MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS (COMUNIDAD CATOLICA, APOSTOLICA Y ROMANA).

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS ES UNA COMUNIDAD EN LA CUAL TODOS LOS MIEMBROS NOS REUNIMOS DIARIAMENTE (NOCHE Y DIA) PARA VENERAR A LA MADRE DEL REDENTOR DEL MUNDO. TE INVITAMOS A COMPARTIR CON NOSOTROS LAS GRANDEZAS QUE SOLO ELLA NOS SABE DAR. MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS. RUEGA POR NOSOTROS. AMEN. EN EL SIGUIENTE LINK PODRAS CONOCER MAS SOBRE NUESTRA COMUNIDAD; http://mariamedianera.ning.com

domingo, 17 de enero de 2010

DEVOCIONARIO CATOLICO





Oración de Agradecimiento al Sagrado Corazón de Jesús

Jesús, nuestro Maestro, yo pecador, adoro Tu Corazón que tanto ha amado a los hombres y nada ha escatimado por ellos. Creo en Tu amor infinito hacia nosotros, y te doy gracias por los valiosos dones que has concedido a la humanidad, especialmente por el Evangelio, la Eucaristía, la Iglesia, el Sacerdocio, la Vida Consagrada, María como nuestra Madre y Tu misma Vida entregada por los hombres.

1. Jesús, Maestro Divino, te doy gracias y alabo tu generosísimo Corazón porque nos has concedido el gran don del Evangelio. Tú has dicho: "He sido enviado a evangelizar a los pobres".

Tus palabras son Palabras de Vida Eterna, por revelarnos en el Evangelio los divinos misterios, enseñarnos el camino seguro que lleva a Dios. Concédeme la gracia de guardar siempre Tu Palabra como la Virgen María; de escuchar y leer el Evangelio según el espíritu de la Iglesia, y de anunciarlo con el mismo amor con que Tu lo predicaste. Haz que todos lo conozcan. Y así "los sistemas económicos y políticos, los extensos campos de la cultura, de la civilización y dl desarrollo" sean según Tu Evangelio. Que prenda pronto, en todos, el fuego que trajiste a la tierra para que a todos ilumine y abrase.

Dulce Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mí Tu amor.

2. Jesús, Maestro Divino, te doy gracias y alabo tu amorosísimo Corazón por el gran regalo de la Eucaristía. Solo Tu amor te ha empujado a ser nuestro huésped en los Sagrarios, a renovar en la Santa Misa Tu Pasión y Muerte, y a convertirte en Alimento de nuestras vidas por la Comunión. Haz que yo Te conozca, ¡mi Dios escondido!, que beba siempre las aguas saludables en las fuetes de Tu Corazón. Concñedeme la gracia de poderte visitar diariamente en este Sacramento; participar y comprender la Santa Misa y de acercarme a comulgar con devoción y fe.

Dulce Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mí Tu amor.

3. Jesús, Maestro Divino, te doy gracias y alabo Tu dulcísimo Corazón porque fundaste la Iglesia. Ella es la Madre que nos instruye en la Verdad, que nos guía en el camino del Cielo, y que nos comunica la Vida de la Gracia. Ella es la continuadora en la tierra de Tu Misión Salvadora, Tu CUerpo Místico, el Arca de la Salvación. Creo que es infalible, indefectible, en lo que se refiere a la Fe, y Católica. Concédeme la graca de amarla, como Tú las has amado santificándola con Tu Sangre. Que el mundo la conozca, que todas las ovejas se incorporen a Tu Rebaño, y todos cooperemos según nuestra vocación, a la extensión de Tu Reino.

Dulce Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mí Tu amor.


4. Jesús, Maestro Divino, alabo tu amantísimo Corazón y te doy gracias por la institución del Sacerdocio. Tú eres Quien envías a los sacerdotes, como el Padre te envió a Ti. A ellos les has entregado los tesoros de Tu Doctrina, de Tu Ley y de Tu Gracia, confiándoles el cuidado de los hombres. Haz que los ame, los escuche y me deje guiar por ellos en Tus caminos. Jesús, envía buenos obreros a Tu Mies. Sean los sacerdotes sal que purifica y preserva, luz del mundo, ciudadpuesta en la cima de la montaña, y estén modelados según Tu Corazón, para que un día en el Cielo, sea su gozo y su corona un gran número de hombres salvados por su ministerio.

Dulce Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mí Tu amor.


5. Jesús, Maestro Divino, alabo Tu sacratísimo Corazón y te doy gracias porque aprobaste, por medio de la Iglesia, la Vida Consagrada. Así en la tierra, como en el Cielo, muchas son las habitaciones. Tú has escogido a algunos de Tus hijos, llamándolos a vivir la radicalidad del Evangelio, y te has hecho su ejemplo, su ayuda y su premio. Maestro Divino, multiplica las vocaciones consagradas, se su apoyo en la vivencia de los consejos evanjélicos. Que constituyan los perfumados jardines de la Iglesia y con su entrega te consuelen, intercedan ante Ti por todos los hombres y propaguen Tu Nombre con las más diversas formas de apostolado.

Dulce Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mí Tu amor.


6. Jesús, Maestro Divino, alabo tu misericordiosisimo Corazón y te agradezco por habernos dado por Madre, Maestra y Reina a María Santísima. Desde la Cruz nos encomendaste a sus cuidados, dándole un excelentísimo Corazón, sabiduría y poder. Que todos los hombres la conozcan, amen e invoquen, y Ella nos lleve hasta Ti, Salvador de los hombres. Yo me entrego a María como te entregaste Tú; quiero estar siempre con Ella, ahora, en la hora de mi muerte y por toda la eternidad.

Dulce Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mí Tu amor.


7. Jesús, Maestro Divino, alabo tu bondadosísimo Corazón y te doy gracias porque, por Tu amor, entregaste la vida por mi. Tu Sangre, Tus Llagas, los azotes, las espinas, la Cruz, Tu Cabeza inclinada, me hablan al corazón: "No hay amor más grande que dar la vida por los amigos". El Pastor ha muerto y resucitado para que sus ovejas vivan. También yo quiero dar mi vida por Ti; haz que siempre y en todo yo acepte que dispongas de mi para tu mayor gloria y yo viva en cada instante el "hágase Tu Voluntad". Que mi corazón arda de amor por Ti y por todos los hombres.

Dulce Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mí Tu amor.

Beato Santiago Alberione

Novena de la Confianza al Sagrado Corazón

Oh Dios, que en el Corazón de Tu Hijo herido por nuestros pecados has depositado infinitos tesoros de caridad, Te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida satisfacción.

Acto de Confianza: ¡Oh Corazón de Jesús, Dios y Hombre verdadero, refugio de los pecadores y esperanza de los que en Ti confían! Tu nos dices amablemente: "Venid a Mi"; y nos repites las palabras que dijiste al paralítico: "Confía, hijo Mio, tus pecados te son perdonados"; y a la mujer enferma: "Confía, hija, tu fe te ha salvado"; y a los Apóstoles: "Confiad, Yo Soy; no temáis".

Animado con estas palabras Tuyas, acudo a Ti con el corazón lleno de confianza, para decirte sinceramente y desde lo más íntimo de mi alma: Corazón de Jesús, en Ti confío.

- En mis alegrías y tristezas
Corazón de Jesús, en Ti confío
- En mis negocios y empresas,
- En mis prosperidades y adversidades,
- En las necesidades de mi familia,
- En las tentaciones del Demonio,
- En las instigaciones de mis propias pasiones,
- En las persecusiones de mis enemigos,
- En las murmuraciones y calumnias,
- En mis enfermedades y dolores,
- En mis defectos y pecados,
- En la santificación y salvación de mi alma,
- Siempre y en toda ocasión,
- En vida o muerte,
- En tiempo y eternidad.

Oración Final: Corazón de mi amable Jesús, confío y confiaré siempre en tu bondad; y por el corazón de Tu Madre, te pido que no desfallezca nunca mi confianza en Ti, a pesar de las contrariedades y pruebas que quieras enviarme, para que, habiendo sido mi consuelo en vida, seas mi refugio en la hora de la muerte y mi gloria por toda la eternidad.

Amén.

Acto de Desagravio al Sagrado Corazón de Jesús

Señor Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencias y menosprecio: míranos postrados ante Tu Altar para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren tu amante Corazón.

Pero recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad, de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener Tu Divina Misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguirte como Pastor y Guía, o conculcado las promesas del bautismo, han sacudido el suave yugo de Tu Ley.

Nosotros queremos expiar esos pecados, especialmente la deshonestidad de la vida y de los vestidos, la pornografía, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las injurias proferidas contra Ti y contra Tus santos, los insultos dirigidos a Tu Vicario y al orden sacerdotal, las negligencias y sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del Amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al Magisterio de la Iglesia por Ti fundada.

¡Ojalá nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entre tanto, como reparación del Amor Divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen, Tu Santísima Madre, de los Santos y de las almas buenas, te ofrecemos la satisfacción que Tú mismo ofreciste un día sobre la Cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros Altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto sea posible y con el auxilio de Tu Gracia, repararemos los pecados propios y ajenos, y la indiferencia de las almas hacia Tu Amor, oponiendo la firmeza de la Fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la Ley Evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos, además, por impedir que seas injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en tu seguimiento.

¡Benignísimo Jesús! Por intercesión de la santísima Virgen María reparadora, te suplicamos que recibas este voluntario acto de expiación; concédenos que seamos fieles a tus mandatos y a tu servicio hasta la muerte, y otórganos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, en donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén

Consagración al Corazón de Jesús
(Pío XI)

Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano, miradnos humildemente posdrados delante de Vuestro Altar; vuestros somos y vuestros queremos ser, y a fin de poder vivir más estrechamente unidos con Vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. ¡Oh, Jesús benignísimo! Compadeceos de los unos y de los otros y atraedlos a todos a vuestro Corazón Sacratísimo.

¡Oh, Señor! Sed Rey, no solo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la Casa Paterna, porque no perezcan de hambre y de miseria. Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos; devolvedlos al Puerto de la Verdad y a la Unidad de la Fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor. Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría y del islamismo; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro Reino. Mirad, finalmente, con ojos de misericordia a los hijos de aquel pueblo que en otro tiempo fue vuestro predilecto; descienda también sobre ellos el bautismo de redención y de vida, la Sangre que un día contra sí reclamaron. Conceded, ¡oh, Señor!, incolumidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden, y haced que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino una voz: Alabado sea el Corazón Divino, causa de nuestra salud; a Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
a Santa Margarita María de Alacoque en favor de los devotos de Su Divino Corazón:

  1. 1. Yo les daré las gracias necesarias a su estado de vida.

2. Daré paz a sus familias.

3. Los consolaré en sus aflicciones.

4. Hallarán en Mi Corazón un seguro refugio durante la vida y especialmente a la hora de la muerte.

5. Las almas tibias se harán fervorosas.

6. Los pecadores hallarán en Mi Corazón una fuente y un océano infinito de Misericordia.

7. Yo bendeciré las casas en las cuales esté expuesta y sea honrada la imagen de Mi Corazón.

8. Las almas fervorosas se elevarán a un alto grado de perfección.

9. Yo daré a los Sacerdotes poder para mover los corazones.

10. Los que propaguen esta devoción tendrán sus nombres imborrables escritos en Mi Corazón.

11. Derramaré abundantes bendiciones en todas sus empresas.

12. Yo os prometo en el exceso de la Misericordia de Mi Corazón, con todo su poderoso amor, que daré a todos los que reciban la Sagrada Comunión el Primer Viernes de cada mes por nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no morirán en Mi desgracia, ni sin recibir los Sacramentos; y Mi Corazón será refugio seguro en su última hora.



  1. LOS SIETE DOLORES DE MERÍA SEGÚN FUERON REVELADOS A SANTA BRÍGIDA



    Todo el que medita la Pasión de Cristo también puede tener en cuenta a Su Madre. La Madre de Dios reveló a santa Brígida que todo el que reza siete Ave Marías diariamente mientras medita sus lágrimas y dolores y luego extiende a los demás esta devoción recibirá las siguientes gracias:


    1. Paz en su familia.
    2. Esclarecimiento de los misterios de Dios.
    3. Cumplimiento de todos sus deseos, siempre y cuendo estos estén dentro de la voluntad de Dios y sean buenos para la salud de esa alma.
    4. La felicidad eterna con Jesús y María




    Primer dolor: La profecía de Simeón
    Avemaría

    Segundo dolor: Huída a Egipto
    Avemaría

    Tercer dolor: La Pérdida de Jesús a los 12 años en el Templo de Jerusalén
    Avemaría

    Cuarto dolor: Encuentro en el camino del Calvario
    Avemaría

    Quinto dolor: La crucifixión. Muerte, la herida de lanza y el descendimiento de Jesús de la cruz en el calvario
    Avemaría

    Sexto dolor: El cuerpo inerte de Cristo en los brazos de su Madre.
    Avemaría

    Séptimo dolor: La sepultura de Jesús, las lágrimas y la soledad de María-
    Avemaría

ORACIONES DE SANTA BRÍGIDA Durante 12 años

Esta devoción ha sido declarada buena y recomendada tanto por el por el Sacro Collegio de Propaganda Fidei, como por el Papa Clemente XII.- El Papa Inocencio X confirmó esta revelación como “venida del Señor”.




PROMESAS

1. El alma que las reza no sufrirá ningún Purgatorio.
2.El alma que las reza será aceptada entre los mártires como si hubiera derramado su propia sangre por la fe.
3.El alma que las reza puede elegir a otros tres a quienes Jesús mantendrá luego en un estado de gracia suficiente para que se santifiquen.
4. Ninguno de las cuatro generaciones siguientes al alma que las reza se perderá.
5. El alma que las reza será consciente de su muerte un mes antes de que ocurra.

* En caso de que la persona que las reza muera antes de cumplirse los doce años, el Señor aceptará estas oraciones como si se hubieran rezado en su totalidad. Si se salteara un día o un par de días con justa causa, podrán se compensados luego.

* * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

Oh Jesús, ahora deseo rezar la oración del Señor siete veces junto con el amor con que Tú santificaste esta oración en Tu Corazón. Tómala de mis labios hasta Tu Sagrado Corazón. Mejórala y complétala para que le brinde tanto honor y felicidad a la Trinidad en la tierra como Tú lo garantizaste con esta oración. Que esta se derrame sobre Tu santa humanidad para la glorificación de Tus dolorosas heridas y la preciosísima Sangre que Tú derramaste de ellas. Amén

1. LA CIRCUNSICIÓN Padre Nuestro, Avemaría

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, Te ofrezco las primeras heridas, los primeros dolores y el primer derrame de Sangre como expiación de los pecados de mi infancia y de toda la humanidad, como protección contra el primer pecado mortal, especialmente entre mis parientes.

2. LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO DE LOS OLIVOS Padre Nuestro, Avemaría

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco el intenso sufrimiento del Corazón de Jesús en el Huerto de los Olivos y cada gota de sudor de sangre como expiación de mis pecados del corazón y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el amor divino y fraterno.

3. LA FLAGELACIÓN Padre Nuestro, Avemaría

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la flagelación como expiación de mis pecados de la carne y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y la preservación de la inocencia, especialmente entre mis parientes.

4. LA CORONACIÓN DE ESPINAS
Padre Nuestro, Avemaría

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco las heridas, los dolores y la preciosísima sangre de la sagrada cabeza de Jesús luego de la coronación de espinas, como expiación de mis pecados del espíritu y los de toda la humanidad, como protección contra tales pecados y para que se extienda el reinote Cristo aquí en la tierra.

5. CARGANDO LA CRUZ
Padre Nuestro, Avemaría

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco los sufrimientos en el camino a la cruz, especialmente la santa herida en su hombro y la preciosísima sangre como expiación de mi negación de la cruz y la de toda la humanidad, todas mis protestas contra tus planes divinos y todos los demás pecados de palabra, como protección contra tales pecados y para un verdadero amor a la cruz.

6. LA CRUCIFIXIÓN DE JESÚS
Padre Nuestro, Avemaría

Padre Eterno, por medio de las manos inmaculadas de María y el Sagrado Corazón de Jesús, te ofrezco a Tu Hijo en la cruz, cuando lo clavaron y lo levantaron, las heridas en sus manos y en sus pies y los tres hilos de la preciosísima sangre que derramó allí por nosotros, las extremas torturas del cuerpo y del alma, su muerte preciosa y su renovación no sangrienta en todas las santas misas de la Tierra, como expiación de todas las heridas contra los votos y normas dentro de las Órdenes, como reparación de mis pecados y los de todo el mundo, por los enfermos y moribundos, por todos los santos sacerdotes y laicos, por las intenciones del Santo Padre por la restauración de las familias cristianas, para el fortalecimiento de la Fe, por nuestro país y por la unión de todas las naciones en Cristo y su Iglesia, así como también por la diáspora.

7. LA LLAGA DEL COSTADO DE JESÚS
Padre Nuestro, Avemaría

Padre Eterno, acepta como dignas, por las necesidades de la Santa Iglesia y como expiación de los pecados de toda la humanidad, la preciosísima sangre y el agua que manó de la herida del Sagrado Corazón de Jesús. Sé misericordioso para con nosotros. ¡Sangre de Cristo, el último contenido precioso de su Sagrado Corazón, lávame de todas mis culpas de pecado y las de los demás! ¡Agua del costado de Cristo; lávame totalmente de las penitencias del pecado y extingue las llamas del Purgatorio para mí y para todas las almas del Purgatorio! Amén

SÚPLICA ARDIENTE A LOS SANTOS ÁNGELES



¡Dios Uno y Trino, Omnipotente y Eterno! ¡Antes de acudir a Tus siervos, los Santos Ángeles, para implorar su auxilio, nos postramos ante Tu presencia y Te adoramos, Padre, Hijo y Espíritu Santo!

¡Alabado seas y glorificado por toda la eternidad! ¡Todos los Ángeles y hombres que creaste ¡Te adoren, Te amen y Te sirvan, Dios Santo, Fuerte, Inmortal!

¡Y tú, oh gloriosa María, Reina de todos los Ángeles, acepta benigna los ruegos que les dirigimos a tus siervos y preséntalos al Altísimo, tú, que eres la omnipotencia suplicante, la medianera de las gracias, a fin de que obtengamos gracia, salvación y auxilio!

Amén

A vosotros, grandes y Santos Ángeles que Dios nos dio para nuestra protección y auxilio:
En Nombre de Dios Uno y Trino, os suplicamos:
- ¡Apresuráos, socorrednos!

En nombre de la preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por el santo Nombre de Jesús que todo lo puede, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por las llagas y heridas de Nuestro Señor Jesucristo, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por los martirios de Nuestro Señor Jesucristo, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por la santa Palabra de Dios, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

En nombre del amor que Dios tiene por nosotros, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

En nombre de la fidelidad que Dios tiene con nosotros, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

En nombre de la misericordia que Dios tiene con nosotros, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

En nombre de María la Reina de cielos y tierra, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

En nombre de María, vuestra Reina y Señora, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

En nombre de María, Madre de Dios y Madre nuestra, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por vuestra propia bienaventuranza, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por vuestra propia fidelidad, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!

Por vuestra propia fidelidad, os suplicamos,
- ¡Apresuráos, socorrednos!


Os lo suplicamos:
- ¡Protegednos con vuestro escudo!

Os lo suplicamos:
- ¡Defendednos con vuestra espada!

Os lo suplicamos:
- ¡Iluminadnos con vuestra luz!

Os lo suplicamos:
- ¡Salvadnos bajo el manto protector de María!

Os lo suplicamos:
- ¡Guardadnos en el Corazón de María!

Os lo suplicamos:
- ¡Confiadnos a las manos de María!

Os lo suplicamos:
- ¡Mostradnos el camino que nos lleva a la puerta de la vida: el Corazón abierto de Nuestro Señor!

Os lo suplicamos:
- ¡Conducidnos con seguridad a la Casa del Padre Celestial!


Vosotros, Nueve Coros de los Espíritus Bienaventurados,

- ¡Apresuráos, socorrednos!

- Os lo suplicamos: - ¡Apresuráos, socorrednos!

La Sangre Preciosísima de Nuestro Señor y Rey se ha derramado por nosotros.
- Os lo suplicamos: ¡apresuráos, socorrednos!

El Corazón Inmaculado de María, la Virgen Purísima, vuestra Reina, palpita amorosamente por nosotros.
- Os lo suplicamos: ¡apresuráos, socorrednos!




Arcángel San Miguel


Príncipe de los Ejércitos Celestiales, vencedor del dragón infernal, recibiste de Dios la fuerza y el poder de aniquilar, por la humildad, la soberbia del príncipe de las tinieblas.

Te suplicamos insistentemente nos alcances la verdadera humildad de corazón, la fidelidad inquebrantable para cumplir siempre la voluntad de Dios y fortaleza en el sufrimiento y en la prueba. Socórrenos para no desfallecer ante el trono de la justicia de Dios.

Arcángel San Gabriel

Ángel de la Encarnación, fiel mensajero de Dios, abre nuestros oídos para que estén atentos a las más leves advertencias y toques del Corazón de Nuestro Señor.

Permanece siempre junto a nosotros, te suplicamos, para que comprendamos debidamente la Palabra de Dios, la sigamos y obedezcamos y cumplamos aquello que Dios quiere de nosotros. Haz que estemos siempre disponibles y vigilantes para que el Señor, cuando llegue, no nos encuentre dormidos.


Arcángel San Rafael

Tú que eres lanza y bálsamo del Amor de Dios, hiere, te suplicamos, nuestro corazón con el Amor ardiente de Dios.

Deja que nunca sane esta herida, para que perseveremos cada día en el camino de la caridad y que todo venzamos por el amor.


¡Ayudadnos, santos y poderosos hermanos, siervos ante Dios!

- Defendednos de nosotros mismos, de nuestra cobardía y tibieza, de nuestro egoísmo y ambición, de nuestra envidia y desconfianza, de nuestras ansias de riqueza, bienestar y fama.

- Desatadnos de las cadenas del pecado y del apego a las cosas temporales.

- Quitadnos las vendas de los ojos, que nosotros mismos nos pusimos, para no tener que ver las necesidades de nuestro alrededor y poder así tranquilamente, ocuparnos y compadecernos de nosotros.

- Traspasad nuestro corazón con la santa ansiedad de Dios, para que no dejemos de buscarlo con ardor, contrición y amor.

- Contemplad la Sangre del Señor derramada por nuestra causa.

- Contemplad las lágrimas de vuestra Reina derramadas por nuestra causa.

- Contemplad en nosotros la imagen de Dios, desfigurada por nuestros pecados, que Él por amor imprimió en nuestra alma.

- Ayudadnos a conocer, adorar, amar y servir a Dios.

- Ayudadnos en el combate contra el poder de las tinieblas que sutilmente nos rodea y acecha.

- Ayudadnos para que ninguno se pierda y un día estemos reunidos en la eterna bienaventuranza!

Amén

­­­­­­­­­­­­­­­­
Durante la novena, rezamos por la mañana la Súplica Ardiente y a lo largo del día, invocamos a menudo a los Santos Ángeles:

San Miguel, asístenos con tus Santos Ángeles,
- ¡Ayúdanos y ruega por nosotros!

San Gabriel, asístenos con tus Santos Ángeles,
- ¡Ayúdanos y ruega por nosotros!

San Rafael, asístenos con tus Santos Ángeles,
- ¡Ayúdanos y ruega por nosotros!




Imprimatur: + Pedro Card. Pubiano Sáenz,
Arzobispo de Bogotá, núm 1779, 11/07/2001
2000: Órden de los Canónigos Regulares
de la Santa Cruz, Bogotá, Colombia.

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