. No hagáis a un lado Sus palabras ni las toméis a la ligera. Mi Madre os ha dado la verdad en el ejemplo. Hemos permitido del Padre que caigan gracias sobre muchos al ver lo que vuestros ojos humanos no pueden ver. Muchos reciben las gracias, pero las hacen a un lado. Reunid estas gracias. Guardadlas para vuestra entrada al Reino. Vendréis a Nosotros sólo por los méritos." - Jesús, 1 de Noviembre, 1974
“NO TOMÉIS SUS PALABRAS A LA LIGERA” "Escucha, hija Mía, esta instrucción. No falta mucho antes que Mi Madre use muy pocas palabras. El Mensaje será dado íntegramente al mundo. Este Mensaje será divulgado a través del mundo, unido por muchos videntes en muchos lugares. Cuando el mundo haya sido cubierto, todos serán puestos a prueba. Debes saber que será enviada sobre la humanidad una Advertencia de gran proporción, y si esto pasa sin atender, todos recibiréis un gran Castigo. Todos los que son de buen espíritu no tendrán necesidad de temer, porque todo será bueno para aquellos de buen espíritu. No desechéis las gracias necesarias para vuestra redención. Mi Madre permanecerá a vuestro lado durante los días de la prueba. A todos se les dará en juicio de acuerdo a sus méritos. Nadie caerá al abismo a menos que sea por su propia voluntad. Es la voluntad del Padre que nadie sea perdido a satanás. Usad vuestros sacramentales y mantened en mente las instrucciones de Mi Madre, porque Ella ha sido enviada como una Mediadora. No toméis Sus palabras a la ligera, porque Ella os ha dado la luz de la verdad." - Jesús, 23 de Noviembre, 1974
EMISARIO DEL CIELO"El Padre, Mi Hijo en el Padre, ha considerado necesario enviarme a vosotros como emisario del Cielo - una Mediadora entre la humanidad y el Reino del Padre. "No vengo a poner temor en vuestros corazones, sino a advertiros que, a menos que cambiéis vuestras maneras AHORA, vuestro país pasará por mucha destrucción y pérdida de vida. "¡El mundo recibirá una Advertencia mayor de gran magnitud! ¡Será un espectáculo como el que nunca se ha visto en el mundo antes! Aquellos quienes han recibido el Mensaje pasarán por esta Advertencia y la tomarán, hija Mía, con más tranquilidad de corazón. Para aquellos en la oscuridad, forzará la luz dentro de sus corazones. Si esto no fuese suficiente recordatorio, hijos Míos, os aseguro que el Padre tan sólo tiene que colocar Su mano hacia adelante para traeros la Bola de la Redención. Muchos morirán en la gran llama de esta Bola de la Redención que se acerca, ¡ahora!" - Nuestra Señora, 31 de Diciembre, 1974
LOS ÚLTIMOS DÍAS "Yo soy vuestra Madre, y el guardián de Mis hijos. Vengo a vosotros como Mediadora entre Dios y el hombre. Ahora estamos en batalla contra satanás, hijos Míos. Reconoced los signos de vuestros tiempos. Estáis, repito, en los últimos días. Rezad una constante vigilia de oración." - Nuestra Señora, 10 de Febrero, 1975
NO ESCATIMÓ ESFUERZO "Hija Mía, ahora comprenderás lo que Nosotros hemos estado observando a través de tu mundo – la inhumanidad del hombre hacia su hermano. "Os he pedido que vengáis aquí. Mi Madre ha venido a vosotros como una Mediadora entre Dios y el hombre. Ella no ha escatimado esfuerzo alguno para llegaros con el Mensaje del Padre Eterno. "Sabed que las gracias son contadas para la Advertencia y el gran Castigo venideros. Los laicos y el clero se pararán delante del Padre en juicio." - Jesús, 5 de Abril, 1975
“NO DESECHÁIS SUS PALABRAS”“Mi Madre ha sido enviada a vosotros para guiaros en los días venideros. Ella es una Mediadora entre la humanidad y el Padre Eterno. No desechéis Sus palabras ni las toméis a la ligera, porque entonces vais rápidamente hacia la oscuridad." - Jesús, 17 de Mayo, 1975
“SU VOZ NO SERÁ CALADA”"Mi Madre ha venido a vosotros como una Mediadora entre Dios y el hombre. Su voz no será callada. Sus palabras de advertencia y dirección no serán hechas a un lado. “Como un discípulo de la Luz, cada uno de vosotros iréis hacia adelante y daréis el Mensaje del Cielo. Si sois rechazados, continuad a la siguiente puerta. Vuestra Misión no es forzar vuestra voluntad sobre la humanidad, sino llevar el Mensaje de vuestro Dios a vuestro hermano y hermana, y rezad que él por lo menos vea y examine este mensaje para la salvación de su alma y las almas de quienes él ama." - Jesús, 18 de Marzo, 1976
A TRAVÉS DE LA MISERICORDIA DEL PADRE "Hija Mía, te aproximas a un momento desesperado de tu Misión. Mi Madre te ha dirigido en el pasado para proceder con rapidez, con gran propósito, y no ser obstruida en tu trabajo por la opinión pública. Es a través de la misericordia del Padre Eterno que Mi Madre fue dada a la humanidad como Mediadora para traer paz a tu tierra. Esta paz no puede ser obtenida a menos que la humanidad siga la dirección dada por Mi Madre." - Jesús, 10 de Abril, 1976
VUESTRA MADRE DOLOROSA"Hace muchos años, hijos Míos, Yo di muchas advertencias de naturaleza similar a la humanidad. Algunos escucharon, y otros escogieron burlarse y desechar Mis advertencias. Verdaderamente soy vuestra Madre dolorosa. He venido a vosotros como una Mediadora entre Dios y el hombre para daros cada oportunidad, hijos Míos, de evitar a lo que rápidamente vais cayendo—un camino de destrucción." - Nuestra Señora, 5 de Agosto, 1976
ADVERTENCIA DEL CIELO "Mi Madre ha venido a vosotros como una Mediadora entre Dios y el hombre, llevándoos esta advertencia del Cielo. Vosotros, en vuestro libre albedrío, tendréis la elección de escuchar Su Mensaje y actuar según el mismo, o desecharlo a un lado en vuestro orgullo y arrogancia. Y cuando lo desechéis, seréis completamente responsables por la pérdida de vuestra alma y las almas que han sido entregadas a vuestro cuidado." - Jesús, 6 de Octubre, 1976
HA MANTENIDO EN SUSPENSO LA MANO PESADA DE DIOS "Mi Madre, como una Mediadora entre Dios y el hombre, ha mantenido en suspenso la mano pesada de vuestro Dios, que pronto tendrá que ser soltada sobre vosotros para salvar vuestra generación. Porque os aseguro, hijos Míos, en la destrucción a la cual rápidamente vais, quedará poca carne a menos que Nosotros os rescatemos de vuestra propia destrucción." - Jesús, 22 de Noviembre, 1976
“SI NO FUESE POR LAS IMPLORACIONES DE VUESTRA MADRE...” "Vuestro Dios es sufrido y misericordioso, pero vosotros, como una generación degenerada, ¡vosotros probáis Mi paciencia! Si no fuese por las imploraciones de vuestra Madre, Mi Madre, la Mediadora entre Dios y el hombre, ya hubiereis recibido vuestro justo castigo. Si no fuese por las pocas oraciones que suben como un equilibrio al Cielo, ya hubiereis visto muerte y destrucción en vuestra nación y en muchos de los países a través del mundo." - Jesús, 24 de Diciembre, 1976
OSCURIDAD CUBRE ROMA "Hay un gran espíritu de oscuridad que cubre la Ciudad Eterna de Roma. Yo, vuestra Madre, como Mediadora entre Dios y el hombre, os imploro que regreséis ahora, ya que estáis creando vuestra propia destrucción. ¡Una Iglesia en oscuridad lleva una banda de muerte a su derredor!" - Nuestra Señora, 28 de Diciembre, 1976
ROSARIO Y ESCAPULARIO "Sí, hija Mía e hijos Míos, Yo deseo para la salvación de las almas, que Mi Rosario y Mi Escapulario sean enviados a través de todo el mundo; porque Yo traeré con vuestra ayuda - como Mediadora del Cielo para el hombre - traeré muchas almas a vuestro Dios a través de Mi Hijo en la Eucaristía. Con vuestra ayuda, hijos Míos, traeréis a muchos quienes de otra manera estarían perdidos." - Nuestra Señora, 18 de Marzo, 1977
RESTAURAD LA IGLESIA A SU GLORIA ANTIGUA"Hijos Míos, os repito y repito la advertencia del cielo. Yo voy a través de vuestro mundo como una Mediadora entre Dios y el hombre. Con esperanza, os imploro como Madre vuestra, para que restauréis la Iglesia de Mi Hijo a su gloria antigua. Tenéis que arrepentiros de vuestros pecados. Tenéis que purificar vuestro gobierno de todos los malhechores." - Nuestra Señora, 9 de Abril, 1977
“NINGÚN HOMBRE SE COLOCARÁ POR ENCIMA DE MI MADRE” "Hijos Míos, Mi Madre no vino a vosotros para traer miedo a vuestros corazones, Ella vino a aconsejaros como una Mediadora entre Dios y el hombre. No duden de Su Mensaje. No podéis desechar alguna de Sus palabras de consejo para satisfaceros a vosotros mismos. Ningún cambio se hará al Mensaje de Mi Madre, ya que ningún hombre se colocará por encima de Mi Madre, la Reina del Cielo y de la tierra. Ella es vuestra Madre también, y ésa es la razón por la que Ella persiste en imploraros por vuestra repatriación." - Jesús, 18 de Junio, 1977
TIEMPO DE GRAN LUCHA"Hijos Míos, rápidamente estáis avanzando a un tiempo de gran lucha y gran sacrificio para muchos, y gran sufrimiento. Oh, hijos Míos, Yo os imploro; vengo a vosotros como Mediadora entre Dios y el hombre. ¡Escuchadme ahora antes que sea demasiado tarde! Las naciones gritan paz, paz, ¡pero ellas se preparan para la guerra! Hijos Míos, ¡será un hombre loco, un hombre que se ha entregado a satanás para sumergir al mundo, vuestro mundo, en un baño, un baño de sangre y de fuego!" - Nuestra Señora, 15 de Julio, 1977
PARA ADVERTIROS "Hijos Míos, Yo he venido a la tierra desde los bellos reinos del Cielo para advertiros como una Madre. El Padre Eterno me ha enviado como una Mediatriz entre Dios y el hombre. No vengo buscando quitarle a Mi Hijo la gloria, tal y como muchos me acusan - no, hijos Míos, Yo vengo a apoyar a Mi Hijo sacrificado, porque Él está siendo vuelto a sacrificar por la humanidad. Hijos Míos, he pasado por toda esta prueba severa en el pasado, y ahora veo como vosotros volvéis a recrucificar a Mi Hijo. ¡¿Es así como os habéis propuesto pagarle por Su sacrificio: blasfemando Su nombre, intentando destruir Su divinidad, destruyendo las ovejas?!" - Nuestra Señora, 18 de Marzo, 1978
APLASTARÁ EL REINO DE SATANÁS"Hijos Míos y clérigos, os habéis puesto sobre vosotros la tarea de destruir la Fe en los corazones de los jóvenes. ¡Y ay de cualquier hombre quien escandalice a los niños! "El mundo, la tierra, pasará por una prueba severa de sufrimiento. Muchas pequeñas advertencias han sido dadas en el pasado, y muy pocos las reconocieron como tal. La muerte prevalecerá en vuestro país. Asesinatos, robos, fornicación, ociosidad a través de hambruna y sequía. Hijos Míos, todos los que están bien de espíritu pasarán por estos tiempos con perseverancia. Debéis seguir el consejo de Mi Madre. El Padre Eterno le ha permitido a Ella venir a vosotros como Mediatriz entre Dios y el hombre. Su promesa es verdadera. Permanecerá con vosotros, firme en Su promesa. Es la voluntad del Padre que Ella dirigirá a los niños de la tierra para aplastar el reino de satanás." - Jesús, 13 de Mayo, 1978
DAD VUELTA Y COMENZAD DE NUEVO"Yo he venido a vosotros como la Mediadora entre Dios y el hombre, en la voluntad del Padre Eterno, para advertiros, oh sacerdotes de la Iglesia de Mi Hijo, Su Casa sobre la tierra, que debéis regresar y comenzar de nuevo. "Lucifer está en Roma. Su ejército viene como el 666 entre vosotros. Ha sido un asesino desde el principio. Hijos Míos, el hombre ha caído muy bajo, sin gracias, aún asociándose con el asesinato. "Hijos Míos, comenzará un cónclave, y sin oraciones recibiréis a uno en la silla de Pedro, uno con espíritus oscuros, que se asocia al diablo." - Nuestra Señora, 6 de Octubre, 1978
UNA VIDA PERFECTA“Os doy Mi Corazón, destrozado de nuevo por los Míos. Os doy Mi Madre, la más gentil, humana y sublime de las criaturas. Os doy a Mi Madre quien estará con vosotros a través de la batalla hasta que Yo regrese así como ascendí al Cielo …. "Recordad, hijos Míos, venid a Mi Madre; en Su memoria de Sus días humanos sobre la tierra, Ella por encima de todos los seres humanos creados—sin pecado, sin la mancha del pecado, una vida perfecta sobre la tierra sin pecado, y asunta al Cielo en cuerpo y espíritu—Ella por encima de todos, podrá dirigiros porque Ella es Madre vuestra; Ella es la Reina del Cielo y la Madre de cada ser humano sobre la tierra." - Jesús, 14 de Agosto, 1979

ROSARIO Y ESCAPULARIO"Hija Mía, persevera hasta el final. No temas a los días por delante, ya que con Mi Rosario y esto—el Escapulario—Nosotros aplastaremos la cabeza de satanás." - Nuestra Señora, 15 de Junio, 1974

VICTORIA FINAL”La victoria final contra las fuerzas del mal está con Nosotros, hijos Míos. Id adelante como discípulos de Mi Hijo con este conocimiento en vuestros corazones, que la victoria descansa con Nosotros. Porque vendrá el tiempo cuando Yo aplastaré para siempre la cabeza de satanás." - Nuestra Señora, 24 de Marzo, 1974
"MI TALÓN LO APLASTARÁ”"Estoy de pie sobre la cabeza de la serpiente. Mi talón la aplastará, pero no hasta que el hombre y el mundo hayan sido limpiados. Vengo como Mediadora de todas las gracias, Representante a través de Mi Hijo en el Padre.” - Nuestra Señora, 18 de Marzo, 1973

EL PAPA LEÓN XIII SOBRE
MARÍA, MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS
En la primera de sus encíclicas sobre el Rosario, Supremi apostolatus (1883), el Papa León XIII llama a Nuestra Señora "la guardiana de nuestra paz y la dispensadora de las gracias celestiales." El siguiente año, su encíclica Superiore anno habla de las oraciones presentadas a Dios "a través de Ella quien El ha escogido para ser la dispensadora de todas las gracias celestiales.” Pero, quizá fue en Octobri mense (1891) que su Santidad hizo la exposición más fuerte sobre esta doctrina: "Con igual verdad puede ser afirmado que por la voluntad de Dios, nada del inmenso tesoro de cada gracia que el Señor ha acumulado nos llega excepto a través de María... Cuán grande son la sabiduría y la misericordia reveladas en este diseño de Dios... María es nuestra gloriosa intermediaria; Ella es la Madre poderosa del Dios omnipotente... Este diseño de tan querida misericordia realizada por Dios en María y confirmada por el testamento de Cristo (Jn. 19:26‑27), fue comprendido desde el principio y aceptado con el más grande gozo por los santos Apóstoles, y los primeros creyentes. También fue la creencia y la enseñanza de los venerables Padres de la Iglesia. Todas las personas Cristianas de todas las edades lo aceptaron unánimemente... No hay otra razón para esto que la de una fe divino.

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Revised: October 23, 2009

MARIA, MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS (AUTOR: P. ENRIQUE CASES).

Autor: P. Enrique Cases María, mediadora de todas las gracias.

Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introduciéndose en 1921 una fiesta dedicada a María Medianera de todas las gracias

María, mediadora de todas las gracias.
La Virgen es el medio para profundizar en el misterio de Cristo, de progresar en la fe, la esperanza y la caridad.Cooperación de María a la obra de la Redención «Asociada por un vínculo estrecho e indisoluble a los misterios de la Encarnación y de la Redención ... ; creemos que la Santísima Madre de Dios, nueva Eva, Madre de la Iglesia, continúa en el cielo su misión maternal para con los miembros de Cristo, cooperando al nacimiento y al desarrollo de la vida divina en las almas de los redimidos». (Credo de Pablo VI, n. 15) Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres porque Él solo, con su muerte, logró la reconciliación perfecta con Dios, pero dice Santo Tomás que «también a otros podemos llamarlos mediadores por cuanto cooperan a la unión de los hombres con Dios». A María se la llama Medianera o Mediadora desde muy antiguo. Este título se le reconoce en documentos oficiales de la Iglesia y ha sido acogido en la liturgia, introduciéndose en 1921 una fiesta dedicada a María Medianera de todas las gracias. «María, que en vísperas de Pentecostés intercedió para que el Espíritu Santo descendiera sobre la Iglesia naciente, interceda también ahora. Para que ese mismo Espíritu produzca un profundo rejuvenecimiento cristiano en España. Para que ésta sepa recoger los grandes valores de su herencia católica y afrontar valientemente los retos del futuro» (Juan Pablo II en España). María es Corredentora. Trajo al mundo al Redentor, fuente de todas las gracias. María dio su consentimiento libre para que viniese el Salvador al mundo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1, 38). Dice Santo Tomás que representaba a toda la naturaleza humana. Se le suele contraponer a Eva y así como ésta fue causa de la perdición, María por su obediencia lo es de la salvación. Y si aquélla era «madre de los vivientes», la «Nueva Eva» es madre de los que viven por la fe y la gracia. Desde el siglo XV se llama a la Virgen CORREDENTORA y la Iglesia lo usa en algunos documentos oficiales. No debe entenderse como una equiparación con Cristo, único Redentor, ya que ella también fue redimida. La suya es una cooperación indirecta por cuanto puso voluntariamente toda su vida al servicio del Redentor, padeciendo y ofreciéndose con Él al pie de la Cruz, pero sin corresponderle el título de Sacerdote, exclusivo de Cristo (cfr. Vat. li, LG, 60). Mediadora de todas las gracias. Después de su Asunción a los cielos las gracias se conceden a los hombres por medio de su intercesión. Desde el cielo participa en la difusión de las gracias con su intercesión maternal. Esta intercesión es inferior a la de Cristo, pero superior a la de todos los otros santos. los últimos Papas han enseñado la doctrina ya antigua de que todas las gracias se conceden por medio de la Santísima Virgen. Por este motivo, la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. (LG, 62) Madre de los hombres. Compañera singularmente generosa entre todas las demás criaturas y humilde esclava del Señor. Concibiendo a Cristo, engendrándole, alimentándolo, presentándolo al Padre en el Templo, padeciendo con su Hijo cuando moría en la Cruz, cooperó en forma enteramente impar a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad, con el fin de restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra madre en el orden de la gracia. (LG, 61) Esta doctrina se apoya en la tradición antiquísima de considerar a María como madre espiritual de todos los cristianos. Parece natural que la que cooperó por la Encarnación a darnos a Cristo, fuente de todas las gracias, y la que estuvo presente junto a la Cruz, interceda sin cesar y cuide de sus hijos, como madre espiritual. María es Madre de la Iglesia. «María es la Madre de la Iglesia, es decir, madre de todo el Pueblo de Dios, una madre de todos los que creyeron en su Hijo. Ha colaborado y sigue colaborando en la obra de la Salvación y se preocupa constantemente de los hermanos de su Hijo que están aún peregrinando por el mundo» (C.v.e., P. 460) Prototipo de la Iglesia. También hay que recordar que María es «prototipo de la Iglesia» y que toda la gracia se comunica por medio de la Iglesia. Pues en el misterio, de la Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, precedió la Santísima Virgen, presentándose de forma eminente y singular como modelo tanto de la Virgen como de la Madre. (LG, 63) La Virgen es para la Iglesia medio de profundizar en el misterio de Cristo, de progresar en la fe, la esperanza y la caridad. La Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección. El amor maternal de María es también el modelo con que en la Iglesia han de actuar todos aquellos que tienen la responsabilidad de llevar a Dios a los hombres (cfr. LG, 65).