MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS (COMUNIDAD CATOLICA, APOSTOLICA Y ROMANA).

MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS ES UNA COMUNIDAD EN LA CUAL TODOS LOS MIEMBROS NOS REUNIMOS DIARIAMENTE (NOCHE Y DIA) PARA VENERAR A LA MADRE DEL REDENTOR DEL MUNDO. TE INVITAMOS A COMPARTIR CON NOSOTROS LAS GRANDEZAS QUE SOLO ELLA NOS SABE DAR. MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS. RUEGA POR NOSOTROS. AMEN. EN EL SIGUIENTE LINK PODRAS CONOCER MAS SOBRE NUESTRA COMUNIDAD; http://mariamedianera.ning.com

jueves, 30 de diciembre de 2010

FELIZ 2011 TE DECEA LA COMUNIDAD MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS

EL BRINDIS DEL BOHEMIO (AUTOR: GUILLERMO AGUIRRE Y FIERRO).



EL BRINDIS DEL BOHEMIO


En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.

El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del “Feliz Año Nuevo”...

Una voz varonil dijo de pronto:
—Las doce, compañeros;
Digamos el “requiéscat” por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...

—Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.

—¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...

—Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...

Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.

—Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.

Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:

—Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...

El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.



Poemas de Guillermo Aguirre y Fierro



LA COMUNIDAD MARIA MEDIADORA TE DECEA UN PROSPERO 2011



LA COMUNIDAD MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS TE DECEA UN PROSPERO 2011 EN UNION A TODA LA FAMILIA. QUE ESTE NUEVO 2011 SEA UNO LLENO DE MUCHAS BENDICIONES EN JESUS NUESTRO SALVADOR. ESPERAMOS CONTAR CON TIGO EN EL 2011. PAZ Y BIEN PARA TODOS LOS TUYOS.

FELICES FIESTAS!!!

domingo, 26 de diciembre de 2010

A - Solemnidad de la Sagrada Familia (Autor: Fray Nelson Medina O.P | Fuente: www.mariologia.org ).

Autor: Fray Nelson Medina O.P | Fuente: www.mariologia.org
A - Solemnidad de la Sagrada Familia
Primera Lectura: Eclesiástico 3:2-7, 12-14; Salmo Responsorial: Salmo 128:1-5; Segunda Lectura: Colosenses 3:12-21 o 3:12-17; Evangelio: Mateo 2:13-15, 19-23
A - Solemnidad de la Sagrada Familia
A - Solemnidad de la Sagrada Familia
Primera Lectura: Eclesiástico 3:2-7, 12-14
Salmo Responsorial: Salmo 128:1-5
Segunda Lectura: Colosenses 3:12-21 o 3:12-17
Evangelio: Mateo 2:13-15, 19-23


1. Una Familia Sagrada

1.1 A veces un sencillo cambio en el orden de las palabras nos ilumina un aspecto de las cosas que no habíamos visto. Hoy celebramos a una familia "sagrada", y, desde luego, lo primero que preguntamos es: "¿que no eran sagradas todas las familias?", a lo cual Dios nos respondería prontamente: "¡Por supuesto! Tal es mi designio, tal es mi deseo, tal es mi plan para el mundo".

1.2 La familia es sagrada porque nace de Dios. Es anterior al Estado y a sus leyes, y por supuesto, va primero que los acuerdos entre los mismo Estados o las conveniencias de las empresas o asociaciones humanas. De Dios viene toda paternidad, nos enseña Pablo (Ef 3,15). Dar origen a la vida humana es asemejarse demasiado a Dios, y por ello es preciso que la paz, la bondad y la sabiduría de Dios abunden allí donde ya se hizo presente su magnífico poder.


2. Honra a tu Padre

2.1 Este mandamiento realmente despierta muchas preguntas. ¿Cómo es posible honrar a un papá que ha sido irresponsable, o injusto, o cruel, o que simplemente ha desaparecido huyendo se sus responsabilidades mínimas? Para responder necesitamos algunos criterios bíblicos.

2.2 Ante todo, la Escritura jamás nos invita o permite que sea honrado lo que ofende a Dios. Honrar al papá no es celebrar lo que él es simplemente porque él lo es. Este mandamiento, como todos, por lo demás, requiere de nosotros luz, y discernimiento.

2.3 Así como la Iglesia ha sostenido que existe el principio de la "defensa propia" que da un matiz particular al mandamiento de no matar, así también en la honra al padre y a la madre se entiende el deber previo de descubrir qué hay en ellos que sea digno de honra. Esto no disminuye nuestro deber sino que lo aquilata, porque puesto como un enunciado general nos está indicando que siempre hay algo honorable, algo que pide reverencia y gratitud en aquellos que nos han dado algo que no podemos retornarles de ningún modo.

2.4 Así que, aunque en todo lo demás fallaren, es claro que en el misterio de ser instrumentos de la vida hay siempre un misterio de donación en que Dios se ha hecho presente, y por tanto requiere nuestra gratitud y honra.


3. La Familia en el Pensamiento de San Pablo

3.1 La segunda lectura de hoy nos ayuda a situar la vida de familia en el conjunto del mensaje cristiano.

3.2 Lo primero es que cada miembro de la familia se reconozca como "elegido" por Dios, sumergido en la gracia, bañado por el perdón, fortalecido en la paz, iluminado por la Palabra, lleno de motivos de gratitud y gozo. Sin esta base, la familia será pacto de intereses no santuario del amor divino.

3.3 Otro modo de decir esto es: en la medida en que reconocemos que la gracia nos hermana en Dios y nos hace familia de Dios, llegamos a ser familia humana. No pensemos entonces que la sola intensidad de los sentimientos, así se trate de sentimientos muy poderosos de pareja o de paternidad, basta: todo lo humano necesita ser sanado, y todo lo que ha de ser sanado ha de serlo en Cristo Jesús.

3.4 Sobre esta base se comprende que en la familia hay un misterio de complementariedad que es propio de la vida cristiana entera. Los deberes y derechos, aunque Pablo no utiliza esa terminología en su Carta, tienen un doble referente. En primer lugar, hacia adentro, lo que cada uno tiene de propio y peculiar, esto es: la mujer es mujer, y el hombre es hombre; el papá es papá, y el hijo es hijo. No son "seres humanos" abstractos, idealmente igualados por un concepto racional, sino historias particulares que Dios conoce bien y desde dentro. Lo que les hermana no es una naturaleza abstracta expresada en derechos ante una ley positiva, sino la condición de creaturas amadas, pecadoras y redimidas.

3.5 El segundo referente en el pensamiento de Pablo es un destino común que sobrepasa lo que cada uno puede lograr por su lado. El gran criterio no es la felicidad de un hombre rodeado de despotismo y egoísmo; no es tampoco la complacencia de una mujer que ha logrado su realización como esposa y como madre y así se siente bien consigo misma. El criterio que en últimas da dirección a todo se condensa en expresiones como"eso lo quiere el Señor"; "eso es agradable al Señor."

3.6 ¿Qué es la familia, según este profundo planteamiento del apóstol? Es la expresión del amor cristiano sanando, bendiciendo y fecundando los orígenes mismos de la vida humana.


4. Huida Presurosa

4.1 El Evangelio de hoy pinta con suficiente sencillez y claridad el drama del Niño Jesús como un migrante forzoso más sobre esta tierra. Como aquellos pequeños de África o de Asia, de Colombia o de Bolivia, que son arrancados de su suelo y deben partir a prisa, sin entender nada, hacia tierras desconocidas. Las causas pueden ser naturales, como la falta de lluvias, o humanas, como la violencia. No podemos separar el destino de Cristo del de tantos desplazados que pasan necesidad lejos de su lugar de sustento.

4.2 Los desplazamientos forzosos suelen destruir las familias, desmembrarlas, someterlas a tensiones extremas que terminan por reventar los lazos del amor, la fidelidad y la confianza. Cuando pensamos en la situación de los migrantes o de los desplazados por la violencia es fácil caer en cuenta de sus duras condiciones de alimentación, abrigo o salud. Junto a eso sin embargo está aconteciendo siempre un dolor emocional que no es menor. Consuela mucho saber que el momento de penuria que vivió la Sagrada Familia no la destruyó sino que la unió más en el amor mutuo y en la absoluta confianza en Dios nuestro Padre.

Una familia feliz porque ahí estaba Dios.(Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net).

Autor: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
Una familia feliz porque ahí estaba Dios.
Una familia muy pobre, tenía lo elemental para vivir. Sin embargo, ha sido la familia más feliz.
Una familia feliz porque ahí estaba Dios.


Hoy se celebra la fiesta de la Sagrada Familia. Una familia formada por José, María y el Niño Jesús. Era una familia muy pobre, tenía lo elemental para vivir. Sin embargo, ha sido la familia más feliz.

Feliz porque ahí estaba Dios. Una familia feliz porque ahí se rezaba todos los días. Feliz porque ahí se trabajaba con paz y con amor. Allí se amaba la vida, allí se amaban entre ellos con un grandísimo corazón.

¡Cuánto necesitamos nosotros que esa Sagrada Familia nos ayude a recuperar muchos valores familiares que se ha llevado el viento!

¡Oh Familia de Nazareth, qué pocos elementos te bastaron para ser una familia feliz y hermosa! ¡Cómo necesitamos que vuelvas a injertar en nuestros hogares, en nuestros corazones, esa maravillosa gama de virtudes que tiene la familia!

Todos los que quieran saber cuál es la familia más maravillosa deben visitar Nazareth, y preguntar a José a Jesús y a María cómo se puede ser feliz en familia.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Mariano de Blas LC

    viernes, 24 de diciembre de 2010

    FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO 2011 TE DECEA LA COMUNIDAD MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS




    LA COMUNIDAD MARIA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS TE DECEA QUE PASES UNA FELIZ NAVIDAD Y UN VENTUROSO 2011 EN UNION A TODA TU FAMILIA. QUE TODAS LAS METAS SE TE HAGAN REALIDAD.




    SOLEMNIDAD DE LA NATIVIDAD DEL Señor (AUTOR: P. ANTONIO IZQUIERDO/FUENTE: CATHOLIC.NET).

    Autor: P. Antonio Izquierdo | Fuente: Catholic.net
    Solemnidad de la Natividad del Señor
    Primera: Is 52, 7-10; Salmo 97; Segunda: Heb 1, 1-6; Evangelio: Jn 1, 1-18
    Solemnidad de la Natividad del Señor
    Solemnidad de la Natividad del Señor



    Sagrada Escritura:

    Primera: Is 52, 7-10
    Salmo 97
    Segunda: Heb 1, 1-6
    Evangelio: Jn 1, 1-18



    Nexo entre las lecturas

    Podríamos decir que las lecturas del día de Navidad se concentran en dar una respuesta al gran interrogante que ha atravesado dos mil años de cristianismo: ¿Quién es Jesucristo? La respuesta la encontramos, sobre todo, en el prólogo del evangelio según san Juan: El Verbo, el creador del universo, la luz del mundo, el revelador del Padre, etc. Esta respuesta del evangelio es colocada en el ámbito del profetismo del Antiguo Testamento: Jesucristo, el mensajero que trae la paz y la salvación (primera lectura); Jesucristo, el último y definitivo profeta de Dios (segunda lectura).


    Mensaje doctrinal

    ¿Quién es Jesucristo?

    En todo el mundo cristiano el día 25 celebramos el nacimiento de un niño: Jesús de Nazaret que ha revolucionado durante dos mil años la historia de la humanidad, sobre todo del Occidente. Quienes no son cristianos tal vez se pregunten quién es ese niño que celebran los cristianos con tanta solemnidad. Y no está mal que también nosotros, en esta singular ocasión de la Navidad, nos lo preguntemos. O mejor, todavía, lo preguntemos a la Biblia, a través de la cual Dios nos habla y se nos revela.

    1. Jesucristo es el Verbo, que vive en el seno de Dios, y que pone su tienda entre los hombres, en un determinado momento de la historia. Jesucristo, antes de ser una palabra pronunciada por la historia, es La Palabra pronunciada por el mismo Dios. En el mundo de Dios el Padre está pronunciando eternamente La Palabra. En Belén, en tiempo del emperador Augusto, La Palabra eterna es pronunciada por labios humanos, se convierte en palabra de carne. Se llama Jesús de Nazaret. ¿Quién es Jesús? Es el Verbo, que al ser pronunciado por los hombres, suena Jesús de Nazaret.


    ¿Quién es el Verbo?

    Es Jesús, a quien el Padre llama La Palabra. En el misterio de Jesucristo no se puede separar la eternidad del tiempo, el Verbo de Jesús. Sería traicionar la revelación de Dios. A lo largo de la historia Dios había pronunciado palabras por medio de los profetas, palabras que manifestaban de modo incompleto la revelación de Dios. Con Jesucristo el Padre pronuncia la última, definitiva y única Palabra, en la que se compendia y llega a plenitud toda la revelación (segunda lectura).

    2. Jesús es la vida y la verdadera luz del mundo. Vida y luz son dos imágenes muy usada en todo el Antiguo Testamento. Dios es el creador de la vida (plantas, animales, hombre). A la vez que creador, es también el señor, que dispone de ella según sus inescrutables designios. El hombre ha sido creado para la vida, no para la muerte. Con todo, a causa del pecado, el reino de la muerte se ha instalado en la historia. Cuando los cristianos proclamamos que Jesús es la vida, afirmamos que él es el vencedor de la muerte y el restaurador de la vida en la humanidad. Al restaurar la vida, ésta es como un faro de luz en un mundo prisionero de la tiniebla. Al confesar que Jesús de Nazaret, en el momento mismo de nacer es vida y luz de los hombres, estamos afirmando también que no es una vida cualquiera o una luz cualquiera, efímera y débil, sino la Vida y la Luz originales, presentes en Dios mismo. Porque es Vida y Luz, su historia personal, una más en sí misma entre las historias de los hombres, es fuente de Vida y de Luz para la humanidad entera.

    3. Jesús es el revelador del Padre. "A Dios nadie le ha visto jamás, el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, nos lo ha revelado". Jesucristo no sólo es el revelado por los profetas, por ejemplo, por Miqueas, como mensajero de paz, de consolación y de salvación, o no sólo es revelado superior a los ángeles (segunda lectura). Él mismo, en persona, es revelador. ¿Y qué otra realidad más honda puede revelarnos sino el misterio de Dios, del que viene y en el que habita, absolutamente desconocido para los hombres? El Padre no es visible. Se hace visible y presente en Jesucristo. Lo hace visible hablándonos del Padre, v.g. las parábolas del padre misericordioso, y sobre todo nos habla del Padre en su modo de vivir y de estar en el mundo, entre los hombres.


    Sugerencias pastorales

    1. Para ti, ¿quién es Jesucristo? Hemos de dejar las cuestiones generales y preguntarnos de modo muy personal: "Para mí, ¿quién es Jesucristo?". Según que se responda a esta pregunta con los labios, con el corazón y sobre todo con la vida, nuestra existencia seguirá un rumbo u otro, seguirá unos parámetros u otros según los cuales vivir. Si Jesucristo lo es todo para mí: mi Dios, mi salvador, mi modelo, mi todo, trataré de hacer real en mi vida este convencimiento. Si Jesucristo es un hombre extraordinario, el más enigmático y grandioso entre los hijos de Adán, pero nada más que hombre, seré tal vez un gran admirador de su figura, trataré de seguir su vida moralmente ejemplar, pero nunca caeré de rodillas ante él, ni le invocaré como redentor, ni estaré dispuesto a dar mi vida por creer en él. Si Jesucristo no fue más que "un hippie entre yuppies", como alguien ha dicho, o un mesías fallido como piensan muchos judíos, o un "avatar" más entre tantos otros que han existido y continúan viniendo a la existencia, ¿qué sentido tiene seguir siendo discípulo de Jesús de Nazaret? ¿Para qué seguir haciendo una pantomima recitando el credo? Que esta Navidad reafirmemos nuestra fe en "Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre", en "Jesucristo, redentor del hombre".

    2. Presencia de Cristo en la historia. Jesucristo es el viviente. Él no ha pasado a la historia, como tantos personajes que un día, hace siglos o milenios, eso no importa, amaron y fueron amados, recorrieron los mismos espacios o semejantes a los que hoy recorremos en pueblos o ciudades de nuestro planeta. Jesucristo no pertenece al pasado. Mientras los hombres tenemos, por nuestra misma condición histórica, una relación con el pasado y con el futuro, Él es un presente sin más relación. Él vive, está a tu lado, te acompaña. Él te ama, se interesa por ti, te ilumina con su luz, te habla palabras de verdad y vida. Él quiere tu bien, no te deja tranquilo cuando tomas un mal camino, es un amigo que siempre te jugará limpio frente a la verdad, frente al eterno destino. Jesús vive en tu corazón por la amistad y comunión con él. Vive en la eucaristía, en el sagrario. Vive en la Biblia, Palabra inmortal de Dios al hombre. Vive en los hombres y mujeres que creen en él, le aman y siguen sus pasos. Vive en el Papa y en los Obispos que le representan ante los hombres. Vive en los niños inocentes, él que nunca dejó de ser niño en su relación con su Padre. Él vive para darnos la vida, para recordarnos siempre que nuestro destino es la vida, o mejor, la Vida.



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  • miércoles, 9 de junio de 2010

    MES DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS (AUTOR: TERESA FERNANDEZ DEL CASTILLO/FUENTE: CATHOLIC.NET).





    Autor: Teresa Fernández del Castillo Fuente: Catholic.net Junio: Mes del Sagrado Corazón de Jesús


    Adoramos el Corazón de Cristo porque es el corazón del Verbo encarnado, del Hijo de Dios hecho hombre

    Junio: Mes del Sagrado Corazón de Jesús


    Explicación de la fiestaLa imagen del Sagrado Corazón de Jesús nos recuerda el núcleo central de nuestra fe: todo lo que Dios nos ama con su Corazón y todo lo que nosotros, por tanto, le debemos amar. Jesús tiene un Corazón que ama sin medida. Y tanto nos ama, que sufre cuando su inmenso amor no es correspondido.La Iglesia dedica todo el mes de junio al Sagrado Corazón de Jesús, con la finalidad de que los católicos lo veneremos, lo honremos y lo imitemos especialmente en estos 30 días. Esto significa que debemos vivir este mes demostrandole a Jesús con nuestras obras que lo amamos, que correspondemos al gran amor que Él nos tiene y que nos ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna. Todos los días podemos acercarnos a Jesús o alejarnos de Él. De nosotros depende, ya que Él siempre nos está esperando y amando. Debemos vivir recordandolo y pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y eso es lo que debemos hacer (ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc.). Debemos, por tanto, pensan si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.Tener en casa o en el trabajo una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, nos ayuda a recordar su gran amor y a imitarlo en este mes de junio y durante todo el año.

    jueves, 20 de mayo de 2010

    NOVENA AL ESPIRITU SANTO (AUTOR: CATHOLIC.NET)


    Autor: Catholic.net Fuente: Catholic.net Novena al Espíritu Santo

    Oraciones para cada día.

    Novena al Espíritu Santo
    Por la señal, etc.Señor mío Jesucristo, etc.
    ORACIONES PARA EMPEZAR TODOS LOS DÍAS
    ¡Dios mío! Dios de amor y de verdad. Autor de la santificación de nuestras almas, postrado humildemente ante vuestra soberana Majestad, detesto en la amargura de mi corazón todos mis pecados, como ofensas hechas a Vos, digno de ser amado sobre todas las cesas. ¡Oh bondad infinita!¡Quién jamás os hubiera ofendido! Perdonadme, Señor, Dios de gracia y de misericordia, perdonadme mis continuas infidelidades; el no haber tenido valor para ejecutar cosa alguna buena, después que tantas veces vuestra misericordia y gracia me han solicitado, reprendido, amenazado e inspirado amorosamente.Me pesa, me arrepiento de la ingrata correspondencia e indigna ceguedad con que he resistido incesantemente a vuestros dulces y divinos llamamientos. Mas propongo firmemente con vuestro auxilio de no ser ya rebelde a Vos, de seguir en adelante vuestras tiernas inspiraciones con suma docilidad. A este fin, alumbrad, oh fuente de luz, mi entendimiento, fortaleced mi voluntad, purificad mi corazón, arreglad todos mis pensamientos, deseos y afectos, y hacedme digno de gustar los frutos bienaventurados que vuestros dones producen en las almas que os poseen. Concededme las gracias que os pido en esta Novena, si han de ser para mayor gloria vuestra, y para que yo os vea, ame y alabe sin fin en vuestra gloria. Amén.
    Invocación al Espíritu Santo
    Ven a nuestras almas¡ Oh Espíritu SANTO!y del cielo envíade tu luz un rayo.Ven, padre de pobres, ven, de dones franco, ven, de corazones lucido reparo.Ven, consolador, dulce y soberano, huésped de las almas, suave regalo.En los contratiempos descanso al trabajo, templanza en lo ardienteconsuelo en el llanto.Santísima luz de todo cristiano, lo intimo del pecho, llena de amor casto.En el hombre nadase halla sin tu amparo, y nada haber puede sin Ti, puro y santo.Con tus aguas puras lava lo manchado, riega lo que es seco pon lo enfermo sano.Al corazón duro doblegue tu mano, y ablande las almas que manchó el pecado.Vuelve al buen camino al extraviado, y al helado enciende en tu fuego santo.Concede a tus fieles en Ti confiados de tus altos dones sacro setenario.Aumento en virtudes haz que merezcamos, del eterno gozo el feliz descanso. Amén.
    ORACIONES FINALES PARA TODOS LOS DÍAS(excepto el último día)
    Himno al Espíritu Santo
    ¡Ven, oh Criador Espíritu! nuestras almas visitad, los pechos, que Vos criasteis, llene gracia celestial. Pues sois Paráclito Espíritu, Don del Padre celestial, fuente viva, sacro fuego, unción santa, espiritual. En tus dones setiforrnes, tu promesa paternal, dedo eterno de Dios Padre nuestras lenguas inflamad. Ilustrad nuestros sentidos, el corazón inflamad, nuestros cuerpos, que son flacos, con vuestra virtud armad. Apartad los enemigos, danos la divina paz y siendo Vos nuestra guía huyamos toda maldad. Par Vos al Padre y al Hijo, en esta vida mortal conozcamos, y creamos siempre tu Divinidad.A Dios PADRE sea gloria, al HIJO gloria inmortal y al Espíritu PARÁCLITO por toda la Eternidad. Amén.
    Oración
    ¡Oh Espíritu Santo! Divinísimo consolador de mi alma, fuego, luz y celestial ardor de los corazones humanos, si es para gloria de vuestra Majestad que yo consiga lo que deseo y pido en este día, dignáos concedérmelo benignamente; y sino dirigid mi petición, dándome las gracias que ha de ser para vuestra mayor gloria y bien de la salvación de mi alma. Amén.
    Ahora cada uno se recogerá interiormente y pedirá la gracia que más necesite.
    Hecha la petición, se concluirá todos los días con antífona, verso, respuesta y oración siguientes:
    Antífona
    No os dejaré huérfanos, aleluya; voy y vengo a vosotros, aleluya; y se alegrará vuestro corazón, aleluya, aleluya.
    V. Enviad, Señor, vuestro Santo Espirito, y serán creados.
    R. Y renovaréis la faz de la tierra.
    Oración
    Oh Dios, que habéis instruido los corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadnos el sentir rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
    A continuación rezar la oración del día que corresponda:
    DÍA PRIMERO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.
    ¡Oh Espíritu Santo! Fuente viva de divinas aguas que, en la creación del mundo, santificasteis las inmensas que rodeaban el mundo y las aguas del Jordán en el bautismo de Jesucristo, Señor nuestro; yo os suplico que seáis en mi espíritu, tan árido y seco, la Sagrada fuente de aguas vivas, que jamás se agote y salte hasta la vida eterna; y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA SEGUNDO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.¡Oh Espíritu Santo! Que haciendo sombra con vuestra virtud altísima a la purísima Virgen María, y llenándola al mismo tiempo de gracia, obrasteis de un modo inefable y omnipotente la obra infinita de la Encarnación del Verbo eterno, en el seno virginal de vuestra celestial Esposa: haced sombra a mi alma y concededme la gracia necesaria para que yo sea digno de recibir al mismo Verbo divino hecho hombre y sacramentado por mi amor, y también la especial que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra, y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA TERCERO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.¡Oh Espíritu Santo! Celestial paloma que, abriendo de par en par los cielos, bajasteis sobre Jesús ya bautizado en el Jordán, simbolizando: que desde cl momento en que tomó la naturaleza humana, habitaba en él la plenitud de la Divinidad; bajad sobre la mía pobre y miserable y llenadla del don de sabiduría de consejo, de entendimiento y fortaleza, de ciencia, piedad y temor de Dios; y dadme la gracia que pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA CUARTOComenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.¡Oh Espíritu Santo! Nube lúcida que haciendo en el Tabor sombra a Jesús transfigurado y glorioso, ilustrasteis aquel Santo monte, y amparasteis en su excesivo temor a los Apóstoles, comunicándoles después de la Ascensión de su Divino Maestro mucha luz, fervor y gracia; ilustrad, proteged y fecundad mi alma para que yo sea digno discípulo de Jesús, y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA QUINTO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.¡Oh Espíritu Santo! Suave viento que llenó el Cenáculo y dio fuerza y valor a los corazones de cuantos os esperaban, orando fervorosamente unidos con una alma y un corazón: ocupad ¡oh Espíritu de vida y amor! toda la casa de mi pequeño espíritu, mí memoria, entendimiento y voluntad: y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA SEXTO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.Oh Espíritu Santo! Luz clarísima que ilustró el entendimiento de los santos Apóstoles, comunicándoles, como Sol divino, toda la luz que necesitaban para su perfección y para la conversión del mundo: llenad ¡oh luz beatísima! todos los senos tenebrosos de mi interior, para que os conozca y dé a conocer a todo el mundo; y la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA SÉPTIMO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.¡Oh Espíritu Santo! Sagrado fuego que apareciendo visible sobre los Apóstoles el día de Pentecostés, inflamasteis divinamente sus corazones para que, abrasados en vuestro amor, encendiesen después a todo el mundo en las mismas sagradas llamas: encended en vuestros santísimos ardores mi corazón helado, para que, abrasado mi espíritu en ellos, encienda en vuestro divino amor a cuantos tratare; y dadme la gracia que os pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA OCTAVO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.¡Oh Espíritu Santo! Llama ardiente de caridad que con el fuego de vuestro amor inflamando el corazón de los santos Apóstoles y de todos los hombres Apostólicos, les comunicasteis el don de lenguas para la conversión del mundo; inflamad sagrado fuego de amor a mi corazón y mi lengua para que siempre hable gobernado por vuestro Espíritu, y fervoroso en la caridad, inflame a todos para que observen fielmente vuestros divinos mandamientos; y dadme la gracia que pido en esta Novena, si es para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
    Rezar tres veces el Padre nuestro y el Ave María en honor de la Santísima TRINIDAD, y terminar con la oraciones finales para todos los días.
    DÍA NOVENO
    Comenzar con la oraciones preparatorias para todos los días.¡Oh Espíritu Santo! Caridad esencial que, difundida en los corazones humanos, los divinizáis comunicándoles todas las divinas gracias que se incluyen en nuestros siete dones, y comprenden cuanto necesita la vida espiritual, propia de cada uno, y la que deseáis se comunique a todos los hombres: difundidlos, ¡oh Caridad santísima! en mi corazón tan pobre de vuestros siete dones, y que con ellos publique vuestras grandezas. ¡Oh Dios misericordioso! Vos, que antiguamente llenasteis en este dichoso día los pechos apostólicos de vuestra gracia, llenad los nuestros de vuestros divinos carismas, concedednos tranquilos tiempos, confirmad las gracias que os hemos pedido en esta Novena, si son para mayor gloria vuestra y bien de nuestras almas. Amén.
    Después de esta oración, en lugar de la antífona, verso, respuesta y oración de todos los días, se dirán las siguientes:
    Antífona para el DÍA NOVENO
    Hoy se completaron los días de Pentecostés, aleluya;
    hoy se reproducen los felices gozos, cuando el Espíritu Consolador bajó sobre sus Apóstoles, aleluya;
    hoy, rayando el resplandor del divino fuego, reposó el Espíritu Santo en forma de lenguas sobre ellos, aleluya;
    hoy les hace fecundos en palabras, les inflama de su amor y les llena de´ sus innumerables carismas, aleluya, aleluya.
    V. Fueron todos llenos del Espíritu Santo, aleluya.
    R. Y comenzaron a hablar en varias lenguas, aleluya.
    Oración
    Oh Dios, que habéis instruido en este día los Corazones de los fieles con la ilustración del Espíritu Santo, dadme el sentir rectamente con este mismo Espíritu, y gozar siempre de su consolación. Por Jesucristo Señor nuestro, tu Hijo, que vive contigo y reina en la unidad del mismo Espíritu Santo, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.

    LA HOMOSEXUALIDAD EN LA ADOLESCENCIA (AUTOR: DR. SANDER BREINER)


    Autor: Dr. Sander Breiner La Homosexualidad en la adolescencia

    Tema presentado por el Dr. Sander Breiner En la conferencia de NARTH, Noviembre, 2004

    La Homosexualidad en la adolescenciaSe suele hablar de los años de la adolescencia como una unidad, donde existen generalidades e incluso datos específicos que cubren toda la estructura de la época adolescente. Justo como es obvio en un grupo, los niños de dosaños de edad son significativamente diferentes de los que tienen un año de edad pero las personas de 22 años de edad son muy similares a las de 23.Podemos reconocer que existen diferencias significativas en una extensión dedos años de edad a lo largo de los años de la preadolescencia y la adolescencia. Además de las variaciones de edad existen variacionessignificativas que tienen cualidad genética, una cualidad social familiar y la cualidad social estatal. Es importante mantener estos conceptos en mente cuando se mira al sujeto en general además de cualquier entidad clínica específica. Estas palabras se han dicho antes pero no se han aplicado generalmente.Para acceder al documento completo


    miércoles, 19 de mayo de 2010

    ORACIONES MARIANAS (AUTOR: CATHOLIC.NET/FUENTE: CATHOLIC.NET).




    Oraciones Marianas


























































































































    • Oración del Padre Hurtado a la Virgen



    DOCUMENTOS PONTIFICIOS SOBRE MARIA (AUTOR: CATHOLIC.NET/FUENTE: CATHOLIC.NET).


    Documentos Pontificios sobre María



    Presencia de María en el origen de la IglesiaDurante la audiencia general del miércoles 6 de septiembre de 1995.



    Rosarium Virginis MariaeCarta apostólica sobre el Santo Rosario 16 octubre 2002. SS Juan Pablo II.

    DOGMAS MARIANOS (AUTOR: CATHOLIC.NET/FUENTE: CATHOLIC.NET).


    Dogmas Marianos



    María: Madre de Dios.María ¿es verdaderamente Madre de Dios? ¿por qué creemos esto? ¿qué implicaciones tiene?



    La Inmaculada Concepción de María.¿Qué significa "Inmaculada Concepción"? ¿Por qué es un dogma? ¿Qué implica?



    María... ¿Fue siempre virgen?¿Podemos decir que María fue siempre virgen? María... ¿Quiso esta virginidad? ¿María había pensado en consagrar a Dios su virginidad antes que viniera el ángel? ¿Qué sentido tiene la virginidad?...



    La Asunción de la Santísima Virgen a los Cielos.¿Qué significa que la Virgen es Asunta? ¿Es eso posible?



    Introducción al estudio: María... ¿Corredentora?¿Qué significa "corredención"? María Corredentora ¿Cuál es la doctrina de la Iglesia respecto a este tema?...

    APARICIONES DE MARIA (AUTOR: CATHOLIC.NET/FUENTE: CATHOLIC.NET).


    Apariciones de María




    Nuestra Señora de LausReconocidas oficialmente las apariciones de Nuestra Señora de Laus



    Verdaderas y falsas apariciones.El principio general se enuncia así: El demonio estimula fuertemente los actos de religión...


    Akita, Nuestra Señora deLa Virgen nos implora con urgencia que retornemos a Su Hijo. Si no hay conversión el pecado conducirá al gran castigo...

    CELEBRACIONES DE LA VIRGEN MARIA (AUTOR: CATHOLIC.NET/FUENTE: CATHOLIC.NET).


    Celebraciones de la Virgen María:







    Inmaculado Corazón de la Virgen 31 mayo 2008 (día siguiente del Sagrado Corazón de Jesús)



    MAYO: MES DE MARIA (AUTOR: CATHOLIC.NET/FUENTE: CATHOLIC.NET).



    Mayo: Mes de María


    La Iglesia otorga este mes a María para conocerla y amarla más
    Mayo es el mes de las flores, de la primavera. Muchas familias esperan este mes para celebrar la fiesta por la recepción de algún sacramento de un familiar. También, Mayo es el mes en el que todos recuerdan a su mamá (el famoso 10 de Mayo) y las flores son el regalo más frecuente de los hijos para agasajar a quien les dio la vida.Por otro lado, todos saben que este mes es el ideal para estar al aire libre, rodeado de la belleza natural de nuestros campos. Precisamente por esto, porque todo lo que nos rodea nos debe recordar a nuestro Creador, este mes se lo dedicamos a la más delicada de todas sus creaturas: la santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al cuidado y servicio de Jesucristo, nuestro redentor.Celebremos, invitando a nuestras fiestas a María, nuestra dulce madre del Cielo.¿Qué se acostumbra hacer este mes?
    Ofrecimiento de flores a la Virgen.
    Este es el mejor regalo que podemos hacerle a la Virgen. Regalar flores es una manera que tenemos las personas para decirle a alguien que la queremos mucho. A la Virgen le gusta que le llevemos flores y, también, si se puede, le podemos cantar sus canciones preferidas como las que te sugerimos más adelante, en la página........Para dar mayor solemnidad al Ofrecimiento, los niños pueden ir vestidos de blanco, símbolo de pureza.
    Reflexionar en los principales misterios de la vida de María.
    Reflexionar implica hacer un esfuerzo con la mente, la imaginación y, también, con el corazón, para profundizar en las virtudes que la Virgen vivió a lo largo de su vida. Podemos meditar en cómo María se comportó, por ejemplo, durante:-la Anunciación-la Visita a su prima Isabel-el Nacimiento de Cristo-la Presentación del Niño Jesús en el templo-el Niño Jesús perdido y hallado en el templo-las Bodas de Caná-María al pie de la cruz.
    Recordar las apariciones de la Virgen.
    En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en el Tepeyac, México (La Guadalupe) la Virgen entrega diversos mensajes, todos relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.
    Meditar en los cuatro dogmas acerca de la Virgen María que son:
    1. Su inmaculada concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.2. Su maternidad divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de Dios.3. Su perpetua virginidad: María concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.4. Su asunción a los cielos: La Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.
    Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres.
    María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de la Iglesia.
    Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen María.
    María era una mujer de profunda vida de oración, vivía siempre cerca de Dios. Era una mujer humilde, es decir, sencilla; era generosa, se olvidaba de sí misma para darse a los demás; tenía gran caridad, amaba y ayudaba a todos por igual; era servicial, atendía a José y a Jesús con amor; vivía con alegría; era paciente con su familia; sabía aceptar la voluntad de Dios en su vida.
    Vivir una devoción real y verdadera a María.
    Se trata de que nos esforcemos por vivir como hijos suyos. Esto significa:
    Mirar a María como a una madre: Platicarle todo lo que nos pasa: lo bueno y lo malo. Saber acudir a ella en todo momento.
    Demostrarle nuestro cariño: Hacer lo que ella espera de nosotros y recordarla a lo largo del día.
    Confiar plenamente en ella: Todas las gracias que Jesús nos da, pasan por las manos de María, y es ella quien intercede ante su Hijo por nuestras dificultades.
    Imitar sus virtudes: Esta es la mejor manera de demostrarle nuestro amor.
    Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María.
    La Iglesia nos ofrece bellas oraciones como la del Ángelus (que se acostumbra a rezar a mediodía), el Regina Caeli, la Consagración a María y el Rosario.Varias oraciones Marianas
    Cantar las canciones dedicadas a María
    Que nos ayudan a recordar el inmenso amor de nuestra madre a nosotros, sus hijos
    Treinta días de oración a la Reina del Cielo

    C - Domingo de Pentecostés (AUTOR: P. OCTAVIO ORTIZ/FUENTE: CATHOLIC.NET).



    Autor: P. Octavio Ortíz Fuente: Catholic.net C - Domingo de Pentecostés
    Primera: Hch 2,1-11; Salmo 104; Segunda: 1Co 12, 3b-7. 12-13; Evangelio: Jn 20,19-23

    C - Domingo de PentecostésSagrada EscrituraPrimera: Hch 2,1-11 Salmo 104Segunda: 1Co 12, 3b-7. 12-13Evangelio: Jn 20,19-23Nexo entre las lecturasEl Espíritu Santo que el Señor había prometido a sus apóstoles, se derrama hoy profusamente sobre ellos y los llena de un santo ardor para anunciar la buena noticia de la resurrección del Señor. Nuestra meditación se concentra en este día en la persona del Espíritu Santo y su acción santificadora en el corazón de los apóstoles. Los hechos de los apóstoles nos narran el evento mismo de Pentecostés. Los discípulos reunidos en oración con María, son iluminados por la acción del Espíritu santificador e inician su actividad de predicación (1 L). San Pablo, en la primera carta a los corintios, subraya que sólo gracias a la acción del Espíritu podemos llamar a Cristo, el Señor, es decir, sólo gracias al Espíritu Santo podemos proclamar su divinidad (2L). El evangelio nos presenta a Jesús resucitado que confiere a sus apóstoles poder para perdonar los pecados por la recepción del Espíritu Santo. En la predicación, en la proclamación de la fe, en la administración de los sacramentos es el Espíritu Santo quien obra y da fuerzas al apóstol.Mensaje doctrinal 1. Jesús envía el Espíritu Santo. Jesucristo envía el Espíritu Santo, abogado y defensor, santificador de las almas. En verdad, el Espíritu Santo nos precede y despierta en nosotros la fe, de tal modo que sólo quien posee el Espíritu Santo puede proclamar que Cristo es Señor. El Espíritu Santo -dice el Catecismo de la Iglesia Católica- con su gracia es el "primero" que nos despierta en la fe y nos inicia en la vida nueva: "que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo". Él nos lleva al conocimiento profundo de Cristo, de su obra redentora, de su amor a los hombres. Él despierta en nosotros la nostalgia de Dios, nos da aquella suavidad que es necesaria para creer y para abandonarse incondicionalmente en la Voluntad de Dios. No obstante, es el "último" en la revelación de las personas de la Santísima Trinidad. Creer en el Espíritu Santo es profesar que el Espíritu Santo es una de las personas de la Santísima Trinidad, consubstancial al Padre y al Hijo, "que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria" como proclama el Símbolo Niceno-Constantinopolitano. Aquél que el Padre ha enviado a nuestros corazones, el Espíritu de su Hijo (cf. Ga 4,6) es realmente Dios.El Catecismo de la Iglesia católica expone sucintamente la acción conjunta de Cristo y el Espíritu Santo: “Jesús es Cristo, "ungido", porque el Espíritu es su Unción y todo lo que sucede a partir de la Encarnación mana de esta plenitud. Cuando por fin Cristo es glorificado, puede a su vez, de junto al Padre, enviar el Espíritu a los que creen en él: Él les comunica su Gloria, es decir, el Espíritu Santo que lo glorifica. La misión conjunta se desplegará desde entonces en los hijos adoptados por el Padre en el Cuerpo de su Hijo: la misión del Espíritu de adopción será unirlos a Cristo y hacerles vivir en Él”. (Catecismo de la Iglesia Católica n.690).2. La misión del Espíritu Santo. Hemos recordado que, una vez que el Señor envía su Espíritu sobre los hijos de adopción, sobre todos los hombres redimidos, su acción será: unirlos a Cristo y hacerlos vivir en Él. Es necesario analizar brevemente estos dos puntos:a) Unirlos a Cristo. El Espíritu Santo nos une a Cristo. Nos ayuda a ver a Cristo Señor en su divinidad y en su humanidad, a sentirlo como compañero “incomparable” de nuestras vidas. La amistad con el Espíritu Santo es la que nos ofrece ese conocimiento íntimo y experiencial de Cristo. Por eso, nunca debemos de cansarnos de promover en nosotros y en las almas, esa amistad sencilla, espontánea, generosa con el Espíritu Santo. Por el bautismo, Él habita en nosotros, somos templos suyos, Él nos conduce a la verdad completa, Él nos revela el corazón de Cristo. Así, quien tiene devoción al Espíritu Santo, tercera persona de la Trinidad, llega a un más profundo y mejor conocimiento de Cristo y su obra redentora y del Padre y su amor infinito. b) El Espíritu Santo nos hace vivir en Cristo. En realidad los diálogos íntimos que sostiene el alma con el Espíritu Santo la van conduciendo a una concepción de la vida, de los hombres, del mundo. El Espíritu Santo va “cristificando” a cada uno, lo lleva a la verdad completa. La amistad con el Espíritu Santo, como expresa adecuadamente el P. Marcial Maciel, “es una amistad que exige una constante atención, un saber escuchar y un actuar fielmente, cueste lo que cueste, según le agrade al dulce «Huésped del alma». En los coloquios y diálogos que de día y de noche se sostienen con Él es donde se va aprendiendo el verdadero sentido del tiempo y la eternidad, de la fidelidad en el amor, de la vanidad de todas las cosas que no sean Dios y de la relatividad de cuanto nos ocurre en el trato con las criaturas. Él nos enseña a amar, nos enseña a perdonar, nos enseña a olvidar las injurias; a buscar y hacer el bien sin esperar recompensa; a confiar en Dios y a amarle sobre todas las cosas”. Todo esto es vivir en Cristo y, sobre todo, nos ayuda a comprender nuestra parte en la obra de la salvación. Nos convierte en apóstoles aguerridos, nos hace sentir las necesidades de la Iglesia, de las almas. Si somos sacerdotes, nos da un santo celo para gastarnos y desgastarnos por los fieles; si somos religiosos nos ayuda a comprender más a fondo las exigencias de la “sequela Christi”; si somos padres nos ayuda a perseverar en la misión de educar en la fe, en la moral y en todo aquello que es propiamente humano a nuestros hijos. En fin, el Espíritu Santo nos ayuda a comprender nuestra misión en la vida como miembros del Cuerpo de Cristo. Nos ayuda a vivir “en Cristo”.Sugerencias pastorales 1. Cultivo de la amistad con el Espíritu Santo. A las personas de nuestras comunidades podemos ofrecerles un camino inefable y sencillo de santificación. Se trata de cultivar una íntima amistad con el Espíritu Santo. Hay que ayudar a cada persona a descubrir que tienen, si viven en gracia, un “dulce huésped” en su corazón y que son templos vivos del Espíritu de Dios. Nada les impide establecer diálogos espontáneos, llenos de candor y sencillez con Él. Él ilumina sus vidas, es decir, ilumina su inteligencia para comprender mejor el amor de Dios; Él fortalece su voluntad para que puedan perseverar en el camino de la vida superando las diversas dificultades y sufrimientos que comporta; Él los consuela en la adversidad y en el fracaso; Él está presente en cada sacramento ofreciendo la gracia divina; Él ayuda a discernir en cada momento qué debo hacer y cómo debo hacerlo. Un modo muy práctico y muy sencillo de cultivar esta amistad es la repetición de alguna jaculatoria. Les propongo una muy sencilla: Espíritu Santo, fuente de luz, ilumíname. Ante las grandes decisiones de la vida, o ante los pequeños contratiempos, ante los sufrimientos íntimos, repitamos con sencillez: Espíritu Santo, fuente de luz, ilumíname.2. Examinar nuestros pensamientos. No todos los pensamientos que llegan a nuestra mente y corazón son, por sí mismos, buenos. A veces, pueden ser tentaciones que nos presenta el demonio; a veces, pueden ser sugestiones que nacen de nuestras propias pasiones heridas por el pecado original. No siempre buscamos el bien como debiéramos, por ello, es necesario vigilar y enderezar la nave de nuestra vida. Seamos sinceros con nosotros mismos y desnudemos nuestra alma ante Dios para decirle, Señor, ilumíname, despréndeme de mí mismo. No permitas que me engañe, sino ayúdame en todo a ser sincero en el amor. Es el Espíritu Santo quien nos puede ayudar en esta magna empresa del desprendimiento de nosotros mismos, quizá la más importante de todas nuestra empresas.

    Benedicto XVI: “Fátima, lugar privilegiado de la misericordia de Dios”






    Benedicto XVI: “Fátima, lugar privilegiado de la misericordia de Dios”Hoy en la Audiencia General



    CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de mayo de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el contenido de la intervención del Papa Benedicto XVI hoy, durante la Audiencia General concedida en la Plaza de San Pedro, a los cerca de 13.000 peregrinos presentes, procedentes de todo el mundo.
    * * * * *
    Queridos hermanos y hermanas
    hoy deseo recorrer junto a vosotros las diversas etapas del Viaje apostólico que realicé en estos días pasados a Portugal, movido especialmente por un sentimiento de reconocimiento hacia la Virgen María, que en Fátima transmitió a sus videntes y a los peregrinos un intenso amor por el Sucesor de Pedro. Doy gracias a Dios que me ha dado la posibilidad de rendir homenaje a ese pueblo, a su larga y gloriosa historia de fe y de testimonio cristiano. Por tanto, como os había pedido que acompañaseis esta visita pastoral mía con la oración, ahora os pido que os unáis a mí al dar gracias a Dios por su feliz desarrollo y conclusión. A Él confío los frutos que ha traído y traerá a la comunidad eclesial portuguesa y a toda la población. Renuevo la expresión de mi vivo reconocimiento al Presidente de la República, señor Anibal Cavaco Silva y a las demás Autoridades del Estado, que me han acogido con tanta cortesía y han predispuesto cada cosa para que todo pudiese llevarse a cabo de la mejor manera posible. Con intenso afecto, recuerdo a los hermanos obispos de las diócesis portuguesas, a quienes he tenido la alegría de abrazar en su tierra, y les agradezco fraternalmente por cuanto han hecho para la preparación espiritual y organizativa de mi visita, y por el notable empeño dedicado en su realización. Dirijo un pensamiento particular al Patriarca de Lisboa, cardenal José da Cruz Policarpo, a los obispos de Leiría-Fátima, monseñor Antonio Augusto dos Santos Marto, y de Oporto, monseñor Manuel Macario do Nascimento Clemente, y a sus respectivos colaboradores, como también a los diversos organismos de la Conferencia Episcopal guiada por el obispo monseñor Jorge Ortiga.
    A lo largo de todo el viaje, realizado con ocasión del décimo aniversario de la beatificación de los pastorcillos Jacinta y Francisco, me he sentido espiritualmente apoyado por mi amado predecesor, el venerable Juan Pablo II, que estuvo tres veces en Fátima, agradeciendo esa “mano invisibile” que le libró de la muerte en el atentado del trece de mayo, aquí en esta Plaza de San Pedro. La tarde de mi llegada celebré la Santa Misa en Lisboa, en el encantador escenario del Terreiro do Paço, que se asoma sobre el río Tajo. Fue una asamblea litúrgica de fiesta y de esperanza, animada por la participación gozosa de numerosísimos fieles. En la Capital, de donde partieron en el transcurso de los siglos tantos misioneros para llevar el Evangelio a muchos continentes, animé a los diversos componentes de la Iglesia local a una vigorosa acción evangelizadora en los diversos ámbitos de la sociedad, para ser sembradores de esperanza en un mundo a menudo marcado por la desconfianza. En particular, exhorté a los creyentes a hacerse anunciadores de la muerte y resurrección d Cristo, corazón del cristianismo, centro y fundamento de nuestra fe y motivo de nuestra alegría. Pude manifestar estos sentimientos también durante el encuentro con los representantes del mundo de la cultura, que se celebró en el Centro Cultural de Belém. En esta ocasión puse de manifiesto el patrimonio de valores con los que el cristianismo ha enriquecido la cultura, el arte y la tradición del Pueblo portugués. En esta noble Tierra, como en todo otro país marcado profundamente por el cristianismo, es posible construir un futuro de comprensión fraterna y de colaboración con las demás instancias culturales, abriéndose recíprocamente a un diálogo sincero y respetuoso.
    Me dirigí después a Fátima, pequeña ciudad caracterizada por una atmósfera de auténtico misticismo, en la que se advierte de manera casi palpable la presencia de la Virgen. Me hice peregrino con los peregrinos en ese admirable Santuario, corazón espiritual de Portugal y meta de una multitud de personas procedentes de los lugares más diversos de la tierra. Tras haber permanecido en recogimiento orante y conmovido en la Capillita de las Apariciones en Cova da Iria, presentando al Corazón de la Virgen Santa las alegrías y las esperanzas además de los problemas y los sufrimientos del mundo entero, en la iglesia de la Santísima Trinidad tuve la alegría de presidir la celebración de las Vísperas de la Beata Virgen María. Dentro de este templo grande y moderno, manifesté mi vivo aprecio a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas, a los diáconos y a los seminaristas venidos de todas partes de Portugal, agradeciéndoles por su testimonio a menudo silencioso y no siempre fácil y por su fidelidad al Evangelio y a la Iglesia. En este Año Sacerdotal, que llega a su fin, animé a los sacerdotes a dar prioridad a la escucha religiosa de la Palabra de Dios, al conocimiento íntimo de Cristo, a la intensa celebración de la Eucaristía, mirando al luminoso ejemplo del Santo Cura de Ars. No dejé de confiar y consagrar al Corazón Inmaculado de María, verdadero modelo de discípula del Señor, a los sacerdotes de todo el mundo.
    Por la noche, con miles de personas que se habían dado cita en la gran explanada ante el Santuario, participé en la sugestiva procesión de las velas. Fue una estupenda manifestación de fe en Dios y de devoción a la Madre suya, expresadas con el rezo del Santo Rosario. Esta oración tan querida al pueblo cristiano encontró en Fátima un centro propulsor para toda la Iglesia y el mundo. La “Blanca Señora”, en la aparición del 13 de junio, dijo a los tres Pastorcitos: “Quiero que recéis el Rosario todos los días”. Podríamos decir que Fátima y el Rosario son casi un sinónimo.
    Mi visita a ese lugar tan especial tuvo su culmen en la Celebración eucarística del 13 de mayo, aniversario de la primera aparición de la Virgen a Francisco, Jacinta y Lucía. Recordando las palabras del profeta Isaías, invité a esta inmensa asamblea reunida, con gran amor y devoción, a los pies de la Virgen a alegrarse plenamente en el Señor (cfr Is 61, 10), porque su amor misericordioso, que acompaña nuestra peregrinación sobre esta tierra, es la fuente de nuestra gran esperanza. Y precisamente de esperanza está lleno el mensaje comprometido y al mismo tiempo consolador que la Virgen dejó en Fátima. Es un mensaje centrado en la oración, en la penitencia y en la conversión, que se proyecta más allá de las amenazas, los peligros y los horrores de la historia, para invitar al hombre a tener confianza en la acción de Dios, a cultivar la gran Esperanza, a hacer experiencia de la gracia del Señor para enamorarse de Él, fuente del amor y de la paz.
    En esta perspectiva, fue significativo la apasionante cita con las organizaciones de la pastoral social, a las que indiqué el estilo del buen samaritano para salir al encuentro de las necesidades de los hermanos más menesterosos y para servir a Cristo, promoviendo el bien común. Muchos jóvenes aprenden la importancia de la gratuidad precisamente en Fátima, que es una escuela de fe y de esperanza, porque es también escuela de caridad y de servicio a los hermanos. En este contexto de fe y de oración, se celebró el importante y fraternal encuentro con el Episcopado portugués, como conclusión de mi visita en Fátima: fue un momento de intensa comunión espiritual, en el que dimos juntos gracias al Señor por la fidelidad de la Iglesia que está en Portugal, y confiamos a la Virgen las esperanzas y preocupaciones pastorales comunes. Estas esperanzas y perspectivas pastorales las mencioné también en el transcurso de la Santa Misa, celebrada en la histórica y simbólica ciudad de Oporto, la “Ciudad de la Virgen”, última etapa de mi peregrinación en tierra lusa. A la gran muchedumbre de fieles reunida en la Avenida dos Aliados recordé el compromiso de testimoniar el Evangelio en todo ambiente, ofreciendo al mundo a Cristo resucitado para que cada situación de dificultad, de sufrimiento, de miedo se transforme, mediante el Espíritu Santo, en ocasión de crecimiento y de vida.
    Queridos hermanos y hermanas, la peregrinación a Portugal ha sido para mí una experiencia conmovedora y rica de muchos dones espirituales. Mientras permanecen fijas en mi mente y en mi corazón las imágenes de este viaje inolvidable, la acogida calurosa y espontánea, el entusiasmo de la gente, alabo al Señor porque María, apareciéndose a los tres Pastorcillos, abrió en el mundo un espacio privilegiado para encontrar la misericordia divina que cura y salva. En Fátima, la Virgen Santa invita a todos a considerar la tierra como el lugar de nuestra peregrinación hacia la patria definitiva, que es el Cielo. En realidad todos somos peregrinos, necesitamos de la Madre que nos guía. “Contigo caminamos en la esperanza, sabiduría y misión”, es el lema de mi Viaje Apostólico a Portugal, y en Fátima la beata Virgen María nos invita a caminar con gran esperanza, dejándonos guiar por la “sabiduría de lo alto” que se ha manifestado en Jesús, la sabiduría del amor, para llevar al mundo la luz y la alegría de Cristo. Os invito, por tanto, a uniros a mi oración, pidiendo al Señor que bendiga los esfuerzos de cuantos, en esa amada Nación, se dedican al servicio del Evangelio y a la búsqueda del verdadero bien del hombre, de cada hombre. Oremos también para que, por intercesión de María Santísima, el Espíritu Santo haga fecundo este Viaje apostólico, y anime en todo el mundo la misión de la Iglesia, instituida por Cristo para anunciar a todos los pueblos el Evangelio de la verdad, de la paz y del amor.
    [Traducción del original italiano por Inma Álvarez

    ©Libreria Editrice Vaticana]

    miércoles, 31 de marzo de 2010

    VIA CRUCIS EN EL COLISEO. PRESIDIDO POR EL SANTO PADRE






    Vía Crucis en el Coliseo. Presidido por el Santo Padre
    Meditaciones del Cardenal Camillo RuiniVicario general emérito de Su Santidad para la diócesis de Roma
    PRIMERA ESTACIÓN: Jesús es condenado a muerte
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Juan 19, 6 - 7. 12. 16
    Cuando lo vieron los sacerdotes y los guardias gritaron: ¡Crucifícalo, crucifícalo! Pilato les dijo: “Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él”. Los judíos le contestaron: “Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios”…
    Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban: “Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César” …Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.
    MEDITACIÓN
    ¿Por qué Jesús fue condenado a muerte, él, que “pasó haciendo el bien”? (Hch 10, 38). Esta pregunta nos acompañará a lo largo del Via Crucis como nos acompaña durante toda la vida.
    En los Evangelios encontramos una respuesta verdadera: los jefes de los judíos quisieron su muerte porque comprendieron que Jesús se consideraba el Hijo de Dios. Y hallamos también una respuesta que los judíos utilizaron como pretexto para obtener de Pilato su condena: Jesús habría pretendido ser un rey de este mundo, el rey de los judíos.
    Detrás de estas respuestas se abre un abismo, que los mismos Evangelios y toda la Sagrada Escritura nos permiten contemplar: Jesús ha muerto por nuestros pecados. Y aún más profundamente, ha muerto por nosotros, ha muerto porque Dios nos ama, y nos ama tanto que entregó a su Hijo único, para que el mundo se salve por él (cf. Jn 3, 16-17).
    Debemos, por tanto, mirar a nosotros mismos: al mal y al pecado que habitan dentro de nosotros y que con excesiva frecuencia fingimos ignorar. Pero aún más debemos dirigir la mirada al Dios rico en misericordia que nos ha llamado amigos (cf. Jn 15, 15). Así, el camino del Via Crucis y todo el camino de la vida se convierte en un itinerario de penitencia, de dolor y de conversión, pero también de gratitud, fe y alegría.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
    Stabat mater dolorosa, iuxta crucem lacrimosa, dum pendebat Filius.
    SEGUNDA ESTACIÓN: Jesús con la cruz a cuestas
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Mateo. 27, 27 - 31
    Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y, doblando la rodilla, se burlaban de él diciendo: “¡Salve, rey de los judíos!”. Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.
    Del Evangelio según San Juan. 19, 17
    Y Jesús, cargando con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera”, que en hebreo se dice Gólgota.
    MEDITACIÓN
    Después de la condena viene la humillación. Lo que los soldados hacen a Jesús nos parece inhumano. Más aún, es ciertamente inhumano: son actos de burla y desprecio en los que se expresa una oscura ferocidad, sin preocuparse del sufrimiento, incluso físico, que sin motivo se causa a una persona condenada ya al suplicio tremendo de la cruz. Sin embargo, este comportamiento de los soldados es también, por desgracia, incluso hasta demasiado humano. Miles de páginas de la historia de la humanidad y de la crónica cotidiana confirman que acciones de este tipo no son en absoluto extrañas al hombre. El Apóstol Pablo puso bien de manifiesto esta paradoja: “Sé muy bien que no es bueno eso que habita en mí… El bien que quiero hacer no lo hago; el mal que no quiero hacer, eso es lo que hago” (Rom 7, 18-19).
    Así es, precisamente: en nuestra conciencia se enciende la luz del bien, una luz que en muchos casos se hace evidente y por la cual, afortunadamente, nos dejamos guiar en nuestras opciones. En cambio, a menudo, sucede lo contrario: esa luz queda oscurecida por los resentimientos, por deseos inconfesables, por la perversión del corazón. Y entonces nos hacemos crueles, capaces de las peores cosas, incluso de cosas increíbles.
    Señor Jesús, también yo soy de los que se han burlado de ti y te han golpeado. En efecto, tú has dicho: “cada vez que hicisteis eso con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40). Señor Jesús, perdóname.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis: sanctificetur nomen tuum; adveniat regnum tuum; fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra. Panem nostrum cotidianum da nobis hodie; et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos dimittimus debitoribus nostris; et ne nos inducas in tentationem; sed libera nos a malo.
    Cuius animam gementem, contristatam et dolentem pertransivit gladius.
    TERCERA ESTACIÓN: Jesús cae por primera vez
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del profeta Isaías. 53, 4 - 6
    ¡Eran nuestras dolencias las que él llevaba, y nuestros dolores los que soportaba! Nosotros lo tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas hemos sido curados. Todos nosotros como ovejas erramos, cada uno marchó por su camino, y el Señor descargó sobre él la culpa de todos nosotros.
    MEDITACIÓN
    Los Evangelios no nos hablan de las caídas de Jesús bajo el peso de la cruz, pero esta antigua tradición es muy verosímil. Recordemos tan sólo que, antes de cargar con la cruz, Jesús había sido flagelado por orden de Pilato. Después de todo lo que le había sucedido desde la noche en el huerto de los olivos, sus fuerzas debían de estar prácticamente agotadas.
    Antes de detenernos en los aspectos más profundos e interiores de la pasión de Jesús, consideremos simplemente el dolor físico que tuvo que soportar. Un dolor enorme y tremendo, hasta el último respiro en la cruz, un dolor que asusta.
    El sufrimiento físico es lo más fácil de vencer, o al menos de atenuar, con nuestras actuales técnicas y métodos, con la anestesia y otras terapias del dolor. Si bien, una masa gigantesca de sufrimientos físicos sigue presente en el mundo, debido a muchas causas naturales o dependientes de comportamientos humanos.
    De todas formas, Jesús no rechazó el dolor físico y así se solidarizó con toda la familia humana, en especial con aquella parte más numerosa cuya vida, todavía hoy, está marcada por esta forma de dolor. Mientras lo vemos caer bajo el peso de la cruz, le pedimos humildemente el valor de agrandar con una solidaridad hecha no sólo de palabras la pequeñez de nuestro corazón.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    O quam tristis et afflictafuit illa benedicamater Unigeniti!
    CUARTA ESTACIÓN: Jesús encuentra a su Madre
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 25 - 27
    Junto a la cruz de Jesús estaban su Madre, la hermana de su Madre, María la de Cleofás, y María la Magdalena. Jesús, al ver a su Madre, y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su Madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
    MEDITACIÓN
    En los Evangelios no se habla directamente de un encuentro de Jesús con su Madre a lo largo del camino de la cruz, sino de la presencia de María al pie de la cruz. Y allí Jesús se dirige a ella y al discípulo amado, Juan el evangelista. Sus palabras tienen un sentido inmediato: encomendar María a Juan, para que se ocupe de ella. Y un sentido mucho más amplio y profundo: al pie de la cruz María ha sido llamada a pronunciar un segundo “sí”, después del sí de la Anunciación, con el cual se convierte en Madre de Jesús, abriéndonos así la puerta de la salvación.
    Con este segundo sí, María se convierte en madre de todos nosotros, de todo hombre y de toda mujer por los cuales Jesús ha derramado su sangre. Una maternidad que es signo viviente del amor y de la misericordia de Dios por nosotros. Por eso, los vínculos de afecto y confianza que unen a María con el pueblo cristiano son tan profundos y fuertes; por eso acudimos espontáneamente a ella, sobre todo en las circunstancias más difíciles de la vida.
    María, sin embargo, ha pagado un precio muy elevado por su maternidad universal. Como profetizó de ella Simeón en el templo de Jerusalén, “una espada te traspasará el corazón” (Lc 2, 35).
    María, Madre de Jesús y madre nuestra, ayúdanos a experimentar en nuestras almas, en esta noche y siempre, ese sufrimiento lleno de amor que te unió a la cruz de tu Hijo.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Quæ mærebat et dolebatPia mater, cum videbatNati poenas incliti.
    QUINTA ESTACIÓN: El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la cruz
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Lucas. 23, 26
    Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús.
    MEDITACIÓN
    Jesús debía de estar verdaderamente agotado; por eso los soldados intentan remediarlo tomando al primer desventurado que encuentran y lo cargan con la cruz. También en la vida de cada día, la cruz, bajo muchas formas diversas –como una enfermedad o un accidente grave, la pérdida de una persona querida o del trabajo- cae sobre nosotros a menudo sin esperarlo. Y nosotros sólo vemos en ella una mala suerte o en el peor de los casos una desgracia.
    Pero Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y me siga” (Mt 16, 24). No son palabras fáciles; más aún, en el contexto de la vida concreta son las palabras más difíciles del Evangelio. Todo nuestro ser, todo lo que existe dentro de nosotros, se rebela contra semejantes palabras.
    Sin embargo, Jesús sigue diciendo: “Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará” (Mt 16, 25). Detengámonos en este “por mí”: aquí está toda la pretensión de Jesús, la conciencia que él tenía de sí mismo y la petición que nos dirige a nosotros. Él está en el centro de todo, él es el Hijo de Dios que es una sola cosa con Dios Padre (cf. Jn 10, 30), él es nuestro único Salvador (cf. Hch 4, 12).
    En efecto, con frecuencia sucede que lo que al comienzo sólo parecía una mala suerte o una desgracia, luego se ha revelado como una puerta que se ha abierto en nuestra vida llevándonos a un bien mayor. Pero no siempre es así: a menudo, en este mundo, las desgracias no son más que pérdidas dolorosas. Aquí de nuevo Jesús tiene algo que decirnos. O mejor, algo que le sucedió: después de la cruz, resucitó de entre los muertos, y resucitó como primogénito de muchos hermanos (cf. Rm 8, 29; 1 Co 15, 20). Sí, su cruz no se puede separar de su resurrección. Sólo creyendo en la resurrección podemos recorrer de manera sensata el camino de la cruz.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Quis est homo qui non fleret, matrem Christi si videret in tanto supplicio?
    SEXTA ESTACIÓN: La Verónica enjuga el rostro de Jesús
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del profeta Isaías. 53, 2 - 3
    Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.
    MEDITACIÓN
    Cuando la Verónica enjugó el rostro de Jesús con un paño, ese rostro no debía ser ciertamente atractivo: era un rostro desfigurado. Sin embargo, ese rostro no podía dejar indiferente, turbaba. Podía provocar burla y desprecio, aunque también compasión e incluso amor, deseo de ayudarlo. La Verónica es el símbolo de esos sentimientos.
    A pesar de estar muy desfigurado, el rostro de Jesús es siempre el rostro del Hijo de Dios. Es un rostro desfigurado por nosotros, por el cúmulo enorme de la maldad humana. Pero es también un rostro desfigurado en favor nuestro, que expresa el amor y la donación de Jesús y es espejo de la misericordia infinita de Dios Padre.
    En el rostro sufriente de Jesús vemos, además, otro cúmulo gigantesco, el de los sufrimientos humanos. Y así el gesto de piedad de la Verónica se convierte para nosotros en una provocación, en una exhortación urgente: en la petición, dulce pero imperiosa, de no volver la cabeza hacia otra parte, de mirar también nosotros a los que sufren, estén cerca o no. Y no sólo mirar, sino ayudar. El Via Crucis de esta noche no será baldío si nos lleva a realizar gestos concretos de amor y de solidaridad activa.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo
    Quis non posset contristari, piam matrem contemplari dolentem cum Filio?
    SÉPTIMA ESTACIÓN: Jesús cae por segunda vez
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del libro de los Salmos. 41, 6 - 10
    Mis enemigos me desean lo peor: “A ver si se muere, y se acaba su apellido”. El que viene a verme, habla con fingimiento, disimula su mala intención, y, cuando sale afuera, la dice. Mis adversarios se reúnen a murmurar contra mí, hacen cálculos siniestros: “Padece un mal sin remedio, se acostó para no levantarse”. Incluso mi amigo, de quien yo me fiaba, que compartía mi pan, es el primero en traicionarme.
    MEDITACIÓN
    Jesús cae de nuevo bajo el peso de la cruz. Cierto que estaba agotado físicamente, pero estaba también herido mortalmente en su corazón. Pesaba sobre él el rechazo de los que, desde el principio, se habían opuesto obstinadamente a su misión. Pesaba el rechazo que, al final, le había mostrado aquel pueblo que parecía estar lleno de admiración e incluso de entusiasmo por él. Por eso, mirando a la ciudad santa que tanto amaba, Jesús había exclamado: “¡Jerusalén, Jerusalén,… cuántas veces quise reunir a tus hijos a la manera que la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no quisiste!” (Mt 23, 37). Pesaba terriblemente la traición de Judas, el abandono de los discípulos en el momento de la prueba suprema, pesaba en particular la triple negación de Pedro.
    Sabemos bien que pesaba también sobre él la masa innumerable de nuestros pecados, de las culpas que acompañan a la humanidad a lo largo de los milenios.
    Por eso, supliquemos a Dios, con humildad, pero también con confianza: ¡Padre rico en misericordia, ayúdanos a no hacer todavía más pesada la cruz de Jesús! En efecto, como escribió Juan Pablo II, de quien esta noche se celebra el quinto aniversario de su muerte: “el límite impuesto al mal, del que el hombre es artífice y víctima, es en definitiva la Divina Misericordia” (Memoria e identità, p. 70).
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Pro peccatis suae gentisvidit Iesum in tormentiset flagellis subditum.
    OCTAVA ESTACIÓN: Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Lucas. 23, 27 – 29. 31
    Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él. Jesús se volvió a ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: “Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado”…
    Porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?».
    MEDITACIÓN
    En efecto, es Jesús quien tiene compasión de las mujeres de Jerusalén, y de todos nosotros. Incluso llevando la cruz, Jesús sigue siendo el hombre que tiene compasión de las multitudes (cf. Mc 8, 2), que prorrumpe en llanto ante la tumba de Lázaro (cf. Jn 11, 35), que proclama bienaventurados a los que lloran, porque serán consolados (cf. Mt 5, 5).
    Jesús se muestra como el único que conoce realmente el corazón de Dios Padre y que por lo mismo nos lo puede dar a conocer a nosotros: “nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11, 27).
    Desde los tiempos más remotos, la humanidad se ha preguntado, a menudo con angustia, cuál es realmente la actitud de Dios hacia nosotros: ¿una actitud de solicitud providencial, o por el contrario de soberana indiferencia, o incluso de desdén y de odio? No podemos responder con certeza a una pregunta de este tipo con el único recurso de nuestra inteligencia, de nuestra experiencia y ni siquiera de nuestro corazón.
    Por esto, Jesús –su vida y su palabra, su cruz y su resurrección– es con mucho la realidad más importante de toda la existencia humana, la luz que ilumina nuestro destino.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Eia mater, fons amoris,me sentire vim dolorisfac, ut tecum lugeam.
    NOVENA ESTACIÓN: Jesús cae por tercera vez
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios. 5, 19-21
    Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus pecados, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la reconciliación… En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado, Dios lo hizo expiar nuestros pecados, para que nosotros, unidos a él, recibamos la salvación de Dios.
    MEDITACIÓN
    He aquí el motivo más profundo de las repetidas caídas de Jesús: no sólo los sufrimientos físicos y las traiciones humanas, sino la voluntad del Padre. Esa voluntad misteriosa y humanamente incomprensible, pero infinitamente buena y generosa, por la cual Jesús se hizo “pecado por nosotros”; todas las culpas de la humanidad recaen sobre él, realizándose ese misterioso intercambio que hace de nosotros pecadores “justicia de Dios”.
    Mientras tratamos de ensimismarnos en Jesús que camina y cae bajo el peso de la cruz, es justo que experimentemos en nosotros sentimientos de arrepentimiento y de dolor. Pero más fuerte aún debe ser la gratitud que invade nuestra alma.
    Sí, oh Señor, tú nos has rescatado, nos has librado, con tu cruz nos has hecho justos ante Dios. Es más, nos has unido tan íntimamente contigo, que has hecho de nosotros, en ti, los hijos de Dios, sus familiares y amigos. Gracias, Señor, haz que la gratitud hacia ti sea la nota dominante de nuestra vida.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Fac ut ardeat cor meumin amando Christum Deum,ut sibi complaceam.
    DÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es despojado de sus vestiduras
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 23 - 24
    Los soldados... cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: “No la rasguemos, sino echemos a suertes a ver a quién le toca”. Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”.
    MEDITACIÓN
    Jesús es despojado de sus vestiduras: estamos en el acto final de aquel drama, iniciado con la detención en el huerto de los olivos, a través del cual Jesús es despojado de su dignidad de hombre, antes incluso que de la de Hijo de Dios.
    Muestran a Jesús desnudo a la vista de la gente de Jerusalén y de toda la humanidad. En un sentido profundo, es justo que sea así: él en efecto se despojó totalmente de sí mismo, para sacrificarse por nosotros. Por eso el gesto de despojarlo de las vestiduras es también el cumplimiento de la Sagrada Escritura.
    Viendo a Jesús desnudo en la cruz, percibimos dentro de nosotros una necesidad imperiosa: mirar sin velos dentro de nosotros mismos; pero, antes de desnudarnos espiritualmente ante nosotros mismos, hacerlo ante Dios y ante nuestros hermanos los hombres. Despojarnos de la pretensión de aparecer mejores de lo que somos, para tratar en cambio de ser sinceros y transparentes.
    El comportamiento que, más que ningún otro indignaba a Jesús era, en efecto, la hipocresía. Cuántas veces dijo a sus discípulos: no hagáis “como los hipócritas” (Mt 6, 2.5.16), o a los que desacreditaban sus buenas acciones: “¡Ay de vosotros hipócritas!” (Mt 23, 13.15.23.25.27.29).
    Señor Jesús, desnudo en la cruz, ayúdame a estar yo también desnudo ante ti.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Sancta mater, istud agas,Crucifixi fige plagascordi meo valide.
    UNDÉCIMA ESTACIÓN: Jesús es clavado en la cruz
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Marcos. 15, 25 - 27
    Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: “El rey de los judíos”. Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
    MEDITACIÓN
    Jesús es clavado en la cruz. Una tortura tremenda. Y mientras está colgado en la cruz hay muchos que se burlan de él e incluso lo provocan: «A otros ha salvado y él no se puede salvar… ¿No ha confiado en Dios? Si tanto lo quiere Dios, que lo libere ahora. ¿No decía que era Hijo de Dios?» (Mt 27, 42-43). Así se mofaban no sólo de su persona, sino también de su misión de salvación, la misión que Jesús estaba llevando a cumplimiento precisamente en la cruz.
    Pero, en su interior, Jesús experimenta un sufrimiento incomparablemente mayor, que le hace prorrumpir en un grito: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mc 15, 34). Se trata, en verdad, de las palabras inciales de un salmo, que se concluye con la reafirmación de la plena confianza en Dios. Y, sin embargo, son palabras que hay que tomar totalmente en serio, ya que expresan la prueba más grande a la que fue sometido Jesús.
    Cuántas veces, frente a una prueba, pensamos que hemos sido olvidados o abandonados por Dios. O incluso estamos tentados a concluir que Dios no existe.
    El Hijo de Dios, que bebió hasta el fondo su amargo cáliz y luego resucitó de entre los muertos, nos dice, en cambio, con todo su ser, con su vida y su muerte, que debemos fiarnos de Dios. En él sí que podemos creer.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Tui Nati vulnerati,tam dignati pro me patipoenas mecum divide.
    DUODÉCIMA ESTACIÓN: Jesús muere en la cruz
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 28 - 30
    Sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: “Está cumplido”. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
    MEDITACIÓN
    Cuando la muerte llega después de una dolorosa enfermedad, se suele decir con alivio: “Ha terminado de sufrir”. En cierto sentido, estas palabras sirven también para Jesús. Sin embargo, frente a la muerte de cualquier hombre y mucho más de ese hombre que es el Hijo de Dios, son palabras demasiado limitadas y superficiales.
    Efectivamente, cuando Jesús muere, el velo del templo de Jerusalén se rasga en dos mientras tienen lugar otros signos, que hacen exclamar al centurión romano que estaba de guardia en la cruz: “Realmente éste era Hijo de Dios” (cf. Mt 27, 51-54).
    En realidad, nada hay tan oscuro y misterioso como la muerte del Hijo de Dios, que junto con Dios Padre es la fuente y la plenitud de la vida. Pero, tampoco hay nada tan luminoso, porque aquí resplandece la gloria de Dios, la gloria del Amor omnipotente y misericordioso.
    Frente a la muerte de Jesús, nuestra respuesta es el silencio de la adoración. Así nos encomendamos a él, nos ponemos en sus manos, pidiéndole que nunca nada, tanto en la vida como en la muerte, nos pueda separar de él (cf. Rom 8, 38-39).
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Vidit suum dulcem Natum morientem desolatum, cum emisit spiritum.
    DECIMOTERCERA ESTACIÓN: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Juan. 2, 1 - 5
    Había una boda en Caná de Galilea y la madre de Jesús estaba allí; Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino y la madre de Jesús le dijo: “No les queda vino”. Jesús le contestó: “Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora”. Su madre dijo a los sirvientes: “Haced lo que él diga”.
    MEDITACIÓN
    La hora de Jesús ya se ha cumplido y Jesús es depuesto de la cruz. Los brazos de su Madre están prontos para acogerlo. Después de haber gustado hasta el final la soledad de la muerte, Jesús encuentra enseguida –en su cuerpo exánime- al más fuerte y dulce de sus vínculos humanos, el calor del afecto de su Madre. Los mejores artistas, pensemos en la Piedad de Miguel Ángel, han sabido captar y expresar la profundidad y la fuerza indestructible de este vínculo.
    Recordando que María, al pie de la cruz, se ha convertido en madre de cada uno de nosotros, le pedimos que ponga en nuestro corazón los sentimientos que la unen a Jesús. En efecto, para ser verdaderamente cristianos, para poder seguir de verdad a Jesús, hay que estar unidos a él con todo lo que hay dentro de nosotros: la mente, la voluntad, el corazón, nuestras pequeñas y grandes opciones cotidianas.
    Sólo así Dios podrá ocupar el centro de nuestra vida, sin quedar reducido a una consolación que, aunque esté siempre a mano, no interfiera con los intereses concretos que nos impulsan a actuar.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Fac me vere tecum flere, Crucifixo condolere, donec ego vixero
    DECIMOCUARTA ESTACIÓN: Jesús es colocado en el sepulcro
    V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi. R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
    Lectura del Evangelio según San Mateo. 27, 57-60
    Al anochecer llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que era también discípulo de Jesús. Este acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y Pilato mandó que se lo entregaran. José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó.
    MEDITACIÓN
    Con la piedra que cierra la entrada del sepulcro, parece que todo haya acabado realmente. ¿Pero podía quedar prisionero de la muerte el Autor de la vida? Por eso, el sepulcro de Jesús, desde entonces hasta hoy, no sólo se ha convertido en el objeto de la más conmovedora devoción, sino que también ha provocado la más profunda división de las inteligencias y de los corazones: aquí se divide el camino que separa a los que creen en Cristo de los que, por el contrario, no creen en él, aunque a menudo lo consideren un hombre maravilloso.
    Efectivamente, aquel sepulcro quedó vacío muy pronto y jamás se ha podido encontrar una explicación convincente de por qué quedó vacío, excepto la que dieron María Magdalena, Pedro y los otros Apóstoles, los testigos de Jesús resucitado de entre los muertos.
    Ante el sepulcro de Jesús detengámonos en oración, pidiendo a Dios esos ojos de la fe que nos permitan unirnos a los testigos de la resurrección. Así, el camino de la cruz se convertirá también para nosotros en fuente de vida.
    Todos:
    Pater noster, qui es in cælis:sanctificetur nomen tuum;adveniat regnum tuum;fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;et dimitte nobis debita nostra,sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;et ne nos inducas in tentationem;sed libera nos a malo.
    Quando corpus morietur, fac ut animæ donetur paradisi goria. Amen.
    DISCURSO DEL SANTO PADRE Y BENDICIÓN APOSTÓLICA
    El Santo Padre dirige su palabra a los presentes.
    Al final del discurso, el Santo Padre imparte la Bendición Apostólica:
    V/. Dominus vobiscum.R/. Et cum spiritu tuo.
    V/. Sit nomen Domini benedictum.R/. Ex hoc nunc et usque in sæculum.
    V/. Adiutorium nostrum in nomine Domini.R/. Qui fecit cælum et terram.
    V/. Benedicat vos omnipotens Deus,Pater, et Filius, et Spiritus Sanctus.R/. Amen.
    CANTO
    R. Crux fidelis, inter omnes arbor una nobilis,Nulla talem silva profert, flore, fronde, germine!Dulce lignum dulci clavo dulce pondus sustinens.
    1. Pange, lingua, gloriosi prœlium certaminis, Et super Crucis trophæo dic triumphum nobilem, Qualiter Redemptor orbis immolatus vicerit. R.
    2. De parentis protoplasti fraude factor condolens, Quando pomi noxialis morte morsu corruit, Ipse lignum tunc notavit, damna ligni ut solveret. R.
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