MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS (COMUNIDAD CATOLICA, APOSTOLICA Y ROMANA).

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS ES UNA COMUNIDAD EN LA CUAL TODOS LOS MIEMBROS NOS REUNIMOS DIARIAMENTE (NOCHE Y DIA) PARA VENERAR A LA MADRE DEL REDENTOR DEL MUNDO. TE INVITAMOS A COMPARTIR CON NOSOTROS LAS GRANDEZAS QUE SOLO ELLA NOS SABE DAR. MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS. RUEGA POR NOSOTROS. AMEN. EN EL SIGUIENTE LINK PODRAS CONOCER MAS SOBRE NUESTRA COMUNIDAD; http://mariamedianera.ning.com

domingo, 21 de febrero de 2010

PARA UNA BUENA CONFESION



Para una buena confesión



Pasos para tener una buena confesión:

1- Hacer examen de conciencia.
2. Dolor de los pecados
3. Propósito de no vovler a pecar.
4. Decir los pecados al Sacerdote.
5. Cumplir la penitencia.

GUÍA BREVE PARA UN EXAMEN DE CONCIENCIA.
Mandamientos de la Ley de Dios.
1- Amarás a Dios sobre todas las cosas.
- Murmurar contra el Señor, ante una desgracia
- Hablar sin reverencia de las cosas Santas (sacramentos, iglesia ministros)
- Interesarse más por tener dinero y placer que cumplir los mandamientos
- Creer o practicar la superstición o espiritismo (lectura de la mano, cartas etc).

2- No usarás el Nombre de Dios en vano.
- Jurar en nombre de Dios por algo falso o sin importancia
- Burlarse del nombre de Dios o de quien implora su ayuda
- Contar o reír de chistes irreverentes para con Dios, La Virgen o los Santos.

3- Santificarás las fiestas.
- Faltar a Misa los Domingos o días festivos
- Trabajar los Domingos sin necesidad
- Asistir a Misa sin poner atención, distraer a los demás

4- Honrarás a tu padre y a tu madre.
- Tratar sin respeto, paciencia o misericordia a los padres, hermanos e hijos
- No atender a la familia en sus necesidades espirituales y materiales
- No dar mi tiempo para convivencia familiar
- Ser mal ejemplo para los hijos con el abuso del alcohol, faltas a la moral,etc
- Peleas, desprecios y deseos de algún mal a los miembros de mi familia
- Mandar con injusticia y abuso
- Negar ayuda a mis familiares por preferir mi comodidad

5- No matarás.
- Hacer daño al prójimo de obra o de palabra
- Desear la muerte o intentar el suicidio
- Ingerir drogas o proporcionarlas a otros
- Manejar sin prudencia
- Ayudar o aconsejar un aborto
- Conservar en el corazón sentimientos ennmistad odio o rencor
- No perdonar al que me lastimó; despreciar o burlarme de otros

6- No cometerás actos impuros.
- Cometer actos inmorales consigo mismo o a otros
- Tener conversaciones indecentes, ver espectáculos, películas, programas de TV, o leer libros o revistas inmorales, recomendar a otros que lo hagan
- Tener amistades que nos inducen a pecar.

7- No robarás.
- Tomar dinero u otros objetos sin permiso del dueño
- Malgastar el dinero
- Engañar a los otros para obtener lo que deseo
- No pagar con justicia y a tiempo; cobrar más de lo justo y prestar con usura

8- No dirás falso testimonio ni mentirás.
- Mentir pensando que son cosas de poca importancia
- Hablar mal de otras personas, con comentarios inciertos
- Destruir la buena fama a una persona, con calumnias o chismes que escuché

9- No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
- Consentir acciones impuras, aunque no se realicen
- Pensar y desear cosas deshonestas
- Aceptar miradas obscenas
- Infidelidad en el matrimonio

10- No codiciarás los bienes ajenos.
- Envidia de lo que otros tienen
- Deseo de poseer lo de otros sin importar el medio para lograrlo
- Coraje de que otros tengan más que yo

Mandamientos de la Iglesia.
1- Asistir A Misa completa los Domingos y Fiestas de Guardar
2- Confesarse cuando menos una vez al año, en peligro de muerte o si ha de comulgar.
3- Comulgar por Pascua de Resurrección.
4- Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo mande la Iglesia
5- Ayudar a la Iglesia en sus necesidades

Pecados Capitáles:
1- SOBERBIA virtud contraria: HUMILDAD
- Sentirse superior a los demás y tratarlos con menosprecio
- Desear siempre tener mejores cosas materiales que otros
- Creerse más cerca de Dios que los demás
- Aparentar lo que no es, o no se tiene.

2- AVARICIA virtud contraria: GENEROSIDAD
- Ansia de adquirir y acumular dinero o cosas materiales aún por medios ilícitos
- No compartir lo que se tiene
- No importarme las necesidades del prójimo

3- LUJURIA virtud Contraria: CASTIDAD
- Deseo desmedido de sexo
- Faltas contra el 6 y 9 Mandamiento de la Ley de Dios

4- IRA virtud contraria: PACIENCIA
- Consentir un enojo violento
- Rencor por las ofensas
- Odio y deseo de mal a otros

5- GULA virtud contraria TEMPLANZA
- Comer y beber más de lo necesario sólo por placer

6- ENVIDIA virtud contraria CARIDAD
- Deseo desordenado por poseer los bienes o cualidades de otros
- Enojo por lo que otros tienen.

7- PEREZA virtud contraria: DILIGENCIA
- Falta de ánimo par hacer algo
- Flojera para ayudar a otros
- Perder el tiempo y no cumplir con nuestros deberes.

Algo más para reflexionar:
- ¿Cuido el ayuno Eucarístico?
- ¿Me arrepiento de los pecados de omisión?
- ¿He comulgado en pecado Mortal?
- ¿En confesiones anteriores he ocultado algún pecado al sacerdote?
- ¿Cumplí la penitencia de otras confesiones?
- ¿Descuido mis deberes cívicos?
- ¿Trabajo o estudio con responsabilidad?
- ¿Me esfuerzo por conocer más sobre la Fe Católica?
- ¿Dudo de la Iglesia o niego sus verdades?
- ¿He cometido pecados tranquilamente pensando:”No importa, Dios me va a perdonar?
- ¿Practico las Obras de Misericordia?

Obras de Misericordia Espirituales.
-
Enseñar al que no sabe
- Dar buen consejo al que lo necesita
- Corregir al que se equivoca
- Perdonar las ofensas
- Consolar al triste
- Soportar con paciencia los defectos del prójimo
- Rezar por los vivos y los muertos

Obras de Misericordia Corporales.
- Visitar a los enfermos
- Dar de comer al hambriento
- Dar de beber al sediento
- Dar posada al peregrino
- Vestir al desnudo
- Socorrer a los presos
- Enterrar a los muertos

Acto de Contricción.

LA TENTACION DE LOS PANES (AUTOR: P. CIPRIANO SANCHEZ LC/FUENTE: CATHOLIC.NET)

Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
La tentación de los panes
Primer Domingo de Cuaresma. La tentación de querer hacer las cosas sin preocuparme si le interesan o no a Dios.
La tentación de los panes
La primera tentación de Cristo, tal cómo nos la narra el Evangelio es la tentación de los panes. Cristo ha ido a hacer ayuno, un ayuno que realmente le prepare para su misión. Cristo ha ido a ejercitarse, por así decir, al desierto, y el demonio le llega con la tentación de los panes, que no era otra cosa sino decirle: déjate de cosas raras, se más realista, baja un poquito a la vida cotidiana. Es decir, materialízate, no seas tan espiritual. Es una tentación, que nosotros podemos tener en nuestra vida cuando llegamos a perder toda dimensión sobrenatural de nuestro ser cristianos. Es la tentación del querer hacer las cosas sin preocuparme si le interesan o no a Dios. Tengo un problema, y me digo: lo arreglo porque lo arreglo, y a veces olvidamos de la dimensión sobrenatural que tienen las dificultades.

Cristo ayuna y siente hambre como nos dice el Evangelio, y Cristo tiene que transformar el hambre en una palanca espiritual, en un momento de crecimiento interior. Ahí Cristo es tentado para decirle: No busques eso, no hace falta ese tipo de cosas, mejor dedícate a comer, mejor dedícate a trabajar. Es la tentación de querer arreglar yo todos los problemas.

Hay situaciones en las que no queda otro remedio sino ofrecer al Señor la propia impotencia por el sacrificio personal; hay situaciones en las que no hay otra salida más que la de decir: aquí está la impotencia, podríamos decir la impotencia santificadora. Cuando en nuestro trabajo personal sentimos una lucha tremenda en el alma, un desgarrón interior por tratar de vivir con autenticidad la vida cristiana, en esos momentos en los que a veces el alma no puede hacer otra cosa sino simplemente sufrir y yo me quiero sacudir eso, y no acepto esa impotencia y no la quiero ver, y no quiero tener ese“sintió hambre” en la propia vida, es donde aparece la necesidad de acordarse de que Cristo dijo: No sólo de pan, no sólo de los éxitos, no sólo de los triunfos, no sólo de consuelos, no sólo de ayudas vive el hombre, sobre todo vive de la Palabra que sale de la boca de Dios.

Tenemos que aprender como lección básica de la vida a iluminar todas nuestras dificultades con la Palabra de Dios, sobre todo aquellas que no podemos resolver, porque a veces podríamos olvidar que Dios Nuestro Señor va a permitir muchas dificultades, muchas piedras en la vida precisamente para que recordemos que la Palabra de Dios es la fuente de nuestra vida espiritual. No los consuelos humanos, no los éxitos de los hombres. A veces Dios nos habla en la oscuridad, a veces en la luz, pero lo importante es la vida del Espíritu Santo en mi alma. En ocasiones puede venir la tentación de querer suplir con mi actividad la eficacia de la fe en Dios, y podríamos pensar que lo que hacemos es lo que Dios quiere, cuando en realidad lo que Dios quiere es que en esos momentos esta situación no vaya por donde tu estás pensando que debe de ir, Yo me pregunto: una dificultad, un problema ¿lo transformamos a base de fe en un reto que verdaderamente se convierta en eficacia para el reino de Cristo? No pretendamos arreglar los problemas por nosotros mismos, preguntemos a Dios. ¿Sé yo vencer con la Palabra de Dios? ¿O caigo en la tentación?

Después, dice el Evangelio, lo llevó a un monte alto donde se veía todos los reinos de la tierra. Cristo es tentado por segunda vez para que su misión se vea reconocida por los hombres para que obtenga un éxito humano y todos vean su poder. Sin embargo el poder que les es ofrecido no es el que tiene Dios sobre la Creación, sino es el poder que viene de haber vendido la propia conciencia y la propia vida al enemigo de Dios. “Todo esto lo tendrás si postrándote me adoras”, no es el poder que nace de haber conquistado el reino de Cristo, es el poder que nace de haberse vendido. A veces este poder se puede meter sutilmente en el alma cuando pierdes tu conciencia en aras de un supuesto éxito. Es el poder que viene de haber puesto la propia vida en adoración a los que desvían de Dios el final total de las cosas, el uso de las criaturas para la propia gloria y no para la gloria de Dios. La tentación de querer usar las cosas para nuestra propia gloria y no para la gloria de Dios es sumamente peligrosa, porque además de que nuestro comportamiento puede ser incoherente son lo que Dios quiere para nosotros, lo primero que te desaparece es el sentido crítico ante las situaciones. ¿Por qué? Porque estas vendido a los criterios de la sensualidad, y quien está vendido no critica.

Cuando nuestra conciencia se vende, cuando nuestra inteligencia y nuestra voluntad se vende dejan de criticar y todo lo que les den les parece bueno. ¿A quién me estoy vendiendo? Cada uno recibe su vida, sus amistades, sus personas, su corazón, su conciencia. ¿Dónde me encuentro sin el suficiente sentido crítico, para salir de una situación cuando contradices mi identidad cristiana?, porque ahí me estoy vendiendo, ahí estoy postrándome a Satanás aunque sean cosas pequeñas. ¿Dónde me he encadenado? ¿Hay en mi vida alguna tentación que no sólo me despoja del necesario sentido crítico ante las situaciones para juzgarlas sólo y nada más según Dios, sino que acaban sometiendo mis criterios a los criterios del mundo y por lo tanto, acaba cuestionando los rasgos de mi identidad cristiana?

Cuántas veces cuando vienen las crisis a la fe son por esta tentación; cuando nos vienen los problemas de que si estaré bien donde estoy o estaría mejor en otra parte, es por venderse a una situación más cómoda, aun lugar que no te exija tanto, un lugar donde puedas adorarte a ti mismo. Es triste cuando uno lo descubre en su propia alma y es triste cuando uno lo descubre en el alma de los demás.

Muchas veces es imposible penetrar en el alma porque ha perdido toda brújula, ha perdido todo el sentido crítico, ha perdido la capacidad de romper con el dinamismo del egoísmo, de la soberbia, de la sensualidad. Cuántos cambios podríamos tener de los que pensamos que ya no tenemos vuelta.

Por último, el demonio lleva a Cristo. La tentación del templo es en la que Cristo desenmascara con la autenticidad de su vida, con la rectitud de intención, con la claridad de su conciencia la argucia del tentador. Esta tentación tiene un particular peligro. Los comentaristas que han siempre enfrentado esta tentación piensan: qué gracia tendría el de tirarse del pináculo del templo y que los ángeles te agarrasen. La idea central de esto es una exhibición milagrosa. Un señor se sube a la punta del templo y lo están viendo abajo, se tira y de pronto unos ángeles le cogen y lo depositaren el suelo. Todo mundo daría gloria a Dios, todos se convertirían inmediatamente. Es la tentación que tiene un particular delito porque ofrece la conciliación entre las pasiones humanas de mi yo con el servicio a Dios, con la gloria que se debe al Creador.

Esta tentación que podríamos llamar de orgullo militantes es quizá la más sutil de todas. Es también la tentación que Cristo desenmascara en los fariseos cuando les dice: “les gusta ser vistos y admirados de la gente y que la gente les llame maestros... cuando oren no lo hagan como los hipócritas que oran en medio de las plazas para ser vistos por la gente, cuando oren enciérrate que tu Padre que ve en lo secreto te recompensará”. Con qué perspicacia Nuestro Señor conocía el corazón humano que se puede enredar perfectamente, incluso en medio de la vida de oración, con el propio orgullo y egoísmo. Revisemos bien nuestra conciencia para ver si esta tentación no se ha metido en nuestras vidas.

Recordemos que nuestra vida sólo tendrá un auténtico sentido cristiano en la medida en que aceptemos a Cristo vencedor de la tentación del pan, de los reinos y del templo.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • . Cipriano Sánchez LC

    LITURGIA DE LA CUARESMA (AUTOR: P. ANTONIO RIVERO, L.C./FUENTE: CATHOLIC.NET)

    Autor: P. Antonio Rivero, L.C. | Fuente: Catholic.net
    Liturgia de la Cuaresma
    Sentido tradicional y actual. Contenidos de la Celebración Eucarística. Estructura de la Cuaresma.
    Liturgia de la Cuaresma
    Liturgia de la Cuaresma
    A mediados del siglo II se fijó un domingo como Pascua anual, aniversario de la Pasión de Cristo. Se relacionó con la Pascua judía, pero sin coincidir en el mismo día, ya que el Papa Víctor (189-198), después de una intensa controversia, fijó la Pascua cristiana en el domingo siguiente al 14 de Nisán, fiesta de la Pascua judía.


    I. SÍNTESIS HISTÓRICA

    La Cuaresma comenzó, embrionariamente, con un ayuno comunitario de dos días de duración: Viernes y Sábado Santos (días de ayuno), que con el Domingo formaron el “triduo”. Era un ayuno más sacramental que ascético; es decir, tenía un sentido pascual (participación en la muerte y resurrección de Cristo) y escatológico (espera de la vuelta de Cristo Esposo, arrebatado momentáneamente por la muerte).

    Poco después la Didascalía habla de una preparación que dura una semana en la que se ayuna, si bien el ayuno tiene ya también un sentido ascético, es decir, de ayuno, abstinencia, sacrificio, mortificación.

    A mediados del siglo III, el ayuno se extendió a las tres semanas antecedentes, tiempo que coincidió con la preparación de los catecúmenos para el bautismo en la noche pascual. Era un ayuno de reparación de tres semanas. Se ayunaba todos los días, excepto el sábado y el domingo.

    A finales del siglo IV se extendió el triduo primitivo al Jueves, día de reconciliación de penitentes (al que más tarde se añadió la Cena Eucarística), y se contaron cuarenta días de ayuno, que comenzaban el domingo primero de la Cuaresma. Como la reconciliación de penitentes se hacía el Jueves Santo, se determinó, al objeto de que fueran cuarenta días de ayuno, comenzar la Cuaresma el Miércoles de ceniza, ya que los domingos no se consideraban días de ayuno. Así, la preparación pascual se alargó en Roma a seis semanas –también con ayuno diario, excepto los días indicados, es decir, sábados y domingos-, de las que quedaban excluidos el viernes y sábado últimos, pertenecientes al Triduo Sacro

    Pero a finales del siglo V, los ayunos tradicionales del miércoles y viernes anteriores a ese domingo primero de cuaresma cobraron tal relieve, que se convirtieron en una preparación al ayuno pascual.

    Durante los siglos VI-VII varió el cómputo del ayuno. De este modo, se pasó de una Cuadragésima (cuarenta días: del primer domingo de cuaresma hasta el Jueves Santo, incluido), a una Quinquagésima (cincuenta días, contados desde el domingo anterior al primero de Cuaresma hasta el de Pascua), a una Sexagésima (sesenta días, que retroceden un domingo más y terminan el miércoles de la octava de Pascua) y a una Septuagésima (setenta días, ganando un domingo más y concluyendo el segundo domingo de Pascua). Este periodo tenía carácter ascético y debió introducirse por influjos orientales.

    Esta evolución cuantitativa se extendió también a las celebraciones. En efecto, la Cuaresma más antigua en Roma sólo tenía como días litúrgicos los miércoles y los viernes; en ellos, reunida la comunidad, se hacía la “statio” cada día en una iglesia diferente. En tiempos de san León (440-461), se añadieron los lunes. Posteriormente, los martes y los sábados. El jueves vendría a completar la semana, durante el pontificado de Gregorio II (715-731).

    Al desaparecer la penitencia pública, se expandió por toda la cristiandad, desde finales del siglo XI, la costumbre de imponer la ceniza a todos los fieles como señal de penitencia.

    Por tanto, la Cuaresma como preparación de la Pascua cristiana se desarrolló poco a poco, como resultado de un proceso en el que intervinieron tres componentes: la preparación de los catecúmenos para el bautismo de la Vigilia Pascual, la reconciliación de los penitentes públicos para vivir con la comunidad el Triduo Pascual, y la preparación de toda la comunidad para la gran fiesta de la Pascua.

    Como consecuencia de la desaparición del catecumenado (o bautismo de adultos) y del itinerario penitencial (o de la reconciliación pública de los pecadores notorios), la Cuaresma se desvió de su espíritu sacramental y comunitario, llegando a ser sustituida por innumerables devociones y siendo ocasión de “misiones populares” o de predicaciones extraordinarias para el cumplimiento pascual, en las que –dentro de una atmósfera de renuncia y sacrificio- se ponía el énfasis en el ayuno y la abstinencia.

    Con la reforma litúrgica, después del Concilio Vaticano II (1960-1965), se ha hecho resaltar el sentido bautismal y de conversión de este tiempo litúrgico, pero sin perder la orientación del ayuno, la abstinencia y las obras de misericordia.


    II. SENTIDO TRADICIONAL DE LA CUARESMA ROMANA

    La Cuaresma Romana tradicional tuvo un triple componente: la preparación pascual de la comunidad cristiana, el catecumenado y la penitencia canónica.


    1. Primero, la preparación pascual de la comunidad cristiana.

    Según san León, la Cuaresma es “un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo que le dio Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales con la purificación del corazón y una práctica perfecta de la vida cristiana”. Se trataba, por tanto, de un tiempo –introducido por imitación de Cristo y de Moisés- en el que la comunidad cristiana se esforzaba en realizar una profunda renovación interior. Los variados ejercicios ascéticos que ponía en práctica tenían esta finalidad última y no eran fines en sí mismos.


    2. Segundo, el catecumenado.

    Según la Tradición Apostólica, el catecumenado comprendía tres años, durante los cuales el grupo de los audientes recibía una profunda formación doctrinal y se iniciaba en la vida cristiana. Unos días antes de la Vigilia Pascual, el grupo de los elegidos para recibir en ella el Bautismo, se sometía a una serie de ritos litúrgicos, entre los que tenía especial solemnidad el del sábado por la mañana. Es el catecumenado simple.

    Más tarde, la Iglesia desplazó su preocupación por los audientes a los electi. Estos se inscribían como candidatos al bautismo al principio de la Cuaresma. En ella recibían una preparación minuciosa e inmediata.

    Pero a principios del siglo VI desapareció el catecumenado simple, se hicieron raros los bautismos de adultos, y los niños que presentaban para ser bautizados procedían de medios cristianos. Todo ello provocó una reorganización prebautismal.

    Al principio había tres escrutinios, que consistían en exorcismos e instrucciones. En la segunda mitad del siglo VI son ya siete. Unos y otros estaban relacionados con la misa. Primitivamente los tres escrutinios se celebraban los domingos tercero, cuarto y quinto de cuaresma. Después se desplazaron a otros días de la semana. En esos escrutinios se preguntaba sobre la preparación de los catecúmenos.

    Desde esta perspectiva, es fácil comprender que la preparación de los catecúmenos y su organización modelase tanto la liturgia como el espíritu de la Cuaresma. De hecho, los temas relacionados con el bautismo permearon la liturgia cuaresmal. De otra parte, la comunidad cristiana, aunque ayunaba sin olvidar a los penitentes, lo hacía pensando sobre todo en los catecúmenos.

    La evolución posterior de la preparación bautismal trajo consigo que los escrutinios se desligasen completamente de la liturgia cuaresmal, provocando una nueva reorganización. Sin embargo, el mayor cambio afectó a la cuaresma misma, que pasó a ser el tiempo en que todos los cristianos se dedicaban a una revisión profunda de su vida cristiana y a prepararse, mediante una auténtica conversión, a celebrar el misterio de la Pascua. Quedó clausurada la perspectiva abierta por la institución penitencial y el catecumenado, con menoscabo de la teología bautismal.


    3. Tercero, la penitencia canónica.

    La reconciliación de los penitentes sometidos a la penitencia canónica se asoció al Jueves Santo. Por este motivo, los penitentes se inscribían como tales el domingo primero de Cuaresma. A lo largo del período cuaresmal recorrían el último tramo de su itinerario penitencial entregados a severas penitencias corporales y oraciones muy intensas, con las que ultimaban el proceso de su conversión. La comunidad cristiana les acompañaba con sus oraciones y ayunos. Como quiera que los penitentes participaban parcialmente en la liturgia, es lógico que en ésta quedara reflejada la situación de los penitentes.

    La imposición de la ceniza es, por ejemplo, uno de esos testimonios penitenciales de la liturgia cuaresmal.


    III. SENTIDO DE LA CUARESMA ACTUAL

    La Constitución “Sacrosanctum Concilium” (nn. 109-110) considera a la Cuaresma como el tiempo litúrgico en el que los cristianos se preparan a celebrar el misterio pascual, mediante una verdadera conversión interior, el recuerdo o celebración del bautismo y la participación en el sacramento de la Reconciliación.

    A facilitar y conseguir estos objetivos tienden las diversas prácticas a las que se entrega más intensamente la comunidad cristiana y cada fiel, tales como la escucha y meditación de la Palabra de Dios, la oración personal y comunitaria, y otros medios ascéticos, tradicionales, como la abstinencia, el ayuno y la limosna.

    La celebración de la Pascua es, por tanto, la meta a la que tiende toda la Cuaresma, el núcleo en el que se convergen todas las intenciones y el elemento que regula su dinamismo. La Iglesia quiere que durante este tiempo los cristianos tomen más conciencia de las exigencias vitales que derivan de hacer de la Pascua de Cristo centro de su fe y de su esperanza.

    No se trata, por tanto, de preparar una celebración histórica (drama) o meramente ritual de la Pascua de Cristo, sino de disponerse a participar en su misterio; es decir, en la muerte y resurrección del Señor. Esta participación se realiza mediante el bautismo –recibido o actualizado-, la penitencia –como muerte al hombre viejo e incorporación al hombre nuevo-, la Eucaristía –reactualización mistérica de la muerte y resurrección de Cristo-, y por todo lo que contribuye a que estos sacramentos sean mejor participados y vividos.


    IV. LOS CONTENIDOS DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

    Veamos primero el leccionario, después las oraciones y, finalmente, los prefacios.

    1. El leccionario

    Es doble: del dominical y el ferial. El dominical tiene tres ciclos: A, B, C; el ferial, en cambio, repite todos los años las mismas lecturas.

    En los domingos primero y segundo de todos los ciclos se han conservado las narraciones de las tentaciones y de la transfiguración, si bien se leen según los tres sinópticos. En los domingos siguientes se siguen estas narraciones:

    Ciclo A: samaritana (tercer domingo: agua viva), ciego de nacimiento (cuarto domingo: la luz) y la resurrección de Lázaro (quinto domingo: la vida) , con clara resonancia bautismal. No aparecen como hechos pasados sino como realidades presentes. Lo que se prefiguró en el A.T. se actualizó en el N.T. con Cristo.

    La primera lectura está muy relacionada con el evangelio, donde aparecen los grandes temas de la historia salvífica: la creación del hombre (primer domingo), la vocación de Abraham (segundo domingo), el agua en el desierto (tercer domingo), la elección y consagración de David (cuarto domingo) y la visión de la resurrección de Daniel (quinto domingo).

    La segunda lectura aporta una contribución específica de cara a una pedagogía teológica sobre la conversión y el camino hacia el misterio de la pascua. Supuesta la obra salvífica de Cristo, el paso primero y decisivo que cada hombre ha de dar es elegir entre Cristo y las potencias del mal (primer domingo). Una respuesta positiva la encontramos en la aceptación de Abraham a la propuesta divina de abandonar su patria (segundo domingo). También nosotros hemos recibido esa llamada en y por Jesucristo, que ha muerto por nosotros. Esto ha de provocar la conversión y adhesión a Cristo, temática desarrollada en los últimos domingos.

    Ciclo B: la expulsión de los vendedores del templo (tercer domingo), “tanto amó Dios al mundo” (cuarto domingo), “Si el grano de trigo...” (quinto domingo), con clara resonancia pascual: morir para resucitar. Este ciclo ofrece una buena catequesis sacramental. El evangelio del primer domingo relata la tentación de Cristo en el desierto, pero pone el acento en la presencia del reino, que exige una conversión sin dilaciones: la buena noticia se dirige a nosotros (primer domingo). Elegido el camino de la conversión, somos llevados, como Cristo, a la transfiguración (segundo domingo). De este modo entramos en las tres semanas inmediatamente anteriores a la Pascua. El anuncio de la muerte y resurrección es proclamado por el mismo Señor desde el tercer domingo, en el signo del templo, destruido y reconstruido en tres días. El cuarto domingo presenta un tema sacramental: el de la serpiente de bronce, signo de Cristo en la Cruz, que con su muerte y resurrección se convierte en triunfo y vida para quienes creen en Él. Ese Cristo muerto y resucitado marca el punto culminante del misterio pascual: la reconstrucción del hombre y del mundo (quinto domingo).

    Las orientaciones de la primera lectura son fundamentales: alianza con Noé, que encuentra su plena realización en Cristo (primer domingo) y alianza con Abraham, que inaugura el verdadero sacrificio, consistente en cumplir, con Cristo, la voluntad del Padre (segundo domingo). El tema de la Alianza continúa en los siguientes domingos. Esta se concreta en el don de la ley, sobre todo en la ley del amor (tercer domingo). Al don divino de la ley debe corresponder el pueblo, aceptando su palabra y cumpliendo su mensaje (cuarto domingo). La alianza ha de ser aceptada sobre todo en el corazón, pues se trata de que el Padre pueda decir “yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo” (quinto domingo). La teología de estas lecturas es la de la Alianza, que será reiterada y realizada plenamente en el misterio pascual.

    La segunda lectura son concreciones morales que se derivan de esta alianza que Dios ha hecho con nosotros: llevar una vida digna, propia de un cristiano.

    Ciclo C: Es una llamada a la conversión a Dios. Los domingos primero y segundo presentan también las tentaciones y la transfiguración. Los otros domingos desarrollan el tema de la paciencia y del perdón de Dios: el Señor es paciente y sabe esperar (tercer domingo: “Si no os convertís, todos pereceréis”), aguarda nuestro retorno con los mismos anhelos y actitudes que el padre del hijo pródigo (cuarto domingo) y nos acoge si nos convertimos; basta con que ese arrepentimiento sea sincero y no queramos pecar más (quinto domingo: la mujer adúltera). Todos estos domingos están orientados, por tanto, en la misma dirección: la conversión, la paciencia divina y el perdón, concedido a quienes, sintiéndose culpables, se esfuerzan por cambiar de vida.

    La primera y la segunda lectura están muy unidas entre sí en todos los domingos. El Señor, por tanto, nos salva si elevamos a Él nuestro grito (primera lectura del primer domingo), que es el grito de la fe (segunda lectura del primer domingo). Como Él quiere realmente salvarnos, toma la iniciativa de la alianza con los hombres (primera lectura del segundo domingo), la cual realiza en Cristo, y con tal perfección que somos ciudadanos del cielo y aguardamos la transformación de nuestro cuerpo a semejanza del suyo (segunda lectura del segundo domingo). Para realizar la salvación, Dios quiere estar presente en medio de su pueblo y manifestarse a Moisés en la zarza ardiente (primera lectura del tercer domingo). Pero esa presencia es insuficiente: se requiere una respuesta de fe y de fidelidad (segunda lectura del tercer domingo). Llegamos así a un punto importante de la historia de la salvación: el Pueblo de Dios celebra la Pascua en la tierra prometida (primer lectura del cuarto domingo). También el bautizado se encuentra en una tierra prometida: el mundo nuevo, redimido por la muerte y resurrección de Jesucristo, mundo que él debe reconciliar realmente con Dios (segunda lectura del cuarto domingo). Sin embargo, mientras dura su peregrinación en el desierto de este mundo (primera lectura del quinto domingo), el bautizado ha de sentir, con progresiva intensidad, la fuerza de la resurrección de Cristo y entrar en comunión con los sufrimientos de su pasión, reproduciendo en sí mismo la muerte de Cristo, con la esperanza de una resurrección gloriosa (segunda lectura del quinto domingo).

    El domingo de Ramos se lee la Pasión del Señor de los tres sinópticos.

    Las lecturas del Antiguo Testamento se refieren, como dijimos, a la historia de la salvación, que es uno de los temas específicos y clásicos de la catequesis cuaresmal. Los textos varían cada año, pero siempre recogen los principales momentos de esta historia, desde el principio hasta la promesa de la Nueva Alianza.

    Las lecturas del apóstol han sido seleccionadas con este criterio: que estén relacionadas con las del evangelio y las del A.T. y, en cuanto sea posible, tengan una adecuada conexión con ellas.

    En cuanto a las lectura feriales, de los días de semana se han seleccionado de modo que tengan una mutua relación y tratan una serie de temas propios de la catequesis cuaresmal, acomodados al significado espiritual de este tiempo. A partir del lunes de la cuarta semana se lee, en forma semicontinua el evangelio de san Juan, donde aparecen los textos de este evangelio que mejor responden a las peculiaridades de la Cuaresma.

    Podemos sintetizar así las lecturas feriales:

  • El bautismo es una purificación (curación de Naamán, el hijo del centurión, la piscina de Betsaida).
  • Para que las aguas bautismales sean activas y podamos participar en la resurrección bautismal, se requiere la fe, cuyo modelo es la fe de Abraham.
  • Pero estamos en camino hacia la pascua: somos salvados en la muerte y resurrección de Cristo. Por eso, el episodio de José, vendido por sus hermanos, la parábola de los viñadores homicidas, las conspiraciones contra el justo y las tentativas de apresar a Jesús –el cordero conducido al matadero-, las agitaciones contra Jesús, la serpiente de bronce y Cristo levantado en la cruz, evocan la pasión inminente del Señor, en la cual radica nuestra liberación.

    Junto a esta tipología bautismal (bautismo, fe, pascua) se inserta la penitencial, pues la acción de Dios exige la cooperación del hombre. Unidos con ella están los temas de la conversión, el perdón, el amor al prójimo, y los medios que a ellos conducen: la gracia, la oración, la renuncia personal (humildad, ayuno, limosna, etc.).


    2. Las oraciones

    La temática de las oraciones cuaresmales es muy rica. Se ha cuidado mucho que reflejen el tema principal de la Pascua, ya que la cuaresma es, sobre todo, una preparación a la misma. Varias oraciones hablan del sentido escatológico de la cuaresma y de la pascua.

    Otras oraciones se refieren al bautismo, bien como nuevo nacimiento, bien como sacramento de la fe. Sin embargo, el elemento bautismal es menos rico que en el leccionario.

    Tampoco faltan textos relativos al tema del ayuno, contemplado en una perspectiva más amplia que la mera abstención de alimentos, aunque este aspecto también está acentuado. Tanto el ayuno como las otras obras penitenciales tienen que ayudar a la conversión del corazón y a una verdadera renovación espiritual (ayuno, oración, limosna). También hay oraciones referidas a la penitencia, desde un aspecto positivo. Otras hablan de la necesidad de alimentarse de la Palabra de Dios.

    Y en las oraciones de poscomunión los temas son los de la purificación del mal, del pecado, de las malas costumbres; y los que se refieren al crecimiento en el bien y en la vida cristiana. Es decir, a los aspectos positivos y negativos de la salvación.


    3. Los prefacios.

    Son nueve prefacios. El más rico es el primero, que presenta una síntesis completa de la cuaresma: preparación a la celebración de la pascua por medio de la purificación en la alegría del Espíritu, que la convierten por ello en tiempo ascético fuerte –caracterizado por la oración y la caridad-, y en tiempo sacramental, por la actualización y renovación de los sacramentos pascuales, en los que la Pascua nos hace plenamente partícipes.

    Los otros tres se refieren a la penitencia del espíritu, a los frutos de la abstinencia y a los frutos del ayuno, respectivamente.

    Los prefacios dominicales expresan en su embolismo los temas de las lecturas evangélicas.


    V. ESTRUCTURA DE LA CUARESMA

    En la Cuaresma actual pueden distinguirse las siguientes partes: miércoles de ceniza, los domingos I-II y III-V, las ferias de las semanas I-V, el domingo VI, las ferias II-IV de la semana santa y la misa crismal. Centremos la atención en el miércoles de ceniza.


    Miércoles de ceniza

    La ceniza es un signo de penitencia muy fuerte en la Biblia (cf. Jn 3, 6; Jdt 4, 11; Jer 6, 26). Recuerda una antigua tradición del pueblo hebreo, que cuando se sabían en pecado o cuando se querían preparar para una fiesta importante en la que debían estar purificados se cubrían de cenizas y vestían con un saco de tela áspera. De esta forma nos reconocemos pequeños, pecadores y con necesidad de perdón de Dios, sabiendo que del polvo venimos y que al polvo vamos.

    Siguiendo esta tradición, en la Iglesia primitiva eran rociados con cenizas los penitentes “públicos” como parte del rito de reconciliación, que recibirían al final de la cuaresma, el Jueves Santo, a las puertas de la Pascua. Vestidos con hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza, se presentaban ante la comunidad y expresaban así su conversión. Al desaparecer la penitencia “pública” allá en el siglo XI, la Iglesia conservó este gesto penitencial para todos los cristianos, que se reconocían pecadores y dispuestos a emprender el camino de la conversión cuaresmal.

    El Pueblo de Dios tiene un particular aprecio por el miércoles de ceniza: sabe que ese día comienza la Cuaresma. Y participando del rito de la ceniza –acompañado del ayuno y la abstinencia- manifiesta el propósito de caminar decididamente hacia la Pascua. Ese recorrido pasa por la conversión y la penitencia, el cambio de vida, de mentalidad, de corazón.

    La ceniza está hecha con ramos de olivos y otros árboles, bendecidos el año precedente en el domingo de Ramos, siguiendo una costumbre muy antigua (siglo XII). El domingo de Ramos eran ramas que agitábamos en señal de victoria y triunfo. ¿Y ahora? Esas mismas ramas se han quemado y son ceniza: lo que fue signo de victoria y de vida, ramas de olivo, se ha convertido pronto en ceniza. Así es todo lo creado: polvo, ceniza, nada.

    Se bendice con una fórmula que se refiere a la situación pecadora de quienes van a recibirla, a la conversión y al inicio de la Cuaresma; a la vez que pide la gracia necesaria para que los cristianos, siendo fieles a la práctica cuaresmal, se preparan dignamente a la celebración del misterio pascual de Jesucristo.

    El rito es muy sencillo: el sacerdote impone la ceniza a cuantos se acercan a recibirla, mientras dice una de estas dos fórmulas: “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás” o “Conviértete y cree en el Evangelio”. La primera es la clásica y está inspirada en Gn 3, 19; la segunda es de nueva creación y se inspira en Mc 1, 15. Las dos se complementan, pues mientras la una recuerda la caducidad humana –simbolizada en el polvo y la ceniza-, la otra apunta a la actitud de conversión interior a Cristo y a su evangelio, actitud específica de la Cuaresma.


    El simbolismo

  • La condición débil y caduca del hombre, que marcha inexorablemente hacia la muerte, lo cual provoca pensamientos de honda meditación y humildad, y da a la vida cristiana seriedad en los planteamientos y compromisos. La ceniza es la combustión por el fuego de las cosas o de las personas. Este símbolo ya se emplea en la primera página de la Biblia cuando se nos cuenta que “Dios formó al hombre con polvo de la tierra” (Gn 2, 7). Eso es lo que significa el nombre de “Adán”. Y se le recuerda enseguida que ése es precisamente su fin: “hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste hecho” (Gn 3, 19). Por extensión representa la conciencia de la nada, de la nulidad de la creatura con respecto al Creador, según las palabras de Abraham: “Aunque soy polvo y ceniza, me atrevo a hablar a mi Señor” (Gn 18, 27). Esto nos lleva a todos a asumir una actitud de humildad (humildad viene de humus, tierra): polvo y ceniza son los hombres (Si 17, 32), “todos caminan hacia una misma meta: todos han salido del polvo y al polvo retornan (Sal 104, 29). Por tanto, la ceniza significa también el sufrimiento, el luto, el arrepentimiento. En Job (42, 6) es explícitamente signo de dolor y de penitencia. De aquí se desprendió la costumbre, por largo tiempo conservada en los monasterios, de extender a los moribundos en el suelo recubierto con ceniza dispuesta en forma de cruz. La ceniza se mezcla a veces con los alimentos de los ascetas y la ceniza bendita se utiliza en ritos como la consagración de una iglesia.

  • La condición pecadora del hombre y la penitencia interior, la necesidad de conversión, la tristeza por el mal que habita en el corazón humano, la actitud de liberación de cuanto contradice la condición bautismal, y la decisión firme de emprender el camino que conduce a participar en la Muerte y Resurrección de Cristo. Además de caducos (primer significado), somos pecadores. Las lecturas del miércoles de ceniza (Jl 2, 2 Cor 5 y Mt 6) son llamadas apremiantes a la conversión: “Conviértanse de todo corazón...déjense reconciliar con Dios”. Se trata de iniciar un “combate cristiano contra las fuerzas del mal” (colecta). Y todos tenemos experiencia de ese mal. Por eso tienen sentido “estas cenizas que vamos a imponer sobre nuestras cabezas en señal de penitencia” (monición inicial). En la Biblia el gesto simbólico de la ceniza es uno de los más usados, como dijimos, para expresar la actitud de penitencia interior. Las malas noticias (la muerte de Elí, la de Saúl) las traen mensajeros con vestidos rotos y cubierta de polvo la cabeza (cf. 1 S 2, 12; 2 Sa 1, 2); las calamidades se afrontan con el mismo gesto: “Cuando Mardoqueo supo lo que pasaba (la amenaza contra el pueblo) rasgó sus vestidos, se vistió de saco y ceniza y salió por la ciudad lanzando grandes gemidos” (Estimado en Cristo, padre 4, 1): “Josué desgarró sus vestidos, se postró rostro en tierra y todos esparacieron polvo sobre sus cabezas y oraban a Yavé” (Jos 7, 6). Israel llora su mal con saco y ceniza, hay duelo, porque viene el saqueador sobre nosotros” (Jr 6, 26). La penitencia se manifiesta así: “retracto mis palabras, me arrepiento en el polvo y las cenizas” (Jb 42, 6). El ejemplo típico es el de Nínive ante la predicación de Jonás: “Los ninivitas creyeron en Dios, ordenaron un ayuno y se vistieron de saco, y el rey se sentó en la ceniza” (Jon 3, 5-6).

  • La oración (al estilo de Judit 9, 1, o de los hombres de Macabeo en 2 Mac 10, 25), la súplica ardiente al Señor para que venga en nuestro auxilio. Otras veces aparece la ceniza en la Biblia como expresión de una plegaria intensa, con la que se quiere pedir la salvación de Dios. Judit pide la liberación de su pueblo: “rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza, dejó ver el saco que tenía puesto y clamó al Señor en alta voz” (Jdt 9, 1). Todo el pueblo se postró también ante Dios, “se cubrieron de ceniza sus cabezas y extendieron las manos ante el Señor” (Jdt 4, 11). “Los hombres del Macabeo, en rogativas a Dios, cubrieron de polvo su cabeza y ciñeron de saco su cintura, y pedían a Dios” (2 M 10, 25). Cuando la comunidad cristiana quiere empezar la “subida a Jerusalén”, unida a Cristo, y anhela verse liberada del mal y llena de la vida de la Pascua, es bueno que intensifique su oración con gestos como éste, que es a la vez acto de humildad, de conversión y de súplica ardiente ante el que todo lo puede, incluso llenar de vida nueva nuestra existencia.

  • La resurrección, dado que las cenizas de este día recuerdan no sólo que el hombre es polvo, sino también que está destinado a participar en el triunfo de Cristo. A través de la renuncia, de la cruz y de la muerte, Dios convierte la ceniza en trigo que cae en la tierra y produce fruto abundante: muriendo con Cristo al pecado, resucitaremos con Él a la nueva vida. Venimos del polvo, es cierto, y nuestro cuerpo mortal tornará al polvo. Pero eso no es toda nuestra historia ni todo nuestro destino. Nuestra ceniza tiene ya el germen de la vida nueva. Es ceniza pascual. Nos recuerda que la vida es cruz, muerte, renuncia, pero a la vez nos asegura que el programa pascual es dejarse alcanzar por la Vida Nueva y gloriosa del Señor Jesús. Como el barro de Adán, por el soplo de Dios, se convirtió en ser viviente, nuestro barro de hoy, por la fuerza del Espíritu que resucitó a Jesús está destinado también a la vida de Pascua. De las cenizas Dios saca vida. Como el grano de trigo que se hunde en la tierra. A través de la cruz, Cristo fue exaltado a la vida definitiva. A través de la cruz, el cristiano es también incorporado a la corriente de la vida pascual de Cristo. Por eso, Pablo nos anuncia que hoy es “un día de gracia y salvación” (segunda lectura).

  • La Pascua, pues la ceniza del comienzo de la cuaresma se encontrará con el agua purificadora en la Vigilia Pascual: lo que es signo de muerte y destrucción, se trocará en fuente de vida en la Vigilia Pascual, gracias a las aguas regeneradoras del Bautismo. La Cuaresma se convierte, desde su primer momento de ceniza en “sacramento de la Pascua”, en signo pedagógico y eficaz de un éxodo, de un “tránsito” de la muerte a la vida. La ceniza es el símbolo de que participamos en la cruz de Cristo, de que “el hombre es llamado a tomar parte en el dolor de Dios hasta la muerte del Hijo eterno el Viernes Santo” (Juan Pablo II, cuaresma de 1982), para con el pasar a la vida podamos llegar con el corazón limpio a la celebración del misterio pascual de Cristo, y alcanzar la imagen de Cristo resucitado.

    Por tanto, el miércoles de ceniza es una llamada a la conversión, como comunidad cristiana y como Iglesia. La Cuaresma es el gran tiempo de preparación a la Pascua. La Iglesia nos invita a aprovechar este “tiempo favorable” y a prepararnos para la celebración del Misterio Pascual de Jesucristo. Por eso, la Cuaresma debería ser como un “gran retiro espiritual” vivido por toda la Iglesia, porque es un itinerario penitencial, bautismal y pascual. La Cuaresma es también el tiempo propicio para la oración personal y comunitaria, alimentada por la Palabra de Dios y propuesta cotidianamente en la liturgia.

    Desde el Miércoles de ceniza, se nos ofrece una serie de medios para llevar a cabo esta purificación y renovación interior: la limosna, la oración, el ayuno, la escucha de la Palabra de Dios, el sacramento de la Reconciliación y la conversión.


    CONCLUSIÓN

    Comencemos nuestro camino por el desierto con buen ánimo, y así llegaremos a la tierra prometida de la Pascua. Volvamos a la casa del Padre llevando en el corazón la confesión de nuestras culpas, como ese hijo pródigo.

    La Cuaresma es tiempo de oración intensa y alabanza prolongada; es tiempo de penitencia y ayuna. Es tiempo de obras de misericordia. Pero todo esto comienza por un profundo cambio de mentalidad y, más radicalmente, por la conversión del corazón.

    Oh, Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme, para que la austeridad penitencial de estos días nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del mal.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Antonio Rivero LC

    sábado, 13 de febrero de 2010

    VIDEOS DE TEMAS DE LA CUARESMA










    ESPECIAL DE CUARESMA (AUTOR: CATHOLIC.NET/FUENTE: CATHOLIC.NET).

    Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
    Especial de Cuaresma
    ¿Qué es?, inicio de la cuaresma espiritual, signos, meditaciones, lecturas, imágenes, oraciones, cuaresma para niños y mucho más...
    Especial de Cuaresma
    Especial de Cuaresma

    Inicio de la Cuaresma

  • Miércoles de Ceniza El inicio de la Cuaresma, origen de la costumbre, significado del carnaval al inicio de la Cuaresma, el ayuno y la abstinencia, la oración, el sacrificio

  • "Caput Cuadragesimae". Cabeza de la Cuaresma El P. Jesús Martí Ballester nos invita a recorrer un camino de penitencia y purificación interior para renovar nuestra fe

  • El comienzo de la Cuaresma El P. Cipriano Sánchez nos explica el significado de este tiempo litúrgico

    Cuaresma

  • ¿Qué es la Cuaresma? Explicación del P. Antonio Rivero, L.C.

  • Cuaresma de Iglesia.cl Extracto del texto “Animación Litúrgica 2” de Eduardo Cáceres Contreras

  • Cuaresma: 40 días para la reconciliación Por Teresa Fernández del Castillo, origen y significado de la fiesta, ¿cómo vivir la cuaresma?

  • La Iglesia inicia el tiempo de Cuaresma ... Cuarenta días que culminan en la gran fiesta de la Resurrección de Cristo. e-cristians.net

  • ¿Carnaval o cuaresma? Marcelino de Andrés y Juan Pablo Ledesma explican como aprovechar el Carnaval y la Cuaresma para crecer como hombres y como mujeres


  • Guía para Semana Santa y Cuaresma P. José de Jesús Aguilar Valdés, Subdirección de Radio y Televisión Arzobispado de México


  • ¿Tiene sentido ayunar? Mensaje de Benedicto XVI a propósito de la Cuaresma

  • Documentos

  • Documentos relacionados con el Tiempo de Cuaresma Del Magisterio de la Iglesia,
    autores espirituales y otros autores

  • Recursos para la Cuaresma


  • Liturgia en Cuaresma Sentido tradicional y actual. Contenidos de la Celebración Eucarística. Estructura de la Cuaresma


  • Vive la Semana Santa Sitio que rescata y promueve el significado, valores y tradiciones de Cuaresma y Semana Santa

  • Mi primera cuaresma Mini sitio con reflexiones diarias para la cuaresma de Paxtv.org

  • Decálogo Cuaresmal El tiempo de Cuaresma es un momento de especial preparación interior este decálogo cuaresmal que puede ser una buena guía para cumplir con este propósito

  • Meditaciones de Cuaresma

  • Propósitos de cuaresma para niños y adolescentes Propuesta catequética de Javier Guillén Casillas CDB

  • Material para catequesis lecturas, normas litúrgicas, recomendaciones y sugerencias

  • Cantos para el Tiempo de Cuaresma

  • Video 1 de Cuaresma Cuaresma tiempo de perdón. www.riialmexico.org

  • Video 2 de Cuaresma Encuentra las manos de un amigo.www.riialmexico.org

  • Música para la Cuaresma La Santa Sede ha publicado en Internet composiciones sacras propias de este período litúrgico

  • Selección de Imágenes

  • Orar en Cuaresma

  • Salmos Correspondientes a los cinco Domingos de Cuaresma y al Domingo de Ramos

  • Lecturas Bíblicas de cada Domingo de Cuaresma

  • Guía para la oración Esta guía busca ser un método para meditar en la vida y enseñanzas del Señor Jesús

  • Via Crucis (Catholic.net) Para rezarlo en línea

  • Via Crucis (Multimedios.org)

  • Rosarios Sobre misterios dolorosos, oración, cuaresma, oración de Jesús

  • Examen de Conciencia Guia para una buena confesión
  • Podcast de Cuaresma

  • Miércoles de Ceniza Mauricio I. Pérez

  • Reglas para el ayuno y la abstinencia Mauricio I. Pérez
  • Cuaresma para niños

  • Explicación para niños sobre el significado de la Cuaresma

  • Cuaresma y Semana Santa Amigos Net Con caricaturas

  • Vía Crucis para niños En formato de cuento de Pablo Córdoba

  • Vía Crucis para niños (y no tan niños) Cuento para rezar el Vía Crucis por Guillermo Urbizu
  • Propósitos de cuaresma para niños y adolescentes Propuesta catequética de Javier Guillén Casillas CDB
  • Cuaresma en mi computadora

  • Lecturas y Salmos En formato Word y Flash animado

  • Fondos de pantalla
  • jueves, 11 de febrero de 2010

    EN LA FRENTE... UNA CRUZ DE CENIZA BENDECIDA (AUTOR: MA ESTHER DE ARINO/FUENTE: CATHOLIC.NET).

    Autor: Ma esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    En la frente... una cruz de ceniza bendecida
    Pero los que están en la fila de la ceniza... ¡ni una mirada, ni un saludo, ni una reverencia a Dios que está escondido en el Sagrario!
    En la frente... una cruz de ceniza bendecida


    El próximo miércoles 17 iniciaremos la Cuaresma, tiempo penitencial para los católicos y vemos como infinidad de personas, quizá algunas que hace mucho tiempo no han acudido a la Iglesia, se forman en largas filas para que les marquen la frente con una cruz de ceniza bendecida.

    Llegan, se forman en la fila, reciben la ceniza y se van... Personas buenas, almas cándidas quizá, que siguen una tradición que tienen carácter de ritual al que pudiera caber, en su entendimiento, algo mágico y que por nada del mundo dejarían pasar esta fecha sin llevar en su frente la huella de la ceniza.

    Cosa buena es que esta tradición del Miércoles de Ceniza esté tan arraigada en el corazón de los fieles católicos.

    Quizá todos los que estén en la fila sepan qué es lo que significa y que de ninguna manera es, ni obligación ni Sacramento.

    Quizá todos vayan meditando -ya que de eso se trata- sobre el punto filosofal de que polvo somos y en polvo nos convertiremos.

    Quizá todos deseemos empezar la Cuaresma con un acto de humildad y pidiendo perdón por nuestros pecados.

    Tal vez, y esto esta muy bien, pero hay "algo" que no está bien.

    Veamos: hemos entrado al Templo, estamos en la Iglesia, en la casa de Dios y no parecería posible entrar en esa casa y no saludar al Dueño, al Señor, al Dios Supremo Hacedor de todas las cosas, al Rey de Reyes, el Altísimo Señor, el Omnipotente que está en infinita humildad en el Sagrario en Cuerpo y Alma. Tan auténtico como cuando caminaba por las orillas del Jordán, tan real como cuando se sentó en el borde del pozo para pedirle agua a la samaritana, el mismo Dios, el mismo Cristo.

    La puerta del Sagrario está cerrada, una luz roja parpadeante nos anuncia que está ahí el Señor, Dios nuestro.

    Las personas están en la fila de la Ceniza... ¡ni una mirada, ni un saludo, ni una reverencia al Dios que está escondido en el Misterio de amor que es la Eucaristía!

    ¿Cómo es esto posible? ¿Será más importante llevar en la frente un signo de humildad que caer primero de rodillas ante el Sagrario y aunque no lo veamos con los ojos de la carne, decirle con los del alma: "Creo en Tí, Señor, y te amo", o simplemente con las palabras de Santo Tomás: "Señor mío y Dios mío" ?

    Y ya que estamos en este tema diremos que ocurre lo mismo cuando algunas personas entran en la Iglesia y se van derechitas al Santo de su devoción. Se arrodillan, le piden quién sabe que cosa y se van. Tal vez no haya culpa, es falta de formación y de que no nos hayan dicho una y mil veces, hasta que nos cale, que al que tenemos que reverenciar y adorar es al Dios vivo que está presente con su Cuerpo, su Alma y su Divinidad en el Sagrario. Los grandes santos son intercesores de las gracias que pedimos ante Dios.

    Tal vez también sea que creer en esto, es más difícil que creer en el poder del Santo. El culto a los Santos, - como nos dice en sus homilías Mons. George Chevort, no es obligatorio, sino facultativo." Pedirle a los Santos es como una etapa, como un escalón, no un término.

    El objetivo de nuestra religión es la Santísima Trinidad que tiene derecho a nuestra adoración y de la cual proceden todos los bienes que necesitamos y el Mediador indispensable es Jesucristo, Hijo de Dios y hombre.

    Glorifiquemos a Dios en sus Santos. Ahora bien, la primera de todos los Santos: no fuera de, sino en primer rango y un rango a parte, es la Bienaventurada Virgen María. La primera y aparte porque no solo es obra de Dios, sino que es la obra maestra de Dios. Es la Madre de Dios porque Ella difundió en el mundo la luz Eterna, Jesucristo Nuestro Señor.

    ¡Cuánta preparación y cuánta información sobre nuestra Fe nos hace falta para vivir y obrar como verdaderos cristianos!. Vivamos nuestra religión con orden y profundidad. Que seamos el ejemplo viviente para los que nos ven, que formándonos y estudiando podremos cumplir con los grandes misterios de nuestra religión tal y como nos lo enseña nuestra Santa Madre la Iglesia Católica y que imitando a los Santos entremos en esta Cuaresma con espíritu de oración y sacrificio.




  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño


    LA CUARESMA (FUENTE: WIKIPEDIA).


    La cuaresma

    La cuaresma comienza el Miércoles de Ceniza y finaliza el Domingo de Ramos, cuando se celebra la entrada de Jesús a Jerusalén. Vendrían a ser 40 días de preparación para la Pascua. La duración de cuarenta días proviene de varias referencias bíblicas y simboliza entre otras cosas, el retiro de Jesús 40 días en el desierto previo a su ministerio y el retiro de 40 días de Moisés en el desierto. También simbolizan los 40 días que duró el diluvio, además de los 40 años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la estancia de los judíos en Egipto. A lo largo de este tiempo, los fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión. La Cuaresma tiene cinco (5) domingos más el Domingo de la Pasión o de Ramos (seis en total), en cuyas lecturas los temas de la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón, son dominantes. No es un tiempo triste, sino más bien meditativo y recogido. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. Por eso, en la Misa católica no se canta el “Gloria” al final del acto penitencial (excepto el Jueves Santo en la misa de la Cena del Señor), ni el “Aleluya” antes del Evangelio. El color litúrgico asociado a este periodo es el morado que significa discreción, penitencia y dolor.

    Desarrollo histórico

    En los primeros años de la Iglesia, la duración de la Cuaresma variaba. Finalmente alrededor del siglo IV se fijó su duración en 40 días. Es decir, que ésta comenzaba seis semanas antes del Domingo de Pascua. Por tanto, un domingo llamado, precisamente, domingo de cuadragésima..... En los siglos VI-VII cobró gran importancia el ayuno como práctica cuaresmal, presentándose un inconveniente: desde los orígenes nunca se ayunó en domingo por ser día de fiesta, la celebración del Día del Señor. ¿Cómo hacer entonces para respetar el domingo y, a la vez, tener cuarenta días efectivos de ayuno durante la cuaresma? Para resolver este asunto, en el siglo VII, se agregaron cuatro días más a la cuaresma, antes del primer domingo, estableciendo los cuarenta días de ayuno, para imitar el ayuno de Cristo en el desierto. (Si uno cuenta los días que van del Miércoles de Ceniza al Sábado Santo y le resta los seis domingos, le dará exactamente cuarenta). Así la Iglesia empezó la costumbre de iniciar la Cuaresma con el Miércoles de Ceniza, costumbre muy arraigada y querida por el pueblo cristiano. De esta manera, la Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de ramos, día que comienza la Semana Santa.

    Práctica

    La práctica de la Cuaresma data del siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.

    Según San León, la Cuaresma es “un retiro colectivo de cuarenta días, durante los cuales la Iglesia, proponiendo a sus fieles el ejemplo de Cristo en su retiro al desierto, se prepara para la celebración de las solemnidades pascuales con la purificación del corazón y una práctica perfecta de la vida cristiana” (Esta definición es deducida del análisis del sermón 42).

    Se trataba, por tanto, de un tiempo, introducido por la imitación de Cristo y de Moisés, en el que la comunidad cristiana se esforzaba en realizar una profunda renovación interior. El Catecismo de la Iglesia Católica retoma esta idea y la expresa de la siguiente manera: “La Iglesia se une todos los años, durante los cuarenta días de la Gran Cuaresma, al Misterio de Jesús en el desierto” (n. 540).

    Miércoles de Ceniza

    Artículo principal: Miércoles de ceniza

    El Miércoles de Ceniza, el anterior al primer domingo de Cuaresma se realiza el gesto simbólico de la imposición de ceniza en la frente de los fieles católicos. La ceniza representa la destrucción de los errores del año anterior al ser éstos quemados. Mientras el sacerdote impone la ceniza dice una de estas dos expresiones: "Conviértete y cree en el Evangelio" ( Mc 1,15) o "Acuérdate de que eres polvo y al polvo has de volver" (Gén 3,19).

    martes, 9 de febrero de 2010

    CUARESMA CAMINO HACIA LA PASCUA

    Cantos para el Tiempo de Cuaresma

    Sobre la Pasión del Señor:

    - Brazos rígidos y yertos

    Escucharlo en:
    Midi
    Real Audio
    - La Cruz
    - Abiertos los brazos Escucharlo en:
    Real Audio
    Penitenciales:

    - Por el dolor creyente

    Escucharlo en:
    Midi
    Real Audio
    - Kyrie de la Reconciliación
    - Kyrie
    - A ti levanto mis ojos
    - Perdón, Señor (Salmo 50)
    - Perdón, ¡oh Dios mío!
    - Dame tu perdón
    - Inquieto miro hacia Ti Escucharlo en:
    Midi
    - Aquí estoy Señor
    Sobre la caridad: - Cántico de la Caridad
    - Os doy un mandato nuevo
    Himnos:

    - Dónde está muerte tu victoria

    Escucharlo en:
    Midi
    - Pueblo nuevo Escucharlo en:
    Midi
    - Señor mío y Dios mío
    - Danos fuerza, Señor
    - Porque anochece ya Escucharlo en:
    Midi
    - Danos un corazón
    - Con el Señor


    1. POR EL DOLOR CREYENTE

    1. Por el dolor creyente que / brota del pecado,
    por no haberte querido / de todo corazón,
    por haberte, Dios mío, / tantas veces negado,
    con súplicas te pido / de rodillas perdón.

    CONCÉDEME UN ALMA / LAVADA POR TU AGUA,
    UN CORAZÓN TAN PURO / COMO EL QUE TRASPASADO
    ME HA RECONCILIADO / Y DADO EL AMOR.

    2. Por haberte perdido, / por no haberte encontrado,
    porque es como un desierto / nevado mi oración,
    porque es como una hiedra / sobre el árbol cortado
    el recuerdo que brota / cargado de ilusión.

    3. Porque es como la hiedra, / permite que te abrace,
    primero amargamente, / lleno de amor después,
    y que a ti, viejo tronco, / poco a poco me enlace,
    y que mi vieja sombra / se derrame a tus pies.


    2. PUEBLO NUEVO

    1. Delante de tus ojos ya no enrojeceremos
    a causa del antiguo pecado de tu pueblo.
    Arrancarás de cuajo el corazón soberbio
    y harás un pueblo humilde de corazón sincero.

    VEN, SEÑOR, Y DESTIERRA DE TU PUEBLO EL TEMOR.
    GUÍANOS POR LAS SENDAS DE LA RECONCILIACIÓN.

    2. En medio de los pueblos nos guardas como un resto,
    para cantar tus obras y adelantar tu reino.
    Seremos raza nueva para los cielos nuevos,
    sacerdotal estirpe según tu Hijo Jesús.

    3. Caerán los opresores y exultarán los siervos;
    los hijos del oprobio serán tus herederos.
    Señalarás entonces el día del regreso
    para los que comían su pan en el destierro.

    4. ¡Exulten mis entrañas! ¡Alégrese mi pueblo!
    Porque el Señor, que es justo, revoca sus decretos:
    la salvación se anuncia donde acechó el infierno,
    porque el Señor habita en medio de su pueblo.


    3. PORQUE ANOCHECE YA

    1. Porque anochece ya y se nubla el camino,
    porque temo perder las huellas que he seguido,
    no me dejes tan solo y quédate conmigo.

    NO ME OCULTES TU ROSTRO, SEÑOR,
    ILUMINA MI POBRE CORAZÓN;
    NO ME DEJES CAER EN TENTACIÓN
    HAZ QUE REINE EN MI ALMA EL AMOR
    PORQUE DE BARRO SOY YO. (2 veces)

    2. Porque he sido rebelde, dejando tus caminos;
    porque escogí yo solo la muerte y el abismo:
    perdóname, Señor, y quédate conmigo.

    3. Porque ardo en sed de Ti y en hambre de tu trigo,
    ven, siéntate a mi mesa, dígnate ser mi amigo,
    que aprisa cae la noche. Quédate ya conmigo.


    4. CON EL SEÑOR

    PERDIDO ESTUVO MI CORAZÓN
    SIN ENCONTRAR EL CAMINO EN LOS CAMINOS,
    SOLO YO TRISTE ANDUVE SIN TI,
    SIN LA ESPERANZA, SIN LA VERDAD. (2 veces)

    Estaba ciego, no te veía,
    no había luz aunque era mediodía.
    Sin el Señor, sin el amor
    la vida es muerte, y la muerte temor.

    DESCUBRÍ QUE EN MENTIRA VIVÍ,
    QUE SI VIVÍA, PORQUE TÚ ME AMABAS,
    QUE NO PODÍA COMPRENDERLO TODO,
    QUE SÓLO TÚ ERES LA VERDAD. (2 veces)

    Y ahora contigo, en el camino,
    sé que es difício, yo no lo olvido.
    Señor, Tú sabes que aún soy débil
    Tú eres mi fuerza, con tu gracia viviré.


    5. SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO

    QUE ANSÍE YO SIEMPRE TU ROSTRO CON ARDOR,
    DAME FUERZAS PARA LA BÚSQUEDA SEÑOR,
    TÚ QUE HICISTE QUE TE ENCONTRARA,
    TÚ QUE ME HAS DADO ESPERANZAS DE CONOCERTE MEJOR.

    1. Señor y Dios mío,
    mi única esperanza,
    óyeme para que no sucumba
    al desaliento y deje de buscarte.

    2. Ante Ti estoy
    firme y débil, Señor.
    Sáname de todos mis pecados
    y confirma mi firmeza.

    3. La paz, Señor, ya llegó a mi corazón;
    no he sido yo, ha sido tu bondad
    la que sin mirar mis pecados
    me dio tu gracia y con ella tu paz.


    6. ABIERTOS LOS BRAZOS

    1. Abiertos los brazos pegados al árbol
    la sangre corría de Dios que moría,
    sentía apretarse el dolor como dardo
    clavado en la cruz y su amor que crecía.

    Vinagre le dieron y dulce miraba,
    desprecio mostraban y amor devolvía,
    sus ropas jugaban, la vida les daba,
    inerte pendía y ya nada lo ataba.

    AL VERLO CLAVADO Y EN GOZO DOLIENTE,
    QUEBRADO EN TODO, ENTERO EN LA ESENCIA.
    LA MADRE VIVÍA AFLICCIÓN IMPALPABLE,
    REGADA POR RÍOS DE VIDA Y PRESENCIA.

    2. El día lloraba la escena imposible,
    Jesús ofreciendo su vida en rescate
    por todos aquellos que son miserables,
    los hombres que habían dejado a su Padre.

    La hora ha llegado y la muerte con ella,
    el Señor ya se muere, la vida se aleja,
    pero la esperanza ya brota con fuerza,
    la luz infinita brilla en las tinieblas.

    SI TÚ POR VENTURA MIL CRUCES RECIBES,
    ALABA ESA SUERTE DE MALES BENDITOS.
    TE ACERCAN A AQUEL QUE HABITÓ ENTRE LOS HOMBRES,
    AQUEL QUE MURIÓ POR LLEVARNOS AL CIELO.

    EN LA CRUZ DE MADERA JESÚS NOS RECUERDA
    SU ESTAR CON NOSOTROS, PERPETUA TERNURA.
    ESTARÁS CON NOSOTROS ASÍ HAYAN TORMENTAS,
    SEÑOR DE LAS FIDELIDADES ETERNAS.


    7. LA CRUZ

    1. Levanta el rostro, hermano, y descubre
    Jesús está en la Cruz para salvarte,
    que es el mismo Dios, que todo lo entregó,
    muriendo en la Cruz, Él te reconcilió.

    MÍRALO EN LA CRUZ SUFRIR,
    MARÍA ESTÁ AL PIE DE LA CRUZ,
    ACÓGELA EN TU PROPIO CORAZÓN.
    ÉL COMO MADRE TE LA DA,
    APRENDE SU FIDELIDAD
    LO MISMO EN LA ALEGRÍA Y EL DOLOR.

    2. Si es que tú padeces sufrimientos,
    si tienes tú heridas que curar,
    muéstrale al Señor tu pobre situación
    pues Él te sanará y reconciliará.

    3. Si a veces tú te crees de los sabios
    y no ves tu locura y necedad,
    en Él encontrarás a la misma Verdad
    en quien toda mentira al suelo caerá.

    4. Aviva el corazón, hermano mío,
    conquista en el Señor tu libertad;
    carga con Él tu cruz y así descubrirás
    lo hermosa y sublime que es tu vocación.


    8. BRAZOS RÍGIDOS Y YERTOS

    1. Brazos rígidos y yertos
    por dos clavos traspasados,
    que aquí estáis por mis pecados
    para recibirme abiertos,
    para esperarme clavados.

    Cuerpo llagado de amores,
    yo te adoro, yo te sigo,
    yo, Señor de los señores,
    quiero partir tus dolores,
    subiendo a la cruz contigo.

    UNA CRUZ ESTA VACÍA ESPERANDO AL LLAMADO
    ¿QUIÉN VENDRÁ A PONER SU ALMA,
    SU CORAZÓN TRASPASADO?
    ¿QUIÉN MI VOZ HA ESCUCHADO?

    2. Quiero en la vida seguirte
    y por sus caminos irte
    alabando y bendiciendo,
    y bendecirte sufriendo,
    y muriendo bendecirte.

    Que no ame la poquedad
    de cosas que van y vienen;
    que adore la austeridad
    de estos sentires que tienen
    sabores de eternidad.

    3. Que sienta una dulce herida
    de ansia de amor desmedida;
    que ame tu ciencia y tu luz;
    que vaya, en fin, por la vida
    como Tú estás en la cruz:

    de sangre los pies cubiertos,
    llagadas de amor las manos,
    los ojos al mundo muertos
    y los dos brazos abiertos
    para todos mis hermanos.


    9. PERDÓN, SEÑOR (Salmo 50)

    PERDÓN, SEÑOR, PERDÓN.

    1. Misericordia, mi Dios, por tu bondad,
    por tu inmensa compasión borra mi culpa.

    2. Lava del todo mi delito
    y limpia todo mi pecado.

    3. Reconozco mi culpa, Señor,
    tengo siempre presente mi pecado.

    4. Contra Ti, contra Ti sólo pequé,
    cometí la maldad que Tú aborreces.

    5. Hazme oír el gozo y la alegría,
    que se alegren los huesos quebrantados.

    6. Enseñaré a los malvados tus caminos,
    volverán a Ti los pecadores.

    7. Líbrame de la sangre, mi Dios,
    y cantará mi lengua tu justicia.

    8. Abrirás mis labios, Señor,
    y mi boca cantará tus alabanzas.


    10. DANOS FUERZA, SEÑOR

    DANOS FUERZA, SEÑOR, PARA EL COMBATE,
    REVÍSTENOS CON ARMAS DE LA LUZ
    EN NUESTRA LUCHA CONTRA LOS PRINCIPADOS
    Y DESPUÉS DE TRIUNFAR MANTÉNNOS FIRMES SEÑOR.

    1. Con el celo por el Evangelio,
    ceñida la verdad a tu cintura,
    con la justicia como coraza.
    ¡En pie, en pie, pues cristiano!

    2. Tomad el yelmo de la salvación,
    la espada del Espíritu de Dios,
    embrazando el escudo de la fe.
    ¡En pie, en pie, pues cristiano!

    3. Perseverantes luchando como hermanos,
    siempre unidos orando y trabajando,
    en comunión con todos los santos.
    Cúbrenos María con tu manto.

    4. A pesar de nuestras miserias,
    levantémonos sigamos adelante,
    con paciencia, esperanza y ardor,
    Cristo ya venció por nosotros.

    DANOS FUERZA, SEÑOR, PARA EL COMBATE,
    REVÍSTENOS CON ARMAS DE LA LUZ
    EN NUESTRA LUCHA CONTRA LOS PRINCIPADOS
    Y DESPUÉS DE TRIUNFAR MANTÉNNOS FIRMES SEÑOR. (2 veces)


    11. OS DOY UN MANDATO NUEVO

    S: Os doy un mandato nuevo.

    T: Os doy un mandato nuevo.

    S: Que os améis mutuamente como yo os he amado,
    dice el Señor.

    T: Que os améis mutuamente como yo os he amado,
    dice el Señor.

    S: La señal por la que el mundo
    distinguirá a los cristianos
    ha de ser si nos amamos
    como Cristo nos amó.

    T: Ha de ser si nos amamos
    como Cristo nos amó.

    S: Si el Señor, vuestro Maestro,
    os ha lavado los pies,
    sus discípulos seréis
    siguiendo su mismo ejemplo.

    T: Sus discípulos seréis
    siguiendo su mismo ejemplo.


    12. CÁNTICO DE LA CARIDAD

    1. Bendigamos al Señor,
    que nos une en caridad
    y nos nutre con su amor
    en el Pan de la unidad.
    ¡OH PADRE NUESTRO!

    2. Conservemos la unidad
    que el Maestro nos mandó.
    Donde hay guerra que haya paz,
    donde hay odio que haya amor.
    ¡OH PADRE NUESTRO!

    3. El Señor nos ordenó
    devolver el bien por mal,
    ser testigos de su amor,
    perdonando de verdad.
    ¡OH PADRE NUESTRO!

    4. Al que vive en el dolor
    y al que sufre soledad
    entreguemos nuestro amor
    y consuelo fraternal.
    ¡OH PADRE NUESTRO!

    5. El Señor que nos llamó
    a vivir en unidad
    nos congregue con su Amor
    en feliz eternidad.
    ¡OH PADRE NUESTRO!


    13. DANOS UN CORAZÓN

    ¡DANOS UN CORAZÓN GRANDE PARA AMAR!
    ¡DANOS UN CORAZÓN FUERTE PARA LUCHAR!

    1. Hombres nuevos, forjando en el mundo
    la esperada Cultura del Amor;
    hombres nuevos que viven entregados
    a María, la Madre del Señor.

    2. Hombres nuevos, llevando el Evangelio,
    anunciando a Cristo Salvador;
    hombres de nuevos, trayendo la esperanza
    a los pueblos sedientos de amor.

    3. Hombres nuevos, hijos de María,
    hermanados en una misma fe;
    hombres nuevos, profetas de la Iglesia,
    peregrinos viviendo la verdad.

    4. Hombres nuevos que buscan en la vida
    conformarse con Cristo Redentor;
    hombres nuevos que viven la existencia
    n justicia, en paz y en libertad.

    5. Hombres nuevos, en torno a María
    congregamos a la humanidad,
    para dar eterna gloria al Padre,
    en Jesús, por los siglos. Amén.


    14. INQUIETO MIRO HACIA TI

    1. Inquieto miro hacia Ti. TEN PIEDAD, SEÑOR.
    ¿Quién en la angustia es fiel a Ti? TEN PIEDAD, SEÑOR.

    DANOS VIDA, LÍBRANOS DEL PECADO, POR TU GRACIA, TEN PIEDAD, SEÑOR.

    2. Camino por la oscuridad...
    ¿Quién en el mundo da la luz? ...

    3. Mis pasos llevan al error...
    ¿Qué faro guía a la verdad? ...

    4. La dicha busco en todo ser...
    Respondes sólo Tú, Señor...


    15. DAME TU PERDÓN

    1. Ten piedad, Dios mío, dame tu perdón.
    Soy un peregrino, soy un pecador.
    Vengo arrepentido. Ten piedad, Señor,
    vuelve a mí tus ojos con amor.

    2. Lejos de tu casa, de tu bendición,
    malgasté mi vida en la perdición.
    Roto y pobre vengo, ten piedad, Señor,
    vuelve a mí tus ojos con amor.

    3. A tus puertas llamo, sé que me abrirás.
    Con los pecadores muestras tu bondad.
    A salvarnos vienes, ten piedad, Señor,
    vuelve a mí tus ojos con amor.


    16. PERDÓN, OH DIOS MÍO

    PERDÓN, OH DIOS MÍO,
    PERDÓN, INDULGENCIA,
    PERDÓN Y CLEMENCIA,
    PERDÓN Y PIEDAD. (2 veces)

    1. Pequé contra mi hermano,
    pequé contra Ti,
    mil veces me pesa,
    SEÑOR, TEN PIEDAD. (2 veces)

    2. Sincero prometo,
    oh Dios de clemencia,
    vivir tu presencia
    Y SER FIEL A TI. (2 veces)

    3. Mi herencia he perdido,
    merezco el destierro.
    Perdón, Padre eterno,
    PERDÓN Y PIEDAD. (2 veces)

    4. Por mí en el madero
    a tu Hijo entregaste;
    su Madre me diste
    CON TODA BONDAD. (2 veces)


    17. AQUÍ ESTOY, SEÑOR

    AQUÍ ESTOY, SEÑOR, / PARA CUMPLIR TU PLAN.

    1. Salí de tu casa, / Señor, salí de mi casa;
    anduve vacío sin Ti, / perdí la esperanza,
    Y UNA NOCHE LLORÉ, / ENTRANDO EN MI MISMO. (2 veces)

    2. Camino de vuelta, Señor, / pensé en tus palabras:
    la oveja perdida, el pastor, / el pan de tu casa.
    Y A MI ME VOLVIÓ, / VOLVIÓ LA ESPERANZA. (2 veces)

    3. Tu casa mi casa será, / oh Padre clemente,
    banquete reconciliador, / vestido de gracia
    Y UNA TÚNICA NUEVA / PARA LA PASCUA. (2 veces)


    18. KYRIE

    Ten piedad, Señor, ten piedad soy pecador, ten piedad. (2 veces)

    Y de mí, Cristo, apiádate, contra Ti yo pequé. (2 veces)

    Ten piedad, Señor, ten piedad, soy pecador, ten piedad. (2 veces)



    19. KYRIE DE LA RECONCILIACIÓN

    1. Señor, si tu Amor rechacé
    y por caminos del mal me perdí,
    ¡PIEDAD, SEÑOR! ¡PIEDAD, SEÑOR!

    2. Señor, si en la mentira viví
    y me alejé de mí mismo y de Ti,
    ¡PIEDAD, SEÑOR! ¡PIEDAD, SEÑOR!

    3. Señor, si a mi hermano olvidé
    y no lo amé ni le abrí el corazón,
    ¡PIEDAD, SEÑOR! ¡PIEDAD, SEÑOR!

    4. Señor, si maltraté la creación
    no la usé a la luz de tu Plan,
    ¡PIEDAD, SEÑOR! ¡PIEDAD, SEÑOR!


    20. A TI LEVANTO MIS OJOS (Salmo 122)

    A TI LEVANTO MIS OJOS,
    A TI QUE HABITAS EN EL CIELO;
    A TI LEVANTO MIS OJOS,
    PORQUE ESPERO TU MISERICORDIA.

    1. Como están los ojos de los esclavos
    fijos en las manos de sus señores,
    así están nuestros ojos en el Señor,
    esperando su misericordia.

    2. Como están los ojos de la esclava
    fijos en las manos de su señora,
    así están nuestros ojos en el Señor
    esperando su misericordia.

    3. Misericordia, Señor, misericordia,
    ue estamos saciados de burlas;
    misericordia, Señor, misericordia,
    que estamos saciados de desprecios.

    4. Nuestras almas están saciadas
    del sarcasmo de los satisfechos;
    nuestras almas están saciadas
    del desprecio de los orgullosos.